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Dacre POV

Escuché que un automóvil se detuvo afuera del granero, y minutos después, la señora Cabello estaba frente a mí.

Hoy parecía estar de buen humor.

—¿Cuándo me dejará libre?

—Eso no lo sé, cariño, pero es un buen día para hablar de ciertas cosas.

La rutina de siempre la hizo.

Pidió que me liberaran, me dejaran a solas con ella, me duchara, me pusiera ropa limpia y me sentara a comer con ella. Siempre que venía a visitarme era lo mismo, y hoy no fue la excepción, o al menos eso pensé.

Cuando me detuve junto a ella, miré que por primera vez toda la comida se encontraba en una canasta. Pan, queso, mermelada, crema, café, tarta, vino, jamón, uvas, nueces.

—Parece que vamos a un picnic.

—Tendremos un picnic—me aseguró.

Un momento, ¿me dejará salir?

No me dio tiempo para preguntarle, ella me extendió la canasta y yo la sostuve.

—Es hora de irnos, Montgomery.

Salimos del granero, y después de estar encerrado por varias semanas, sentí el sol directo en mi piel mezclado con el aire fresco de la mañana.

Lo verde del campo me hacía sentir bien.

La señora Cabello caminó junto a mí todo el tiempo hasta que encontramos un lugar perfecto para quedarnos debajo de un árbol. A lo lejos miré que Fred nos cuidaba.

En silencio, Camila acomodó todo para el picnic y después pidió que me sentara.

Pensé en algunas ideas para escapar, pero ella parecía que me leía los pensamientos.

—Tengo un arma, Dacre, sabes que no irías lejos.

La miré, y me senté encima de la tela que había extendido. Me recordé que solía hacer lo mismo con Dua.

—¿Por qué me trajo aquí?

—Es para celebrar.

—¿Qué celebramos?

—¿No lo recuerdas, cariño?—yo negué en silencio, no sabía de que estaba hablando—es tu cumpleaños.

Yo la miré. Ni siquiera me recordaba del maldito día en el que estaba.

—¿Y no cree que mi mejor regalo sería estar libre?

—Tal vez, pero debemos confiar el uno del otro para que eso pase.

Ella comenzó a comer y yo elegí por prepararme un pan con crema y mermelada.

Miré el libro y las flores que la señora Cabello había dejado encima de la tela, como si pensara en más planes para "nuestra salida".

—¿Sabe? El primer día que la ví me enamoré de usted...sin pensar que podría hacerme esto...—levanté la mirada para ver que ella estaba sonriendo.

—Adelante cariño, dime...¿qué pensaste de mí?

-—Pensé que tal vez podría conquistarla. Y algún día tener una cita con usted.

—No me gustan los chicos.

—Pero tuvo hijos con un hombre.

—Eso es diferente...mi padre me obligó a casarme y utilicé eso a mi conveniencia... tuve dos preciosas hijas, pero nada más cambió, me quedé infeliz, hasta que conocía a Dua.

DADDY »	duamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora