"Odio"... ▪Nanatsu no Taizai▪

||Capítulo VIII||

•La plática•

°Narra Darcy°

Caminamos por el castillo al parecer íbamos al salón en dónde las reuniones informáticas clasificadas se hacen, qué título tan largo. Aún tenía cierta incomodidad al estar cerca de Hendrickson, su poder es siniestro.
Me acerqué un poco a Gil, que al igual que Griamore me acompañaban, íbamos a unos largos metros del dúo de maestros.

-¿Debería confiar en ellos?- le pregunté en susurro a Gil, agarrándolo levemente del brazo.

-S-si, no lo sé, tal vez, eso creo- dijo balbuceando. Al instante quité mi agarre y miré el piso por el que caminabamos.

-Escucha, habla con lo que creas que es confiable, pero no te sientas presionada al hablar- me susurró Gil, asentí y le sonreí, él me copió la acción, y miré hacia adelante para disimular mi sonrojo.

-Bien, pase señorita, caballeros- la puerta de un salón se abrió y pasamos. -Siéntense en dónde gusten- habló Dreyfus, elegí sentarme en el mismo lugar que en el que me había sentado en el desayuno, caminé hasta ahí pero al estar cerca Gil me empujó la silla indicándome que me sentara, mis mejillas ardieron por el acto de caballerosidad y le agradecí en susurro. Una vez que todos estaban en un lugar. El primero en hablar fué Hendrickson.

-Ya que estamos en un lugar privado, nos pidió el rey que no la presionaramos, así que no se sienta presionada, sólo queríamos saber su historia, me imagino que después de haber pasado muchos años dormida, no recuerde algunas cosas. ¿Nos podría contar sobre su raza?-

Asentí y hablé, - Mi padre era un demonio y mi madre una humana, soy la mitad de cada uno- 

-¿Exactamente la mitad?- preguntó Dreyfus.

-Anteriormente, en mi época, fuí estudiada por un mago. Y aunque parezca poco creíble, a pesar de que los que son como yo heredan el 40% de los genes maternos y un 60% de genes paternos. Yo llevo exactamente la mitad. Igual que algunos humanos-

-No puedo percibir poder demoníaco de tí, ¿por qué?- preguntó Hendrickson

-Cuando rompieron mi sello, el pecado de la gula me quitó más de la mitad de mi poder, dejándome con sólo un poco, que es el de humano, pero sigo siendo un demonio. Aún si me transformo en mi modo asalto, sería en vano porque no me queda tanta fuerza-

-¿Quién te selló?- preguntó el peliblanco.

-Eso no lo recuerdo, pasó tan rápido, en mis últimos momentos, me quedé en un trance en el que mi cuerpo se movía por si solo. A su dato, le doy una afirmación, después de tantos años, recuerdo muy poco- respondí.

-Leí que los primeros humanos no eran normales al humano promedio, ¿puedes explicarme esto?-

-En efecto, los humanos promedio no son iguales a los que existieron hace 3000 años. Estos humanos, o llamados humanos especiales, poseían de una fuerza sobrehumana, niveles altos de poder con o sin magia, una gran velocidad, y diferentes habilidades según la persona. Aunque eran muy pocos, eran escasas las personas que nacían con este don, un grupo de estos eran las "Guerreras del Eclipse"-

-¿Quiénes son?-
-¿Naciste con este don?- preguntaron los dos a la vez. Fruncí el ceño y ambos se pusieron nerviosos.

-Eran un grupo élite que existió en los tiempos de la guerra Santa, era un grupo de 8 mujeres y su líder que era elegida por una espada. La espada de la luna, estas mujeres como les platiqué, eran de esta especie de humano, no sé que les pasó, no escuché mucho de ellas. Y sí, nací con ese don.-

-¿Tuviste algún vínculo con el inframundo, sus seres o el clan de las diosas?- pensé mi respuesta unos cortos segundos, tal vez no debería hablar tanto.

-No, sólo era una humana-

-Eres un pecado según me dicen, deberías tener un símbolo en tu cuerpo, ¿lo tienes?-

-No sé realmente quiénes son los pecados sé poco sobre ellos, y no estoy segura de ser uno. Tengo una marca de nacimiento, pero no creo que sea el símbolo de un pecado. No podría mostrarlo, porque como ya saben, jajajajajaa, la privacidad femenina- dije nerviosa y los hombres pusieron los ojos en blanco.

-Bien, por el momento no podemos preguntar más por tener asuntos pendientes, pero nos gustaría tener otra plática con usted. Si nos la concede- dijo Hendrickson poniéndose de pie, seguido de Dreyfus, mis acompañantes y yo.

-Claro que si, fué un gusto- contesté.

-El gusto es nuestro, señorita- asentí y salimos del lugar. Empezamos a caminar en silencio.

-Oye, seño... digo, Darcy- habló Griamore

-¿Si?-

-¿De verdad es humana?- preguntó

-Si, soy como ustedes, y preferiría que me vieran así y no como un demonio estúpido- dije lo último en voz baja y frunciendo las cejas.

Sólo era un capítulo de relleno, byeeeee!