6. Peleas y luna de miel.

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Camino con James de regreso al gigante y elegante salón tomados de las manos. Ya no me siento igual en su compañía. Con que me dijera la verdad estoy bien, y tenemos un año. Y una amistad iniciada. Pero tengo en la mente a Mike. Me duele aún más que haberme casado. Cómo me habló y cómo me trató. ¿Porqué? Ayer le entregué una prueba de lo mucho que lo amo, hicimos el amor y ahora resulta que me odia.

Siento que el corazón va a estallar dentro de mi pecho, era el amor de mi vida. ¿O no? Si reaccionó así y no quiso esperarme es porque yo no soy el amor de su vida. Tal vez él es una etapa. Pero como duele.

-Cath, para de llorar, me rompes el alma, ¡tu dolor es mi culpa!- James se gira para mirarme y limpia mis lágrimas con ambos pulgares. Ni siquiera me había dado cuenta que lloraba hasta que él lo dijo.

-Ya hablamos de eso.- le recuerdo con voz ronca- No es tu culpa y no quiero que lo pienses.- intento sonreír en un intento fallido ya que acaba siendo una mueca- Voy a olvidarlo, ¿está bien? Y no quiero que te eches la culpa.

Él me abraza y dejo mi cabeza en su pecho, huele a Ralph Lauren y menta. Es delicioso y me hace sentir más tranquila.

-Aléjate de mi hermana, imbécil.- la voz de Kendall resuena en mis oídos.

Me alejo de él y lo miro. Fanny está detrás suyo y nos mira con la misma sutileza que mi hermano.

-Kendall, basta.- le advierto.

-Pero este idiota estaba tocándote, como si no bastara que te obligara a casarte con él.- se acerca hasta quedar frente a frente con James- Es un hijo de puta. Todas las mujeres de la ciudad rechazaron su propuesta. Tú caíste por necesidad y terquedad.

Noto que James deja su posición relajada y se tensa apretando los puños a sus costados.

-Kendall, para ya.- mi hermano ni siquiera me mira.

-¿Qué pasa, Denovan?- pregunta retador- La verdad duele, ¿no es cierto?

-Vamos adentro.- tomo la mano de James en un intento de deshacer el puño que ha creado.

-¿Y Sally?- cuestiona Kendall en voz baja.

-No te atrevas a decir su nombre.- habla James de repente con un tono letal- No la conoces.

-Es una puta, como tu madre.- escupe mi hermano. Me siento totalmente perdida.

-Por lo menos yo no dejé que mi hermana se hundiera sola mientras me quedaba de brazos cruzados esperando un milagro.- susurra mi marido.

Todo es tan rápido. De un momento a otro Kendall está encima de James golpeándolo repetidas veces en la cara, mientras que el otro ataca sus costillas y se revuelve debajo para ser liberado.

-¡Joder, Kendall detente!- grito desesperada.

-Vamos, Cath.- Fanny quiere llevarme lejos de ahí pero no puedo dejar así porque sí a James.

-Vete tú.- espeto y me acerco a los dos intento jalar a mi hermano de la cintura pero es evidentemente más fuerte que yo- Suéltalo ya, mierda. ¡Ayuda!- aúllo sin saber que hacer.

Empujo a Kendall pero nada pasa.

-Eres un maldito bastardo.- dice el mismo mientras le da a James un gancho en la nariz.

-¿Qué sucede aquí?- escucho la voz de mi padre pero no me alejo de los dos.

Con toda la fuerza que tengo separo a Kendall de James, pero fue muy tarde para detener el golpe que iba dirigido a mi esposo que acabo dándome a mi.

Tapo con ambas manos el área del golpe que fue mi mejilla derecha.

-Mierda.- escucho a Kendall.

De repente todo el mundo está a mi alrededor. Mi papá y mi mamá intentan ver el golpe, un hombre se lleva a mi hermano, varias mujeres le preguntan a Fanny que ha pasado, y James está abriéndose paso entre la gente y al llegar frente a mi besa mi frente y le dice algo a mis padres que yo no logro escuchar para luego llevarme adentro mientras me envuelve entre sus brazos. Mientras caminamos puedo ver que sale sangre de su labio, nariz y ceja, además de que tiene roja la mejilla, el ojo y la parte izquierda de la barbilla.

Seguimos caminando hasta unas escaleras que llevan a lo que parece una habitación, de paredes, una cama de sábanas y colcha color crema, un ventanal que da al bosque, una alfombra a los pies de la cama, una mesita de noche a cada lado de la cama y una puerta que supongo que es el baño.

-¿Qué hacemos aquí?- pregunto cuando me sienta en la cama.

-Espera una segundo.- me dice.

Sale de la habitación dejándome sola. Me levanto de la cama y voy directo a la puerta, al abrirla me doy cuenta que estaba en lo correcto, es un baño. Entro y miro mi reflejo. ¿En que momento lloré? Tengo el rímel corrido y parezco un mapache. Lo peor es mi mejilla roja. La toco y siento mucho dolor. Seguro se pondrá morado. Suspiro y salgo del baño. Vuelo a sentarme en la cama pero viendo al ventanal. No puedo evitar sentirme mal. No puedo evitar pensar en Michael.
Dejo que las lágrimas corran libres. Porque duele. Duele en verdad. Todos esos momentos juntos se fueron a la mierda por...mi. No soy capaz de echarle la culpa a James, a mi padre, a mi madre o al universo. Fui yo. ¿No será esto una señal? Señal de que Mike y yo no somos el uno para el otro. ¿Esta es la manera del cosmos para enseñarme el camino? Pasé un mes llorando por Mike y mi futuro. Pensando que mi vida iba a ser miserable, odié a un hombre que estaba igual de desesperado que yo. Ahora lloro porque nada es como yo lo pensaba. Los buenos son malos y los malos son buenos. ¿Qué mierda ha sucedido?

De repente recuerdo las palabras de Kendall. ¿Quién es Sally? ¿Porqué llamó puta a la mamá de James? ¿Todas las mujeres de la ciudad lo rechazaron? Quiero una respuesta. Más que por necesidad por curiosidad. Pero no es el momento ni el lugar para conocer su árbol genealógico ni si historia y mucho menos su esfuerzo anterior por conseguir una esposa.

Seco mis lágrimas con el dorso de mi mano y escucho una puerta abrirse y luego cerrarse. No necesito voltearme para saber que es James el cual en unos segundos está frente a mi con una bolsa de hielo en la mano y un pequeño bolso que creo es de mi madre, el bolso de maquillaje. Mientras que en la otra trae un chocolate. Ya no tiene sangre en la cara.

Le sonrío y él deja todo en la cama.

-¿Porqué el chocolate?- le pregunto mientras él le hace un nudo a la bolsa con hielos.

-Mi abuela decía que con chocolate las penas se quitan.- responde distraído. Es un gran gesto. Y vuelvo a sonreír a pesar de que me duele la mejilla.

-Gracias.- suelto con un tono bobo.

Él sonríe satisfecho y con delicadeza pone los cubitos de hielo contra mi mejilla.

-Lo siento.- dice de pronto.

-¿Por?- pregunto extrañada.

-Por todo.- mustia mirándome a los ojos- No te mereces nada de esto, pero lo compensaré.

-No tienes porque. No quiero dinero ni cosas caras, solo quiero que estemos bien.- susurro con las mejillas encendidas.

-En nuestra luna de miel, Cath.

Casada Con Un DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora