Gracias a mi fan fic (Juan Pablo Villamil)

Capítulo 27

"____, timbre, atiende por favor que estoy tendiendo la ropa" pidió mi mamá. Yo estaba sentada en la sala de mi casa concentrada en la televisión. Me puse de pie y caminé a la puerta, la abrí para revelar un joven, en sus veinte tantos, con un sobre de papel en la mano y una hoja aplastada sobre una lámina de metal en la otra.

"buenos días, busco a ____" saludó mientras miraba el nombre en el sobre y después me volvía a mirar a mí.

"soy yo" dije dándole una sonrisa. Él me la devolvió en lo que me extendía la correspondencia. No tuve que mirar demasiado para ver el logo de la Universidad de Los Andes en una de las esquinas del sobre. El corazón comenzó a latirme a velocidad supersónica, mientras de pronto no sonreía más. Estaba nerviosa, podía sentir como las manos me transpiraban y el aire de pronto era más difícil de inhalar.

Ahí adentro estaba básicamente todo mi destino, por más dramático que eso suene. Realmente deseaba con todo mi ser que dijera que había entrado, quería ir a Bogotá para estar cerca de Villamil. Quería que estuviéramos juntos. Quería estar con él. Eso era lo que más me importaba.

"¿me firmarías aquí?" preguntó un tanto confuso al ver como toda mi actitud había cambiado en un segundo. Asentí tomando el bolígrafo y haciendo un garabato sobre el papel donde me señalaba. Después entré sin siquiera decir hasta luego y subí corriendo a mi habitación.

Cerré la puerta casi de un golpe y me senté frente la computadora. Fui a Skype y rogué que estuviera conectado. Ya era tarde donde fuera que estuviera ese día. Pero rogaba que no tuviera sueño o que simplemente hubiera dejado la computadora prendida, conectada cerca suyo como para escuchar el llamado. Cuando abrí mi sesión vi que estaba conectado, haciéndome acelerar el corazón aun un poco más. Apreté para llamar y vi como sonaba, pero nada pasaba del otro lado. Hasta que de un segundo para el otro el sonido paró.

"protón... ¿Qué haces? Es re tarde acá" avisó un tanto dormido. Tenía los ojos apenas abiertos, su pelo que había empezado a crecer se encontraba hecho un remolino sobre su cabeza. Tenía la voz ronca y las mejillas rojas por tenerlas apoyadas contra la almohada.

"Villamil, llegó la carta de Los Andes" avisé. Sus ojos se abrieron de pronto, despertándose en un instante. Se quedó en silencio mirando la pantalla antes de volver a hablar.

"¿Qué dice antorcha?" preguntó. Solté un suspiro antes de empezar a negar. Podía sentir que las manos me temblaban y que no podía más de los nervios.

"no sé, no la abrí todavía" expliqué. Soltó un bufido de frustración. Que fácil, no era a él al que le iban a decir si entraba o no. "¡estoy nerviosa!" me quejé en un grito de enojo. Estaba enojada legítimamente.

"perdón" fue lo que dijo. Lo cual me tomó por sorpresa, él nunca se disculpa a menos que use la palabra en sentido sarcástico, lo cual lo usa bastante. "perdóname, estoy dormido y estoy nervioso también. Ábrelo, yo estoy acá" fueron las palabras que salieron de su boca. Asentí mientras torpemente comenzaba a romper la parte de arriba del sobre. Tardé unos segundos hasta que saqué un leve montoncito de papeles. Inhalé hondo antes de comenzar a pasarlo hasta llegar a la última hoja. Bajé la vista lentamente hasta llegar a donde decía que... ¡sí! ¡que había quedado! Solté un gritito de emoción.

"¡quedé! ¡Dicen que me aceptaron! ¡Que entré!" grité a la pantalla de la computadora mientras veía como Villamil sonreía de manera amplia como nunca antes lo había visto. "voy a poder ir a Bogotá, quedé" dije, aunque era más para mí que para él.

"felicitaciones, te lo mereces" fueron sus palabras. Asentí. Tenía tantas ganas de abrazarlo en ese momento.

"gracias. Gracias por todo" dije sonriendo con ganas mientras me quedaba más tranquila, aunque el corazón todavía me latía a mil por hora. "gracias" repetí en un susurro una vez más.