Me Enamore De Ti (Billie eilish y tú) ✓COMPLETA

Capitulo 49: Descontrol

(Aviso antes de tu lectura)

{Este capítulo ah Sido editado
Por si es tu segunda vez leyendo.
También puede ser que en más de una cambiaré o ya cambié las imágenes.

Muchas gracias, ¡sigue tu lectura!❤️}

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La vida es para ser vivida, no controlada

En otro lado:

–Resiste— Escucha en Sollozos. El hombre tirado en el baño intenta abrir sus ojos pero su estómago vuelve arder, inconsciente toma el primer lugar para levantarse.— ¡Llama a la ambulancia hija!— Grito su mujer.

sabía que estaba perdido, pero una imágen llegó a su cabeza. Esa jóven chica que dieron en adopción por problemas. Quería verla, conocerla y por fin disculparse por toda la mierda que ocurrió en su niñez previa.

–Quiero...quiero verla— Su mujer sabía de quién se trataba. Sus ojos se abrieron, su hija apareció con su celular en mano y lágrimas en sus ojos avellanas.

– Trataré de contactarme...

12:30P.M

Narra ___:

Vuelvo a tener 14 años y estoy mirando fuera de la ventana, tengo 14 años enamorada de Billie O'Conell.

Me aseguré por un largo tiempo de tener el mayor cuidado, estar muy callada, cooperar, porque no quería volverme a mudar. No quería dejar la escuela en la que había descubierto la única cara amable.

A mis catorce años entro por una puerta en la sala de clases esperando con una radiante sonrisa, sin saber que era mi hermana. Tampoco intenté hablarle, muchas veces sentia sus ojos en mí y otras solo era nada más que pedir un lápiz o la tarea del jueves pasado.

Observé como iba creciendo un poquito cada día, como se hacía un poquito más alta, más fuerte, un poquito más resistente y más silenciosa. Con el tiempo se hizo demasiado fuerte como para que los comentarios de las personas la intimidaran. Pero nadie sabía de su infancia, ella no sabía que estábamos a nuestros catorce años en la misma escuela, mismo grado. Los estudiantes la amaban y pocos rechazaban, algunos la acosaron hasta que empezo a defenderse.

Hasta que la presión del mundo acabó derrotándola.

Sus ojos siempre fueron los mismos, a pesar de la mierda acumulada.

Ah pesar de nos saber quién era yo más que la callada del salón, siempre me miraron de la misma forma. Comprensiva, compasiva, ansiosa por entender mi callar. Pero nunca me presionó para hablar.

Se aseguraba de ahuyentar a los demás que creían ser reyes de las salas. Pensé que quizás no era tan mala. Pensé que por fin había visto algo en mí.

Pero solo pensé.

Se fue a los tres meses de la ciudad por intercambió de trabajo de su padre, o lo dijo una de sus amigas, me sentía indefensa, con un dolor en mi pecho que jamás pude curar hasta hoy.