Decimosexta letra

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. . . "P" de Prefectos . . . 

Nunca fue fanático de las discusiones, mucho menos de las peleas. Quizás eso se debía a que  provenía de una familia pacifica con un padre que había sido juez y siempre buscaba resolver los conflictos de manera razonable, y una madre que era vendedora de seguros y sabia negociar para obtener lo que quería y dejar satisfecha a la otra parte; o bien, tal vez odiaba tanto la naturaleza violenta del lobo que se esforzaba por adoptar una actitud pacifica y conciliadora cuando no estaba bajo el encanto de la luna llena. Aunque el origen de su personalidad no era realmente lo importante, pues le había sido bastante provechosa en la vida, y más con los amigos que tenia, donde la palabra "lio" estaba siempre flotando en el aire a pesar de que  solo esten comiendo hojuelas con miel. 

Remus siempre fue el mediador ideal cuando Prongs y Padfoot discutían por "x" motivo (aunque la mayoría tuviesen que ver con Snape y Lily), o cuando había algún conflicto con otros compañeros, incluso cuando debía negociar con Mcgonagall por castigos no tan crueles o duraderos para sus amigos. Tal vez por eso Doumbledore considero ponerlo a él como prefecto y no a James, quien tenia mejores notas que él y era la persona más nerd que pudieses conocer en la vida (de hecho, su clase favorita es Historia de la Magia y ha leído miles de libros sobre el tema por su propia cuenta, pero ¡shh! que Remus no les ha dicho nada ¿bueno?).

Por eso le precia tan bizarra la situación de la que era protagonista, donde era jaloneado por Lily y otros prefectos para separarlo de un Lucius Malfoy con el labio partido y su siempre perfecta cola de caballo completamente desarreglada, mientras era sostenido a duras penas por la prima de Sirius y demás chicos para evitar que se vuelvan a atacar.

El motivo dela pelea fue simple. Lucius Malfoy estaba siendo Lucius Malfoy, o sea un capullo. No le bastaba con joder de día también tenia que hacerlo de noche. Era el peor prefecto en la historia de Hogwarts eso seguro, es decir ¿Qué se le paso por la mente a Doumbledore para permitir que un idiota con evidentes problemas de superioridad tuviese una posición más privilegiada de la que creía poseer? Siempre amenazando al alumnado, favoreciendo a su casa, asustando a los de primer año, imparcial, incorregible, desalmado y un millón de adjetivos negativos más que se le podrían agregar a la lista. Siempre había sido extremadamente paciente con los cretinos, en especial con este tipo de cretinos, pero simplemente Lucius Malfoy había superado su nivel de lo tolerable. 

Era noche de patrullaje, Remus estaba con Lily haciendo sus rondas escuchando una travesura que hizo la chica a su hermana y de la que seguro James daría hasta su escoba por escuchar de los labios de la pelirroja, entonces sin previo aviso se toparon con Malfoy y la prima de Sirius, y como acto reflejo ambos pararon sus risas y caminaron lo más silenciosos que pudieron al lado de esos rubios, aunque Lily siempre iba con la cabeza en alto, era Remus el que deseaba que la tierra se lo tragase. Y todo hubiese sido perfecto y pacifico, si Malfoy no hubiese dicho (en tono burlón, con un gesto de asco, como si estuviese diciendo lo más vulgar que posible hubiese dicho en su vida) "sangre sucia". 

¿Realmente importaba si se lo había dicho a Lily o a él? No. No importaba. O al menos eso cruzo por su mente cuando su puño se estrello sin ton ni son en la mandíbula del rubio. Fue algo sorprendente y sinceramente catártico, pero una vez que Malfoy supero la sorpresa inicial arremetió con todo contra él y ambos terminaron en el suelo peleando al mejor estilo muggle. Remus sentía el pómulo inflamado y estaba seguro que tenia un corte en su ceja pues un liquido espeso caía sobre su parpado. A pesar del aire solemne y fino que rodeaba a Malfoy, el Slytherin había demostrado que sus años como capitán del equipo de su Casa no habían sido en vano y había logrado sujetarlo  de las muñecas, ponerse encima de él y  arrematar contra su cuerpo. Aanque Remus podía presumir que había logrado cambiar los papeles más de una vez y darle varias patadas y golpes. Hubo de todo, desde golpes de puño, patadas, hasta jalones de pelo y mordidas, así como insultos y gruñidos, hasta que en un momento ninguno sabia donde empezaba el cuerpo del otro en aquella batalla tan improvisada y que parecía que lo deseaban desde hace mucho.

 Después de ese episodio, y ya con la cabeza más fría, Remus cayo en cuenta que podía perder su puesto como prefecto y que el rubio podría tomar medidas crueles contra él, pero fue pasando el tiempo y aquello no ocurría. No hubo llamados a la Dirección o al despacho de su Jefa de Casa, y ambos hacían todo lo posible para evitar toparse en cualquier sitio posible del castillo. Pero el destino, la vida o Merlín mismo nunca estuvieron muy a favor de la felicidad de Remus, pues una tarde en la que iba a la Biblioteca justamente se encontró con Malfoy saliendo de la misma. Se miraron fijamente por los segundos más largos y tensos de la existencia de Lupin, para sumarle a su nerviosismo, ninguno venia acompañado por sus amigos, tampoco había alumnos en el pasillo o siquiera algún profesor, ni siquiera Flitch y la Señora Norris.

-¿Por qué no me delataste?- Remus no podía con su propia curiosidad, era uno de sus mayores defectos, cuando había algo que no entendía o que escapaba de su razonamiento debía arriesgarse a lo que sea con tal de entenderlo.

-Eres bastante interesante, Lupin. Alguien de tu... inteligencia y osadía es mejor tenerlo cerca.- se limito a responder Malfoy, como si aquello pudiese aclarar todas las dudas del porque de la existencia de la humanidad.

Remus se quedo estancado en la puerta, mientras observaba la ancha espalda y la cola de caballo platinada alejarse por el oscuro pasillo. ¿Acaso Malfoy le había insultado o le hizo un cumplido?

Abecedario Simbólico Parte I (Lucius x Remus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora