Capítulo 30

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La siguiente semana, la hermana Teresa ya estaba en el hospital de Santa Cruz. Al principio, fue difícil convencer a la hermana de dejar el convento al que estaba al mando para ser tratada en la ciudad. Felipe fue a hablar con ella personalmente y le dijo que él se encargaría de todos los gastos y de todo lo que hiciera falta en el convento. Aún así, la hermana Teresa se opuso no queriendo cargar a Felipe con la responsabilidad de su salud. Pero, ante la insistencia de la mayoría de las personas del pueblo, tuvo que terminar por ceder y predisponerse para mudarse un tiempo a la ciudad. Con ella irían también dos hermanas más jóvenes, que la ayudarían en lo que ella necesitase. Felipe se encargó asimismo de ver algún acomodamiento para la hermana Teresa y las otras dos hermanas y también cargó con los respectivos gastos que eso suponía. La hermana Teresa accedió con la condición de que, ni bien estuviera mejor, volvería inmediatamente a La Esmeralda. Y, no quedando más por decir, se trasladó a la ciudad.

Anita había esperado ansiosa la llegada de la hermana Teresa, y ya había pedido en la parroquia que rezasen por ella y por su tratamiento. Cada mañana al despertarse y cada noche al acostarse, se arrodillaba al lado de su cama y le pedía a Dios por su pronta recuperación.

Felipe también iba de aquí para allá, viendo los últimos detalles antes de su venida. Como Anita no sabía nada acerca de su rol en ese suceso, creía que solamente estaba trabajando de más. Felipe, por su parte, solicitó ayuda a su hermano y le dijo que por favor no le mencionara nada de lo que él hacía a nadie. Hizo cuanto estuvo en sus manos para asegurar que la hermana Teresa tuviera todo lo que necesitaba.

Cuando la hermana Teresa llegó y se acomodó en el pequeño pero confortable cuarto que Felipe le había alquilado, la primera persona que fue a visitarla fue, por supuesto, Anita. Ni bien Anita la vio, se echó a llorar en sus brazos por un largo tiempo haciendo que la hermana se emocionara y también derramara algunas lágrimas. Después de eso, las dos se sentaron a conversar y a ponerse al día con las cuestiones de cada una, lo cual hizo levantar los ánimos de las dos.

-Ay, hermana Teresa, no sabe lo triste que estoy por usted – le dijo Anita durante la conversación – no sabe lo mucho que ya he llorado y lo mucho que me falta llorar. No puedo creer que usted, una persona de tan buen corazón, de tan buenos sentimientos, de tan humilde posición, de tan entregada el alma... esté pasando por esta terrible enfermedad. Usted que solamente ha traído bien a muchas personas, ahora se encuentra en tan penoso estado.

-Mi querida Anita, no creas que yo no me he preguntado eso alguna vez – repuso la hermana Teresa – en mi debilidad, en mi momento de tentación, he querido quejarme de todo esto pero, luego, pensé en las palabras de nuestra santa, quién en su tiempo tuvo que padecer muchos males, y las guardé en el corazón. Traía muy de ordinario estas palabras de Job en el pensamiento y decíalas: "Pues recibimos los bienes de la mano del Señor, ¿por qué no sufriremos también los males?"  (1) No puedo quejarme de nada, no puedo angustiarme por nada; el Señor, que conoció en carne propia el sufrimiento, está a mi lado y comparte mis propias penas y sufrimientos haciéndolos suyos.

-Es impresionante como su fe y su confianza en Dios es indestructible. Nada puede hacer que se vengan abajo.

-Y es que Anita, ¿qué valor tiene la fe si la dejo atrás en el momento en que más la necesito? La fe no va a hacer que yo no tenga penas o sufrimientos, o que simplemente pase alrededor de ellos; la fe hace que yo pueda atravesar esas penas con la ayuda de Dios. Recuerda siempre, mi querida Anita, que la fe es algo muy poderoso. Ya el Señor nos dijo que puede mover montañas. Nunca uno puede saber lo que puede conseguir la fe. Tú, por ejemplo, puedes hablar de sobra sobre eso.

-¿Por qué lo dice, hermana? – preguntó Anita extrañada.

-Lo digo por tu esposo.

-¿Por Felipe? ¿Qué tiene que ver Felipe en todo esto?

El Camino al Padre Parte II: La fuerza del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora