CAPÍTULO SIN EDICIÓN
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Cameron había recibido una notificación que le había alterado los nervios. Resultaba que el detective Kelly por fin había dado con su madre. Mientras iba en el autobús en camino a su oficina, el estómago le daba retorcijones de ansiedad. ¿Quién sería, cómo sería? ¿Querría conocerlo? Los pensamientos asaltaban su cabeza sin piedad. Estaba demasiado alterado, sentía ganas de gritar, pero había decidido hacerlo solo. Pues si le contaba a Cassie o a Mason, estos estarían hostigándolo con llamadas cada dos minutos.
Además, si sucedía algo malo, quería liberar su pena a solas.
Cuando llegó con el investigador, los nervios dieron paso al sudor excesivo. Sentía demasiado calor y la camiseta de le pegaba al pecho. Tuvo que sacarse la chaqueta que llevaba puesta a la vez que empujaba la puerta del lugar.
Dentro estaba la recepcionista de siempre, que al verlo le indicó de inmediato que fuera al despacho de su jefe, ya que este lo estaba esperando. Al reunirse con Anderson Kelly, lo saludó casi ausente. Solo quería que le dijera lo que encontró, nada más. Estaba al borde de la desesperación.
–Lamento la tardanza, Cameron, pero fue un poco complicado– comenzó a decir el hombre mientras abría una carpeta frente a él –Estaban intentando detener mi investigación de alguna u otra forma.
–¿Quién?– preguntó confundido. ¿A quién le podría interesar el pasado de un chico cualquiera? ¿Acaso era ella? ¿No quería que la encontrara? –¿Mi mamá?– dijo con temor y el hombre negó para su gran alivio.
–No. Ella no. Alguien más y al parecer con influencias– el hombre sacó un expediente de la carpeta y lo puso frente a Cam. Quien no quiso ni tocarlo. De repente no quería hurgar más –Ella te busca, Cameron, te sigue buscando.
–¿De verdad?– un rayo de esperanza nace en su corazón.
–Por largos dieciocho años. Ella tenía información falsa de tu ubicación, por eso nunca te buscó en Hepburn.
–¿Hablaste con ella?– la forma en la que le hablaba de su madre era un tanto personal, como si ya la hubiese conocido.
–Unas cuantas palabras, no más. No sabe que tú me contrataste, si es lo que piensas– Cameron negó con la cabeza. Entonces era un hecho, ella estaba ahí afuera, más cerca que nunca. Que su detective hablara con ella era una prueba –Aquí está todo lo que quieres saber.
Toca el folder y Cameron lo observa. Ahí estaba, era real y estaba sucediendo. Encontró a su madre y la cobardía lo estaba dominando. ¿Después de tanto esfuerzo iba a echarse atrás? ¿De verdad sería tan tonto? Tomó el expediente con convicción y sintió el peso en sus manos. ¿Tan fácil se estaba todo solucionado? Eso parecía.
–¿Algún detalle que no esté aquí?– interrogó. Quería cerciorarse de que todo estaba correcto.
–Claro. Que a juzgar por su mirada al hablar de ti, te ama –Esa afirmación lo dejó sin aliento. ¿Lo amaba? ¿Cómo si no se conocían? Miró a Kelly, aún no lo creía –Mi trabajo es bueno, muchacho. Que no te domine la incredulidad.
Cam asintió y por fin abrió el folder. Dentro había un perfil detallado de la persona en cuestión. Parecían los archivos de la policía. La fotografía mostraba a una mujer increíblemente familiar, de cabellos negros, ojos azules y piel pálida. La conocía de algún lado, lo sabía
Leyó entonces la información. Antes Martha Desmond, violentada por su pareja, recibió el apoyo de la ley para cambiarse el nombre y ocultar su identidad, llamándose después Meghan Peterson. Más tarde se casó con Samuel Taylor, obteniendo el apellido de su esposo.
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My Sweet Sin (+18)
Romansa¿Pecado? Su amiga les había enseñado el verdadero sentido de esa palabra. ¿Amor? Claro que se amaban pero lo de ellos era imposible. ¿Obstáculos? Muchos, muchísimos. Principalmente los que se ponían ellos mismos. ¿Deseo? Oh, bastante. Y los iba a co...