Como una mujer hambrienta a la que se le ofrece un banquete, quería saborear y devorarla toda.
Empezó a besarle la mandíbula, el cuello... Empezó a tirarle del polo hasta que consiguió sacárselo de los vaqueros y pudo acariciarle la cálida y tensa carne. A medida que iba ascendiendo, la suavidad de su piel fue cubriéndose de un crespo vello. Mmm... Tenía que verlo. Con un rápido movimiento, le sacó la camiseta por la cabeza.
Kara se dejó tocar y besar durante unos minutos. Entonces, se quejó.
-A mí me parece que tú te estás quedando con toda la diversión. ¿No te parece que es mas justo que las dos desnudemos nuestros pechos?
Un cubo de agua fría no podría haberle enfriado más rápidamente la libido.
-Oh... No es tan excitante... -susurró, mirándose los pechos.
-A mí no me parece nada mal.
-Es porque llevo puesta una maravilla de la ingeniería moderna, llena de aros. También es muy incómoda.
-Entonces, como gesto humanitario, creo que deberíamos terminar con esa tortura. No puedo divertirme sabiendo que tú estás incómoda.
-Es que hay tanta luz aquí...
-¿Por qué no nos vamos al dormitorio? -susurró kara, besandole el cuello.
-No, de verdad, no puedo...
-Eh, yo soy la que está siendo seducida. ¿Es que no tengo opinión? Me sentiría mucho más comoda en una cama... Con las luces apagadas -añadió, mirándola de soslayo.
-¿De verdad?
-Claro. Es más... bueno, me gustaría más.
Lena no le creyó, pero tenía un bulto en la entrepierna que sugería que, por fin, algo parecía ir bien en su vida sexual, para variar.
-De acuerdo.
-Prepárate en el cuarto de baño. Yo te estaré esperando en el dormitorio. Lena asintió y se metió en el cuarto de baño que tenía en su dormitorio. ¿Qué había querido decir con eso de «prepararse»? Estaba tomando la píldora, pero, de todos modos, esperaba que kara utilizara un preservativo.
Se lavó los dientes. Entonces, se tomó dos tabletas de vitamina B para calmarse los nervios. ¿Se suponía que tenía que desnudarse? Le ahorraría la vergüenza de después. ¿Y si no estaba oscuro cuando ella saliera del cuarto de baño? Decidió quitarse la chaqueta, la falda y las medias, dejándose solo las braguitas y el sujetador. Entonces, apagó la luz del cuarto de baño y abrió la puerta.
No había mentido sobre la oscuridad. No se veía nada en el dormitorio. Cortinas echadas y puerta cerrada. Nada.
A pesar de la oscuridad, sabía que Kara estaba allí.
Lo sentía.
-¿Kara?
Una mano le acarició el vientre desnudo. Asombrada, contuvo el aliento. Kara le tocó el vientre, el costado, los pechos a través del sujetador... Entonces, le soltó el broche delantero. Lena se puso en estado de alerta. Todos sus nervios ansiaban su atención. Sintió que las yemas de sus dedos le tocaban y acariciaban los pechos.
Solo sentía sus dedos. Nada más. Ni siquiera su boca y deseaba tanto que ella la besara... Cada vez que daba un paso hacia dónde ella creía que estaba, se encontraba con el vacío. Cuando levantaba los brazos, ella se los colocaba de nuevo en los costados.
-Pensé que yo te estaba seduciendo a ti -protestó ella.
-Y así fue. Así es...
Aquellos ágiles dedos le quitaron el sujetador y las braguitas casi sin que ella se diera cuenta. Entonces, la tomó de la mano y la llevó a la cama, donde la tumbó.
Por fin la besó.
Se apoderó firmemente de su boca, besándola con labios y lengua, hundiéndose dentro de ella hasta que Lena sintió que se volvía loca de placer. Entonces, le agarró las muñecas y se las levantó por encima de la cabeza.
De repente, Lena notó un aro de metal alrededor de las muñecas, pero ella la estaba besando tan fieramente que no pudo concentrarse en aquella nueva sensación. No se dio cuenta de lo que había hecho hasta que no oyó un clic.
-¡No! -exclamó, tirando frenéticamente. Sin embargo, no pudo hacer nada. Estaba atada a la cama
-¡Kara! ¡Suéltame!
No hubo otra respuesta más que el crujido de los muelles de la cama cuando ella se levantó.
A continuación, oyó que encendía una cerilla. Encendió una vela y luego otra, y otra más. Eran las velas que ella guardaba para emergencias y que daban una agradable luz a la sala, a Kara y a ella.
-Has leído la revista...
-Sí -respondió ella, mientras encendía otra vela sobre la mesilla de noche.- Personalmente, mi fantasía favorita era esa de: «La concubina lavando la peana de su amo», pero tú subrayaste la de: «Virgen indefensa seducida por un atractivo y peligroso desconocido», así que me figuré que te gustaba.
-Pues te equivocas.
-¿Estás segura?
-Sí.
-Bueno, en estos momentos estás muy indefensa y, dado que soy un caballero, voy a asumir que eres virgen, pero para que no te asustes, te voy a decir lo que voy a hacer paso a paso.
-¿No seria mejor que me soltaras?
-No hasta que te haya seducido -susurró ella, con un tono de voz que le aseguró a Lena que nunca le haría daño
-.Bueno, creo que me he portado bien contigo. No te he atado las piernas, pero si te portas mal, lo haré. ¿Me comprendes?
-Mmm...
-Lo primero que voy a hacer es tocarte esos pechos tan bonitos
-anunció. Todavía tenía los vaqueros puestos, pero el torso le relucía a la luz de las velas
- Probablemente jugaré un poquito con los pezones...
En aquel momento, los pechos, y sobre todo los pezones, le empezaron a vibrar, ansiando sus caricias. Sintió también una sensación parecida entre las piernas.
Le acarició los pechos con sus manos, tocando y amasando la carne y luego apretándole los pezones hasta que ella gimió de placer.
-Ahora, voy a colocar la boca aquí... Voy a mordisquear estas cerezas un poco, así que prepárate.
Lena empezó a jadear. Era como si cada caricia se repitiera dos veces. Cuando kara le decía lo que le iba a hacer, su imaginación se anticipaba, haciendo que la parte del cuerpo en cuestión vibrara de deseo. Entonces, cuando la tocaba, la excitación era mucho mayor de la que ella podía soportar.
Todo su cuerpo experimentó sus caricias, todo menos el centro de su feminidad, que ansiaba más que ninguna otra parte sus atenciones.
Lena estaba casi sollozando de necesidad cuando kara se quitó por fin los vaqueros y se colocó un preservativo. Al ver aquella imponente masculinidad, no pudo guardar el control. Gimió y agitó las esposas contra los postes de la cama.
-No tengas miedo. Iré muy lentamente y trataré de no hacerte daño.
-No, lento, no, por favor...
-Comprendo que quieras acabar enseguida con esto, pero acoger a una mujer asi en tu cuerpo puede resultar doloroso la primera vez. Ahora, abre las piernas para que yo pueda ver si estás lista para que te penetre.Lena abrió las piernas ansiosamente y observó cómo kara se colocaba a los pies de la cama y se contentaba solo con mirar. Estaba tan cerca que el aliento le movía suavemente el vello. Se sentía llena de deseo, demasiado excitada para sentir vergüenza por el modo en que kara la estaba mirando.
Con el dedo índice, kara trazó la abertura de su cuerpo. Lena gimió de placer.
-Voy a introducir un dedo para ver si estás lista.
Ella habría protestado si no hubiera estado segura de que kara la habría torturado durante horas. En vez de eso, observó con frustración cómo le metía un dedo. Incapaz de contenerse, gritó y se frotó contra su mano.
El dedo desapareció inmediatamente.
-Lo siento, cielo. Veo que te he hecho daño.
-¡No! ¡No!
-Sss. Yo sé que sí. Te daré un beso para que se te pase. Entonces, acarició el mismo centro de su feminidad con la lengua. Lena echó la cabeza hacia atrás y empezó a temblar. Cuando cerró los ojos, vio estrellas. La sangre parecía reducirse mientras kara le acariciaba una y otra vez con la lengua, llevándola a un poderoso clímax.
Tal vez el juego se había terminado o kara se olvidó de las reglas, pero aquella vez no le dijo lo que iba a hacer. Se hundió en ella. Lena estaba todavía temblando del placer cuando la sintió dentro de ella, llenándola como no lo había hecho nunca nadie.
-Eres tan tensa, tan suave, tan dulce...
Le sujetó la cabeza entre las manos y la miró a los ojos mientras se movía dentro de ella. Aquellos largos y potentes movimientos la acercaron de nuevo al clímax. Como tenía las manos atadas, solo podía utilizar las piernas para estrecharse contra ella, arqueándose cuando Kara se movía. Aquella vez, cuando alcanzó el orgasmo, no lo hizo sola.
Horas más tarde, Kara se despertó de repente. Sus sentidos le advertían el peligro. Instintivamente, buscó el revólver que tenía debajo de la almohada, pero no lo encontró. Al escuchar un sonido metálico, se incorporó en la cama. Entonces, escuchó una suave risa. Aquella vez, era ella la que estaba atada a la cama.
-Si eres muy buena, podríamos llegar a lo de «La concubina lavando la peana de su amo» -le prometió Lena
-. Dentro de un rato...
Kara gruñó. Su plan había sido hacer que Lena dejara el trabajo, pero le había salido el tiro por la culata. Estrepitosamente. Tendría que pensar en otra cosa...
Sin embargo, la lengua de Lena le estaba realizando dibujos sobre sus pechos, lo que le ponía muy difícil pensar. Cuando ella fue bajando, poco a poco, la capacidad de pensar quedó fuera de cuestión.
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Un Poco De Diversión.
FanfictionLa vida sexual de Lena Luthor necesitaba un poco de animación. Sólo esperaba que su apático prometido estuviera dispuesto a participar cuando ella le propusiera hacer realidad un par de fantasías... Desgraciadamente no fue así, y su ex prometido la...