Accionó el interruptor algunas veces más, cada vez con mayor agitación. Nada.
Debería haberla probado antes de comprarla. ¿Estaría rota? Al agitarla, se dio cuenta de que no tenía pilas. Se había olvidado de comprarlas.
Debía de llevar horas sentada allí. Si no tenía cuidado, la encontrarían completamente dormida en el suelo del cuarto de baño, lo que no causaría muy buena impresión. Decidió quitarse los tacones y ponerse las deportivas negras que se había comprado.
Lentamente, se puso de pie para apoyar el oído contra la puerta y escuchar. Silencio. Con mucho cuidado, abrió un poco la puerta. El tenue brillo de las luces de emergencia iluminaba el almacén, pero todo era muy diferente al día. La suave luz había convertido las cajas y los sacos en masas siniestras. Al fin estaba sola. No había ido nadie para recoger el botín, que era lo que más había temido. A pesar de todo, sintió el impulso de volver a meterse en el cuarto de baño y quedarse allí. «Soy Kiera, la osada», se recordó, mientras salía cautelosamente del cuarto de baño.
¿Qué iba a hacer? Decidió acabar con su inspección lo más rápidamente posible para poder marcharse de allí cuando antes.
Avanzó a través de las cajas. Algunas habían llegado de Inglaterra e Irlanda, gracias al padre de Morgan Edge. Sin embargo, su objetivo eran las que contenían los palillos. Dejó los sacos de café para otro momento. Había visto que el que se había roto no contenía nada más que café, pero no podía asegurar lo mismo de los demás. Tras un momento de indecisión, siguió con el plan que se había marcado. Investigaría el resto del café más tarde, si tenía tiempo.
Dejó la mochila en el suelo y sacó la palanca. Había comprado la más pequeña, por razones evidentes, pero cuando trató de levantar la tapa de la primera caja, deseó haber comprado la mayor.
Le resultó muy difícil, además de ser muy ruidoso. El sudor le cubrió la frente mientras. movía la palanca una y otra vez, tratando de levantar la tapa lo más silenciosamente posible.
De repente, se detuvo. ¿Se había escuchado algo? Miró fijamente los oscuros rincones del almacén, pero no vio más que sombras.
Permaneció en alerta, durante un minuto aproximadamente, hasta que decidió que se lo había imaginado y prosiguió con su trabajo. Los brazos le dolían del esfuerzo, pero con lentitud, la tapa había comenzado a salir. Por fin, con un fuerte ruido, se soltó. Rápidamente, se abalanzó sobre la caja.
¿Qué le hizo levantar la cara? ¿Otro ruido? ¿La sensación de que no estaba sola?
Se volvió justo a tiempo para ver que una figura se lanzaba sobre ella. Ni siquiera pudo gritar. Una mano enguantada le tapó la boca y la empujó sobre los sacos de café. Lena todavía tenía la palanca en la mano, pero cuando trató de utilizarla, se dio cuenta de que su atacante la tenía inmovilizada.
Le tenía la boca y parte de la cara cubierta con la mano enguantada. Trató de morderlo, pero la tenía tan bien sujeta que ni siquiera podía mover la boca. Frenéticamente, trató de girarse para zafarse de él y poder darle una buena patada en la entrepierna. No pudo.-Estate quieta. No voy a matarte hasta más tarde -le susurró al oído una fiera voz.
-¡Kara! -musitó Lena, cuando ella le apartó la mano de la cara.
-No te alegres tanto de verme. Hablo en serio. Te voy a hacer pedacitos.
-¿Qué estás haciendo aquí?
-Lo mismo que tú.
-¿Has venido por los palillos?
-Sí. Dado que estás aquí, ¿puedes sujetar la linterna?
Durante un segundo, Lena se pensó si se negaba. Entonces, recordó lo mucho que se alegraba de verla y lo que le había costado levantar la tapa de la caja.
-¿Te has acordado de traer pilas?
-¿Qué?
-Para la linterna.
-¿No me dirás que Mata Hari se olvidó de las pilas para su linterna? -replicó kara, con sorna. Al menos no estaba enfadada con ella.
Lena encendió la linterna que kara le entregó y la sostuvo.
Entonces, iluminó la caja y ambas vieron montones y montones de palillos.
-Podría ser una maniobra de despiste. Tal vez la droga esté debajo -susurró ella.
Kars se volvió hacia ella y, con la mirada, le pidió que se callara.
Lena obedeció al ver que kara se disponía a retirar los palillos. Cuando la caja estuvo vacía, se vio que no había nada dentro.
A continuación, Kara se dispuso a examinar los palillos. Sacó un par del envoltorio de papel y los partió en trozos. Entonces, los olisqueó y los tocó con la lengua. Hizo un gesto de desagrado y se limpió la lengua con el guante.
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Un Poco De Diversión.
FanfictionLa vida sexual de Lena Luthor necesitaba un poco de animación. Sólo esperaba que su apático prometido estuviera dispuesto a participar cuando ella le propusiera hacer realidad un par de fantasías... Desgraciadamente no fue así, y su ex prometido la...