Cassie arrullaba a su hijo que no paraba de llorar, se suponía que su boda comenzaría en diez minutos pero el pequeño Cayden no tenía consuelo por alguna razón. Ya había hecho todo lo que sabía para calmarle, incluso había revisado si se estaba enfermando, pero el niño simplemente lloraba desesperándola aún más.Él nunca había sido un niño de llanto extremo, era muy tranquilo, ni siquiera Meghan había podido calmarle y estaba por recurrir a su última opción: llevarle al hospital.
—Ya basta, bebé— le susurró con el corazón partido, odiaba ver a su hijo sufrir.
Cayden había nacido prematuro, con sólo siete meses de gestación y el tiempo que había durado en incubadora fue una tortura para ella. Lo tenía sobreprotegido por esa misma razón y que se encontrara sin consuelo alguno, le estaba bajando los ánimos por los suelos. Estaba a punto de llorar con él.
Escucharon la puerta ser tocada, Violet fue quien abrió y Cameron entró con el entrecejo fruncido. Cassie lo había llamado como última opción, si en los brazos de su padre, lo llevaría al hospital.
—Ya estoy aquí. ¿Qué sucede?
Cayden al escuchar a su padre levantó inmediatamente la cabeza e hizo un puchero.
—Papá— sollozó pidiendo la atención de Cam que rápidamente lo tomó en brazos.
El llanto fue cesando poco a poco y Cassie suspiró, la paz comenzó a reinar de nuevo, aliviando la tensión del momento.
—Solo está enojado— comentó Cameron acariciando la espalda de su hijo —Ha estado yendo de brazos en brazos en todo el día. Imagínense ser él.
—Sí, pero ustedes se van a casar en minutos y no puede quedarse contigo— le recordó Violet y él se encogió de hombros.
—¿Quien dice que no?
—Cam— le advirtió Cassie.
—Yo puedo sostener a mi hijo mientras nos casamos, él no es un estorbo para mí.
—¿Estás insinuando algo?— le espetó su prometida enojada.
Tanto Meghan como Violet se miraron la una a la otra, la tensión que se respiraba entre la pareja era demasiada y justo antes de que unieran su vida en matrimonio.
—Chicos...— murmuró su madre, intentando remediar las cosas.
—Déjennos a solas— gruñó Cameron a ambas, quienes salieron rápidamente de allí.
Cuando estuvieron seguros de que estaban a solas, ambos se sonrieron. Todo había salido justo como lo habían planeado. A última hora, cansados del estrés que suponía la boda descubrieron que eso no era para ellos, que tanto qué hacer había matado la ilusión de lo que querían para su matrimonio. Y fue así que planearon un escape de último minuto, claro que lo que le había sucedido a su hijo fue algo completamente al azar.
—Tenemos unos diez minutos antes de que vuelvan por nosotros— dijo Cassie —¿Tienes nuestras cosas?
—Están en el auto.
—Bien— ella se inclinó para tomar el bolso con las cosas de Cayden, cuando la mano de su prometido se cerró en su muñeca, le dio la vuelta y se encontró con sus ojos azules encendidos de amor y deseo —¿Qué sucede?
—Te ves hermosa vestida de novia— murmuró él, admirando la belleza que poseía la mujer que adoraba.
Cassie vestía un para nada convencional conjunto de novia. Consistía en un enterizo de pantalón empedrado con un pronunciado escote en triángulo y una cola de gasa anudada en la cintura para darle la apariencia de vestido.
—Y tú te ves muy guapo de traje— alisó las solapas de la chaqueta de Cameron y se inclinó a besar sus labios —Vamos o no podremos escapar.
—Tengo el auto esperándonos.
—¿Qué hay de Cayden?— acarició la espalda de su hijo con ternura —No querrá ir en la silla,
—Irás con él en el asiento de atrás.
Salieron de la pequeña oficina del estudio de baile, que habían ambientando para servir de vestidor, la boda sería en medio del salón y ellos salieron por la puerta de emergencia, esquivando así a los invitados y sus familiares. Sería una mala pasada, pero no se sentían cómodos de dar un discurso ensayado frente a muchas personas, la fiesta podía continuar con ellos si es lo que querían, pero no habría novios a quienes celebrar.
Llegaron al auto de Cameron y subieron rápidamente, estaban saliendo del estacionamiento cuando Meghan salió corriendo de adentro, gritando por ellos. Cassie rió despidiéndose con una mano y arrancándole una sonrisa a la mujer.
Más tarde llegaron a la cabaña donde habían dado el paso que definiría su vida juntos. Era muy significativo el lugar y si debían casarse, ese era la locación indicada, el detalle era que ellos ya estaban casados. Lo habían hecho por el civil hacía días y a solas.
Dentro del lugar acostaron a su hijo dormido en la cama. Sirvieron una copa de vino y encendieron el estéreo para bailar en medio de la sala. Cassie acomodó su cabeza sobre el pecho de Cameron, habían sido los mejores meses de su vida. Estar a su lado y junto a su hijo era lo más importante en su vida, lo que más amaba.
Estaba completa, realizada. Su estudio crecía con el paso de los días y si bien no podía presentarse en teatros del extranjero, su reputación atraía personas y niños a su escuela de baile y eso le era más que suficiente.
Se aferró al cuerpo de su esposo y se sintió en su hogar.
—Estás suspirando mucho— susurró él haciéndola sonreír.
—Solo disfruto de lo perfecto que es esto.
—Tú eres perfecta— respondió él besando su frente. Estar con ella era justo lo que imaginaba, plenitud, satisfacción y estaban construyendo justo lo que deseaba: su propia familia —Eres lo que más amo en esta vida, tú y Cayden son todo para mí Cassie Taylor. Eres mi amor de adolescente y todo lo que deseo de adulto.
Los ojos se le llenaron de emoción. No podía creer que ese hombre maravilloso era solo de ella. Era la mujer más afortunada.
—Tú eres el amor de mi vida, Cameron, de esta y de la otra si es que existe la reencarnación. Y repetiría todo si al final volveré a estar contigo.
Las cosas no habían sido fáciles para ellos pero el resultado fue maravilloso. Tenían un hijo, se amaban y a pesar de los problemas habían prevalecido, incluso después de una larga separación habían reencontrado sus caminos.
Y en ese momento, mientras bailaban en una cabaña en medio del bosque, entregaron sus corazones al dulce pecado que los llevó a su encantadora realidad.
***
Si llegaste hasta aquí, quiero agradecerte por acompañarme en esta aventura. Espero de todo corazón que te haya gustado la historia y que con increíbles ansias esperes la tercera parte de esta historia.
Cory Massiel

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My Sweet Sin (+18)
Lãng mạn¿Pecado? Su amiga les había enseñado el verdadero sentido de esa palabra. ¿Amor? Claro que se amaban pero lo de ellos era imposible. ¿Obstáculos? Muchos, muchísimos. Principalmente los que se ponían ellos mismos. ¿Deseo? Oh, bastante. Y los iba a co...