Años atrás...Era tarde en la noche, una mujer corría con el rostro lleno de lágrimas, despeinada y golpeada. Llevaba un pequeño en brazos de no más de un año de vida. Intentaba que los llantos de su hijo no se escucharan para que no revelara su paradero a su verdugo, quien la seguía, a pasos lentos y de borracho, pero siguiéndola al fin.
No quería más maltratos, debía escapar de aquel que decía llamarse su marido, pero también tenía que resguardar a su bebé.
Las piernas le quemaban mientras corría hasta la entrada del Orfanato Hepburn. Cuando llegó allí dejó a su hijo en el piso del porche, era muy tarde y hacía frío, pero era la única forma de salvarlo.
El pequeño la observó con grandes ojos azules y un puchero en sus labios. Le dolía el corazón al pensar en abandonarlo, pero tenía planeado regresar por él.
–Mami te ama, Cameron. Y volveré por ti, mi amor. Lo juro, aunque sea lo último que haga.
La mujer se quitó un collar de su cuello, donde recitaba el nombre del niño, y se lo colocó al pequeño. Más lágrimas rodaron desde sus ojos, besó las mejillas sonrojadas del pequeño Cam y luego se estremeció al escuchar a su marido gritar su nombre con enojo.
Se puso de pie, tocó la puerta del orfanato y corrió lejos, con el corazón y alma rota, y escuchando de fondo el llanto de su amado hijo. El cual no vería por mucho, mucho tiempo.
***
Dos años después…
En otro lado de la ciudad, una mujer hermosa caminaba de la mano con su niña de tres años. Eran la estampa perfecta de la hermosura.
En la cabeza de esa mujer muchas ideas cruzaban. Ella quería mejor vida, lujos, caprichos y la familia que había formado le impedía cumplir sus sueños.
Era por ello que pensaba cometer una locura, tenía semanas pensándolo, y finalmente, se había decidido: se iría para siempre.
Al llegar a casa ese día, comenzó a empacar lo que necesitaría. Su hija la observaba con ojos confundidos, no sabía lo que ocurría.
–Lo siento, Cassie, pero tú no eres el futuro que yo quiero– le dijo y la pequeña la miró aún más confundida.
–¿Mami?– preguntó la niña al verla salir de la habitación sin ella.
–Adiós, Cassie.
La mujer de marchó sin mirar atrás, dejándola sola y no volvió, la abandonó a su suerte, con un padre con exceso de trabajo y obsesionado con su esposa en fuga.
***
Dos niños, un mismo destino. La vida se encargaría de unirlos.
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My Sweet Sin (+18)
Romantizm¿Pecado? Su amiga les había enseñado el verdadero sentido de esa palabra. ¿Amor? Claro que se amaban pero lo de ellos era imposible. ¿Obstáculos? Muchos, muchísimos. Principalmente los que se ponían ellos mismos. ¿Deseo? Oh, bastante. Y los iba a co...