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Camila POV

Me encontraba bajando las cajas con semillas que había ido a buscar en el granero.

A lo lejos vi que Dua se acercaba a la casa y levantó su mano para saludarme, yo la llamé y esperé a que estuviera junto a mí para pedirle ayuda con las cajas.

—¿Son para el jardín?

—Sí, cariño...para la primavera quiero tener muchos girasoles aquí, como en Virginia...

Dua sonrió mientras miraba adentro de las cajas. Siempre solía hacerlo y ahí ya le tenía preparada una sorpresa.

Había un sobre blanco.

Ella lo miró y sostuvo entre tus manos.

—¿Que encontraste?—pregunté con curiosidad como si no supiera nada.

—Antes me escribías cartas.

—Esa es más que una carta.

—¿Qué es?

Dua levantó la mirada y yo le dí un beso antes de ver cómo abría el sobre y leía el regalo.

Era un certificado de propiedad de una estrella, una pequeña parte del cielo con su nombre. No tenía idea de cómo el ser humano se podía comprar, vender y apropiarse de una pequeña fracción del espacio, pero al parecer todo es posible. Dua leyó de nuevo el escrito y sacó del sobre un pequeño colgante metálico con una estrella grabada y una fecha, aquella en la que nos conocimos. Sabía que le gustaba mirar las noches estrelladas y observarlas durante horas sin cansarse.

—¿Cómo....?

—Sé que te gustan las estrellas, amor mio, y en lo que queda de la tarde nos encargaremos de armar lo que te compré—señalé otra caja donde estaba el telescopio.

Dua me miró aún más emocionada y me abrazó con fuerza. La atraje más hacia mi cuerpo y me acomodé en ella para sentirla lo más cerca posible. Estaba demasiado feliz, y eso me dejaba aún más que satisfecha.

—Esto...significa mucho para mí.

—Sabía que te iba a gustar, cariño...y quiero que hoy busquemos nuestra estrella, ¿te parece?

Dua parecía una pequeña niña ilusionada, me presionó más con sus fuertes brazos y me comenzó a besar. Le sostuve del rostro y en medio de aquellas sonrisas continuamos besándonos. Todo está mejorando.

Hasta que alguien nos interrumpió. Era un oficial de policía del pueblo.

Dua lo miró y luego a mí, yo sólo le indiqué que entrara a la casa y agradecí que no replicara en nada, sólo ví cómo ella fue hacia el interior y el policía se aclaró la voz para saludarme de nuevo.

—Buen día—el me extendió la mano y le correspondí mientras me respondía con su nombre.

–Camila Cabello–le respondí.

–Señorita Cabello, un gusto conocerla al fin–al parecer, ser nueva en el condado y vivir con los Lipa traía ciertos beneficios. O contras.

–¿A qué debo su visita, oficial?

Él suspiró y de su bolsillo sacó una pequeña libreta, con un bolígrafo, como si fuera uno de esos entrevistadores poco experimentados.

—Hace un par de horas nos informaron sobre la desaparición de un joven...su vecino...Dacre Montgomery.

—¿Dacre?

—Correcto...y si me lo permite, me gustaría hacerle unas preguntas de rutina para esclarecer nuestra investigación. 

DADDY »	duamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora