Venecia. El lugar donde "nace el amor". Conectado por puentes y dividido por canales, donde las luces iluminan las calles de una manera tenue y mágica. Nunca había estado en Italia. Siempre había querido estar pero jamás se dio la oportunidad.
James me toma de la mano mientras caminamos por las calles.
No puedo negar que Mike está en mi mente. Desde que llegamos al aeropuerto no me lo puedo sacar del pensamiento porque siempre creí que conocería esta ciudad con él a mi lado. No es que me moleste la presencia de James, de hecho se lo agradezco de todo corazón, pero es muy, muy reciente lo de Michael y duele. Duele de una manera constante al saber que parte de mi sigue con él.
-¿Quieres comer algo, Cath?- me pregunta James sacándome de mis pensamientos.
-Claro.- contesto con una sonrisa.
Caminamos hasta un establecimiento de pizzas. Es un lugar echo de ladrillo que conserva el calor del horno que está al fondo, es realmente acogedor y muy bonito.
Mi marido pide una mesa para 2 y un mozo nos lleva hasta una que queda justo en un ventanal que da a la calle dejándonos tres cartas. Dos del menú y una de vinos.
-No estás bien.- afirma el castaño mirándome fijamente.
-¿De qué hablas?- pregunto fingiendo demencia.
-Se te nota, Catherina. Eres infeliz.
Sus palabras me dejan helada. ¿Cómo se dio cuenta? Puede que tenga razón. Soy infeliz, pero no por nuestro matrimonio, por haber conocido realmente al amor de mi vida.
-No es por lo que crees.- aseguro con un nudo en la garganta- No es por ti. Es porque Michael, no es como pensaba.
Él se queda en silencio y me da miedo que no me crea. Al principio pensaba que él era un cerdo imbécil, pero después de que me dijo la verdad se ha portado perfectamente conmigo.
-¿Lo amas?
Lo pienso un momento. ¿Lo amo? ¿Aún lo amo? Sí, por eso duele tanto. Porque lo amo.
-Sí.
Nos quedamos en silencio hasta que llega el mesero a preguntarnos que vamos a ordenar. Pedimos una pizza para los dos y vino blanco. Él simplemente asiente y se va.
-Compermiso.- murmuro con dificultad.
Me levanto y me voy al baño. No aguanto más.
Al llegar me meto en uno de los tres disponibles y me siento en la taza para ponerme a llorar.
"No puedes negarlo, lo extrañas. No hay nadie como él, como tu príncipe azul. Oh, cierto. Resultó ser un sapo verde."
Me habla mi subconsciente. Sé que tiene razón, que Michael era distinto a como siempre me lo había pintado pero, ¿acaso me puse en sus zapatos? Tal vez no quiso decir eso, solamente estaba dolido, ¿no es así?
"¡Para de engañarte!"
Me grita la misma voz. De nuevo tiene razón. Por más dolida que estuviera nunca lo hubiese tratado así. El dolor se extiende de nuevo en mi pecho. Le necesito. Un abrazo, un beso, una caricia. La noche que pasamos juntos. La historia de antes.
-James no se merece esto.- murmuro limpiando mis lágrimas- Se merece una esposa que lo quiera...
"Pero no lo conoces."
Interviene la voz de nuevo. Tiene razón. Siempre ha tenido razón.
Suspiro e intento calmarme. Voy a olvidar a Mike. Por mi, por James y por el mismo Michael.
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Casada Con Un Desconocido
RomantizmCatherina Cardeen es una chica simpática y fiestera. Es rica y no se tiene que preocupar por el dinero. Hasta que su mamá sufre de cáncer y su mundo se va hacia abajo. La falta de dinero orilla a su padre a buscar tratos buenos para poder dar de com...