12

314 44 6
                                    

Mi padre estaba en el hospital, con golpes por todo el cuerpo. Se encontraba estable pero con dolores que no lo dejaban moverse bien. Lo habían atacado un grupo de hombres, en el bar, la noche anterior. Supuestamente, había sido por las deudas que tenía con un hombre llamado "Roger".

Entré a la habitación blanca para ver a mi padre, posiblemente hoy mismo le darían de alta porque no se consideraba grave su estado.

Cerré la puerta detrás de mi y él me miró caminar hacia su cama.

—¿Cómo estás?

Mi padre gruñó un poco y miró hacia otro lado.

—Ya quiero irme de este lugar.

—Entiendo.

—Quiero que tú y tu madre alisten sus cosas que nos vamos a ir de este maldito pueblo lo más pronto posible.

Me quedé en silencio. No podía hacer eso.

Mi padre me miró y yo le clavé la mirada con molestia.

—No voy a irme de aquí.

—No estoy pidiendo tu opinión, Dacre, te estoy ordenando que le digas a tu madre que aliste sus cosas porque nos vamos de aquí.

—¿Por qué?

Me ignoró, pero sólo acorté más la distancia hasta quedarme a un paso de él.

—¿Por qué?—repetí.

—Porque ya no quiero otro problema como este—se señaló. Se refería más que a los golpes.

Ahí lo noté. Tenía algo diferente. Era la primera vez que lo veía con miedo.

—¿Cuánto le debes a ese hombre?

—Esto no es sólo por las deudas.

—Entonces...

Mi padre no respondió.

—No voy a irme de aquí.

—No quiero que me compliques más las cosas.

—Sólo te estoy avisando que no voy a irme de aquí.

Di un paso hacia atrás y luego me preparé para salir, ya no quería estar cerca de él. Si no fuera por estar en esa cama seguramente ya me hubiese lanzado un golpe, o sujetado con fuerza hasta aceptar sus palabras. Su violencia no paraba.

Abrí la puerta para irme, y en ese momento, mi padre me llamó. Me detuve para escucharlo.

—Aléjate de Camila Cabello, y de esa maldita familia.

Lo miré incrédulo.

—¿Por qué?

—Sólo aléjate.

—Ya no puedes decirme qué hacer.

No escuché más, sólo salí de la habitación y cerre la puerta tras mis pasos, alcanzando a escucharle decirme "es por tu bien, Dacre".

Mi padre siempre tenía esa forma tan controladora de ser. Y ya no quería permitirle nada más.

De regreso a casa, me desvié para ir a hablar con Dua. Tenía tanto en mente que quería desahogarme por el bosque o montando a caballo, o haciendo cualquier otra tontería linda con ella.

Llamé a la puerta y su abuela me recibió, haciéndome pasar para encontrarme con ella y con Camila, desayunando tranquilas en el comedor.

Camila bajó el diario que se encontraba leyendo y Dua inmediatamente dejó de acariciar la mano de la otra mujer. Por más que intentara ocultarlo, ya la había visto.

DADDY »	duamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora