Anita, por su parte, permanecía ajena a lo que Felipe estaba haciendo a escondidas y seguía con sus mismos sentimientos cada vez que estaba con él. Sin embargo, notó un ligero cambio en él. Notó, por ejemplo, que él andaba más pensativo y distraído que de costumbre porque, en varias ocasiones en que le había preguntado algo, él le pedía que volviera a repetirle la pregunta. Ya no le dirigía ningún comentario despreciativo y, en algunas ocasiones, lo sorprendió mirándola a ella fijamente. No sabía a qué podía deberse todo eso pero no le dio mucha importancia.
Luego de que hubieran pasado unos días, Emilio empezó a ir con frecuencia para dar los reportes correspondientes a Felipe, quién lo esperaba ansioso y lo mantenía por mucho tiempo en la habitación hasta que le hubiera contado todo detalladamente. Uno de esos días, sucedió algo fuera de lo común. Cuando Emilio llegó a la hora que le era habitual, Anita lo recibió y le dijo que Felipe lo estaba esperando pero Emilio le dijo:
-Anita, ¿me permites unos minutos? Me gustaría hablar contigo antes de entrar a ver a Felipe.
Anita se sorprendió de la petición del amigo de su esposo; nunca había hablado mucho con él, casi no lo conocía, ni tampoco creía que él la conociera a ella.
-Sí, por supuesto, Emilio. Pasemos a la sala de estar.
Cuando los dos estuvieron sentados frente a frente, Emilio empezó:
-Anita, de seguro te parecerá muy raro el que yo quiera hablar contigo pero, lo que pasa es que la próxima semana voy a marcharme de la ciudad y, antes, quería cerrar algunos asuntos para poder irme tranquilo.
-¿Cómo? ¿Te vas? ¿Por cuánto tiempo?
-No lo sé exactamente – contestó Emilio – puede que me vaya por mucho tiempo.
-¿Y Felipe ya lo sabe?
-No, él no lo sabe todavía. Hoy se lo voy a decir.
-Pues él se va a poner muy mal – comentó Anita – tú eres su amigo y siempre has estado a su lado. Además, lo estabas ayudando mucho en este tiempo. Te va a extrañar muchísimo.
-Sí, no hay duda de que me va a extrañar – agregó Emilio con un tono irónico – le va a ser muy difícil confiar en otra persona para que le haga el trabajo. Por eso me encargué de elegir personalmente a la persona que ocupará mi lugar y que reúna todas las características que quiere Felipe.
-¿Y la encontraste?
-Sí, cuando Felipe se recupere completamente estará por aquí. Creo que no falta mucho para eso, ¿verdad?
-Así es... bueno, todo depende de lo que el doctor diga porque todavía le quedan un par de semanas más de reposo – comentó Anita con un suspiro.
-Lo has cuidado muy bien todo este tiempo – agregó Emilio – lo has atendido mucho mejor de lo que él se hubiera esperado. Te has portado con él de una manera excepcional. No hay duda de que él es un idiota con suerte.
-¿Cómo dices? – preguntó Anita sorprendida por el último comentario.
-Dije que él es un idiota con suerte – repitió Emilio – Felipe es un idiota... es un imbécil.
Anita se quedó perpleja al escuchar esas palabras que eran dichas por el que creía ser el mejor amigo de su esposo.
-¿Qué?
-Lo que escuchaste: tu esposo es un idiota. Es el hombre más estúpido, más terco, más necio y el más orgulloso que he conocido en toda mi vida. También es el más egoísta. En otra parte no he tratado con un hombre con estas características como las que tiene Felipe. Yo también soy todas esas cosas, pero Felipe lo es aún más.
![](https://img.wattpad.com/cover/196053360-288-k731257.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El Camino al Padre Parte II: La fuerza del amor
SpiritualLuego de la huida de Anita, grandes problemas se presentan en el matrimonio y la promesa del amor se hace cada vez más difícil de cumplir. Felipe, indignado y furioso por verse abandonado, lo intentará todo con tal de recuperar a su esposa. Anita, a...