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Camila POV

Estaba afeitando a Dacre con una navaja. Ya estaba limpio, con ropa fresca y recién peinado. Me gustaba como lucía así, sin descuidos.

Sentía su pulso nervioso en el cuello, por donde el filo pasaba para retirarle el vello.

—La primera vez que cacé un venado fue en Virginia, al norte de la colina...

—No me importan sus maldi...—coloqué mi dedo índice por encima de sus labios para silenciarlo.

—Shh, déjame continuar.

Él no replicó más y yo le sonreí.

—Recuerdo que el pequeño ciervo estaba entre los árboles comiendo, desprotegido, y sin alertas de peligro...disfruté tanto ver sus movimientos lentos y delicados al caminar...era como una danza de pasos ligeros—terminé de limpiarle la barba con una toalla húmeda antes de colocarle una crema analgésica para los golpes, Dacre sólo se mantuvo quieto, escuchando mi historia—el venado sufrió antes de morir porque no le disparé donde debía...sólo lo había lastimado hasta desangrarse—hice una pausa—yo era pequeña y no sabía qué hacer, sólo recuerdo que papá me felicitó por mi valentía.

Mi padre solía llevarme a cazar desde que era una pequeña niña, decía que me estaba preparando para ser una mujer fuerte "algún día puedes fingir ser como un frágil y descuidado ciervo, pero en el fondo sabes que eres un ágil y silencioso cazador que puede tirar del disparador y terminar con el sufrimiento de otros".

Mi padre no era un hombre ejemplar, pero... quién era yo para juzgarlo.

—¿Tanto trauma le dejó la cacería?

Miré hacia Dacre, sacándome bruscamente de los recuerdos. Negué en silencio y continué curándolo. Él estaba observándome, como si estuviera esperando mis siguientes pasos.

—¿Sabes, cariño? Yo realmente amo a Dua...y nunca le haría daño. Se merece lo mejor y yo estoy dispuesta a dárselo todo.

—Si me pasa algo, sabe que le va a doler. La va lastimar—acusó.

—Le dolería más que la decepcionaras—respondí.

—¿Por qué yo la decepcionaría, si usted está haciendo esto?

Pasé por delante de él y lo miré. Su mirada azul parecía curiosa y asustada. Como la de un pequeño ciervo.

—¿Ves cómo no puedo confiar en tí? Me dices que no le contarás nada a nadie, pero también me dices que Dua podría decepcionarse de mí si llega a saber sobre esto...¿y quién le contaría?

—Usted. Si tanto la ama no debería estar haciendo esto.

Avancé hacia la mesa, pensando en lo que me dijo.

—Parece que no lo entiendes...—tomé el cuchillo de la mesa y su expresión cambió, realmente tenía miedo y yo reí un poco al ver cómo palidecía—cariño, no te asustes, sólo cortaré un poco de manzana para ti, ¿acaso no te gustan?

Sostuve la manzana roja y comencé a cortarla, después lo llamé para que se acercara a comer, era uno de esos cortes de carne horneados a la francesa que tanto me debilitaban pero que hoy pasaría de comerlos.

Por mi mente pasaron cientos de ideas mientras Dacre comía, y al terminar yo me senté en el borde de la mesa, cerca de él para ofrecerle un bocado de la rebanada de tarta de moras que tenía en la mano.

Él no aceptó, pero a veces me molestaba tanto que me rechazaran, así que lo obligué a comer conmigo aquél postre.

—El día del lago, ¿cómo supo que yo iría?

DADDY »	duamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora