Otoño de 1914
Viktor
Viktor corrió como nunca en su vida. Ni siquiera la vez que fue perseguido de joven por los lobos en Siberia se le comparaba a esa noche, ya que había una gran diferencia entre ambas: en una corrió por su vida, mientras que en la otra corría por el amor de su vida.
La culpa no dejaba de atormentar al pobre corazón del príncipe. Sabía que había estado mal pero aún así cayó ante las dulces palabras de su enamorado y las ocurrencias de sus amigos. Se supone que solo sería una simple noche entre amistades y copas, donde bebería en celebración de un futuro prospero para el imperio ruso gracias a la política y la labia del gran duque; en cambio se había convertido en una pesadilla hecha realidad para él.
Yuuri lo había convencido y él había cedido... no quería en un principio, pero como decir "no" a su svyazannyy y más estando cerca de su próximo celo... y ahora su bello durmiente pagaría el precio de haberle fallado como alfa.
Un alfa siempre protege a su omega de todo peligro.
Desde que había llegado al pub, una picazón atormentó la nuca de Viktor, como un preámbulo a lo que estaba por suceder unas horas más tarde. Con unas cuantas copas pudo ignorar las molestias y con las bromas entre amigos desconocer las ideas por un tiempo, hasta que ya no pudo más.
Algo andaba muy mal con Yuuri.
Pudo sentirlo en el lazo entre ambos.
Nunca había creído en tal cosa de chico y de adolecente; hasta Chris solía llamarlo romanticismo fantasioso de vírgenes.
Se decía que una pareja enlazada o svyazannyy, principalmente un alfa y omega, podía general un poderoso lazo tan fuerte que le permitiría sentir las emociones de su pareja sin necesidad de percibir su aroma, y saber cuándo lo necesitaba o se encontraba en peligro.
Viktor no estaba seguro sí podía describirlo igual como la hacían la jóvenes soñadoras, pero definitivamente algo único y especial existía entre su enlazado y él. Y justamente en ese momento, su lazó le decía a gritos que Yuuri lo necesitaba... terriblemente.
Cual fue más su pavor al adentrarse sin permiso en las habitaciones de su enamorado en el ala oeste del palacio y no encontrar a su svyazannyy por ningún lado a pesar de las deshoras de la noche.
–¡Su majestad! –se atrevió a llamarlo Sarah entre todas las omegas del harem aterrorizadas por la violación de sus aposentos a tales horas de la noche. Pero la mirada y preocupación en su rostro, lo desaliñado de su aspecto ante su apresurada carrera a caballo al palacio de invierno y luego por los largos corredores del mismo; y su falta de decoro ante su presencia en el ala oeste, era señal de algo importante–. ¿Sí su alteza busca a Yuuri? Él no se encuentra en los aposentos del harem. El zar lo llamó como hace una hora antes del toque de queda.
La sangre de Viktor se heló por completo.
¿Acaso su peor pesadilla se había vuelto realidad? ¿Su padre los había descubierto?
Antes de que él mismo se percatara de sus propios movimientos, el zarévich continuó su carrera desesperada hasta los aposentos de su padre, rogándole a dios que su amado enlazado se encontrara bien. Que todo fuera un simple mal entendido y que su pecado continuara en secreto.
Pero el inconfundible sonido del metal chocando del otro lado de las puertas bellamente talladas de las habitaciones reales, le reafirmó lo contrario. Cuál fue su horror al abrirse paso y encontrarse en el espacioso y bonito recibidor, a su progenitor y su amado omega, en un enfrentamiento desenfrenado a muerte.
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El Omega del Emperador (Victuuri)
RomanceEl emperador y autócrata Alexandre Ivánovich Nikiforov, Zar de toda Rusia, ha muerto. Viva el Zar Viktor, nuevo gobernante del zarato ruso. En las voces comunes del ciudadano solo se alababa a su nuevo emperador, pero los susurros de los allegados...