Cuarta Letra

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. . . "D" de Draco . . . 

Cuando Draco llego a sus vidas, Remus supo que había llegado a la felicidad plena. 

Al principio él y su esposo estaban preocupados. Un embarazo masculino es antinatural, tanto para muggles como para magos, pero debido a que ambos son criaturas mágicas, Lucius siendo un mitad veela y él un licántropo, no era imposible. Aun así, los casos eran muy pocos; el ultimo del que se tenia constancia había sido hace trecientos años, la información era escasa y había que extremar cuidados. 

Lo único que pudo otorgarles Madame Pomfrey respecto al futuro de su cachorro era hasta cierto punto devastador, pues cabía la posibilidad de que ocurriese una interrupción natural del embarazo, o que el niño naciera muy débil o que falleciera a los pocos días de nacido. La más leve de todas las advertencias fue que después del nacimiento del bebe, Remus quedaría infértil.

Y como si el riego fuese poco, estaba el tema de su maldita enfermedad. No podía injerir ninguna posición, ya sea sanadora o revitalizadora porque se desconocía el efecto que podía producir en su hijo, por lo que no utilizo el matalobos en sus transformaciones, haciendo que las noches de luna llena fuesen más dolorosas que nunca, no solo por el daño infringido a su magullado cuerpo, sino por el miedo de herir a su cachorro no nacido y el peligro que corrían sus amigos y su esposo al querer cuidarlos. Al querer cuidar a su hijo de él.

Durante esos nueve meses no dejo de pedirle perdon a Lucius. Por no ser normal . Por haberlo arrastrado a una vida de infelicidad y peligro. Por o poder darle más hijos. Por ser su pareja destiada. Y Lucius le grito. Le grito que no fuese estupido, que era lo mejor que le habia podido pasar en su maldita vida y que lo amaba. Lo amaba demasiado. Y a su hijo ya lo amaba sin siquiera conocerlo.

Gracias a Circe, no ocurrió ninguna desgracia durante el embarazo, ni tampoco durante el parto en San Mungo. Para evitar cualquier complicación los medimagos le aplicarían una cesárea como los muggles, el único problema es que, al igual que las pociones, no podría ingerir ningún tipo de anestesia, así que tuvieron que encantar la habitación para que estuviese lo suficientemente fría como para que se desmayase. Lucius había denegado de ese método, tan salvaje y primitivo, y sus ojos se abrieron desorbitados cuando Madame Pomfrey le explicó que era un método de doctores muggles que utilizaban antiguamente cuando no tenían forma de anestesiar al paciente. Pero Remus tuvo que devolverlo a la realidad diciéndole que era por el bienestar de su hijo, que confiaba plenamente en Madame Pomfrey y que todo resultaría bien

Y al final así fue. Remus estaba seguro que todo iría de maravilla, de ahora en más cuando despertó en una de las mejores habitaciones del hospital; en la mesa de luz un ramo de flores que hacia brotar medias y gorritos de bebe, regalo inconfundible de sus amigos, y del otro lado a Lucius sosteniendo una pequeña bolita celeste mientras le daba biberón. Su esposo tan solo tuvo que mirarlo a los ojos para saber que era lo que quería. Y cuando Remus tuvo finalmente a su bebe en brazos sintió sus ojos llenarse de lagrimas. Era la cosita más hermosa que había visto en toda su vida, rosadito, con la carita arrugada y una pelusita rubia decorando su cabecita. Una de las manitas de su hijo le había apretado un dedo y Remus sintió que se enamoraba a primera vista.  Lo reconocía. Su hijo lo estaba reconociendo.

-Bienvenido al mundo, Draco- susurro suvemente Remus mientras besaba la frente de su hijito quien comenzaba llorar por la falta de su biberón.  Compartió una sonrisa de cariño con Lucius, quien estaba rodeandolos a ambos en un protector abrazo y llorando de felicidad junto con él.

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Cuarto capitulo. Espero que lo hayan disfrutado, nos veremos el próximo Sábado!!  <3


Abecedario Simbólico Parte I (Lucius x Remus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora