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Bajé por la escalera que había dejado en la ventana de mi habitación para escapar de casa sin que mi padre me descubriera.

Dua y yo desde pequeños solíamos escaparnos así, durante las madrugadas para ver las estrellas hasta el amanecer.

Miré hacia la casa de Dua, justo en la ventana donde noches antes había visto a la señora Cabello. Y esta vez no fue la excepción, ahí se encontraba, mirándome de regreso.

Crucé el pasto recortado hasta llegar a la casa.
Ella miró hacia abajo.

—Ya veo que le gusta espiarme.

Ella sonrió.

—Es culpa del insomnio que siga aquí, despierta.

—Así que tiene problemas para dormir...¿le gustaría que la ayude?

Ella recargó su cuerpo un poco más en el borde de la ventana, pensativa.

—¿Cómo me ayudarías?

—Podríamos hablar de esos problemas que le atormentan y no la dejan descansar.

—Es un riesgo.

—Conmigo todo es un riesgo—le sonreí—así que....¿qué le parece si baja y hablamos un poco?

—No puedo bajar.

—¿Por qué?¿La castigaron como a mí?

Ella rió un poco.

—No, son las responsabilidades de madre. Debo cuidar a mis hijas.

—¿Están en casa?

—Sí.

—Entonces están seguras...—cruce los brazos—¿me va a dejar aquí?

Ella miró hacia atrás, y luego de nuevo hacia mí.

—Sube.

—¿Habla en serio?

—Sí, pero no hagas tanto ruido que despertarás a todos.

—Así que me quiere a escondidas—murmuré y sin pensarlo un segundo más, fui a buscar mi escalera para subir hacia su ventana.

Entrar a su dormitorio fue interesante. Me sentía de nuevo como un niño haciendo alguna travesura.

—Señora Cabello, es usted demasiado atrevida como para dejarme entrar.

Ella me llevó hacia adentro.

—No quiero arrepentirme de haberte dicho que sí.

Le sonreí y me quité el abrigo. Saqué mi encendedor y la caja de cigarrillos para ofrecerle uno.

—No puedes fumar aquí.

—¿Usted me lo prohibe?

—Sí.

—De acuerdo—jugué con la caja y la guardé de nuevo en el bolsillo. Era la primera persona que me lo prohibía.

Ella se apoyó en el tocador que tenía al lado de su cama para verme de frente.

—¿Me contará que la tiene así?

—Son muchos secretos, Dacre.

—Así que si tiene muchas cosas ocultas que la consumen viva.

—Ni lo imaginas.

—¿Y por qué no se libera un poco de eso?

—No es tan sencillo. Sólo...no quiero dañar a la persona que más amo.

DADDY »	duamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora