T R E I N T A Y U N O

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Miedo.

Eso era lo que él sentía.

Lo único que podía ver era la puerta de la habitación a unos metros de él, que se iluminaba por la luz arriba de su cabeza.

Intentó liberarse, pero lo habían atado con cadenas. Su pierna ya no dolía tanto, pero sentía un fuerte ardor cada vez que la movía sólo por un centímetro, por eso se había quedado quieto las últimas dos horas.

No sabía que iban a hacerle. No quiso responder ninguna de las preguntas que le hicieron y sabía que ellos querían escuchar otra cosa.

"No hemos terminado contigo. Vendremos más tarde y espero que nos puedas ayudar.. o sino, no te gustará saber lo que va a pasarte"

Recordó cómo lo habían amenazado, pero no iba a responder las preguntas.

Sintió pasos del otro lado de la puerta y abrió sus ojos un poco. Lo único que quería hacer era irse. Sabía que Mark y Jackson vendrían por él, pero no sabía cuánto iban a tardarse.

Escuchó voces pero no supo de que estaban hablando. Intentó acercar la silla en la que estaba amarrado hacia la puerta, pero le fue imposible ya que la silla estaba atada a otra cadena que estaba en la pared.

Suspiró, rindiéndose. Recordó a sus cuatro amigos y a YuGyeom. No sabía muy bien lo que eran, pero la palabra "amigos" no era la correcta. Quería salir de ahí y abrazarlo fuerte, decirle que lo amaba. Porque sí, Jae lo amaba con locura.

Sonrió pensando en él, en su tierna sonrisa. En su última salida que tuvieron. Fueron hacia una heladería y él se veía tan feliz con su helado de chocolate.

YuGyeom era un niño para tomar un helado. Se había ensuciado la mayor parte de su boca. Soltó una risa, recordando cómo YuGyeom no se había dado cuenta y cuando lo hizo, se sonrojó a más no poder.
O cuándo fueron a la famosa plaza en la que había empezado todo. Su primer beso con él. Repitieron lo que había pasado ese día en forma de juego, sólo que la segunda vez fue más emocionante y divertida.

Se mordió el labio y miró hacia arriba, para no derramar lágrimas.

Sus pensamientos fueron cortados cuándo escuchó el chillido que hizo la puerta al abrirse. Miró hacia esa persona, la misma que había estado frente a él haciéndole las preguntas. Quería asesinarlo.

—Nos encontramos de nuevo, JaeBum— le dió una falsa sonrisa.

—¿Qué quieres?— rodó sus ojos, escupió y se acomodó un poco mejor en la silla, haciendo un intento de no soltar un grito debido a su pierna.

—Ya lo sabés— desde una esquina de la habitación, arrastró una silla sólo con alzar su mano y se sentó, dándola vuelta y sentándose frente a él. —¿estás listo para responder?— acercó un pedazo de fierro, con la punta naranja casi rojo. JaeBum supo de inmediato que la habían puesto en el fuego. —¿dónde está Kim YuGyeom? sé muy bien que lo conoces—

—No lo sé, no lo conozco— mintió. No sabía por qué lo querían, pero no iba a decírselos.

—Si así lo quieres— clavó la punta hirviendo del fierro, en la herida de Jae. Este soltó un fuerte grito, dejando salir alguna que otra lágrima.

—¿Para qué quieren saber dónde está él?— preguntó, casi en un susurró, sintiendo que moría de a poco en ese mismo instante.

—Nuestro líder lo quiere muerto. Quién sabe las razones, yo sólo estoy para servirle—

—¿YoungJae?— preguntó, abriendo los ojos y jadeando debido al dolor.

—Eso no te incumbe, ¿me dirás dónde está o tendré que asesinarte para luego asesinar a todos tus amiguitos?—

Vampire • [BGyeom] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora