Dos.

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29 de enero de 2021, Buenos Aires, Argentina


—¡Sí, sí, sí, sí! —gritó feliz mientras daba saltitos de alegría alrededor de toda la caravana. Me reí mientras ponía nuestro equipaje dentro— ¡Sí, sí, sí, sí! —continuó.

—Ya amor, me estás mareando. —me reí cuando bajé y vi que continuaba haciendo lo mismo.

—¡No puedo parar! —gritó agitada— ¡Nos vamos en caravana! —corrió a mi encuentro y me sacudió por los hombros, causando mi risa.

—Ya sé eso.

—¡Estoy muy emocionada! ¿Tú no estás emocionado?

—Muy emocionado, pero a diferencia de vos no tomé tres Red Bull para no dormir. —me reí.

—Eh. —se hizo la ofendida y se cruzó de hombros sobre el pecho— Solo tomé dos y medio, el otro medio te lo tomaste tú.


Me reí de nuevo y cerré la puerta de la caravana con llave, caminando de nuevo a nuestro departamento. Andrómeda se apresuró para seguirme de cerca.


—En serio Andrómeda, deja de hablar de ese modo.

—¿Cuál modo?


Me volteé para mirarla.


—Vos no decís "tomé", "¿cuál modo?" ni ninguna de esas cosas que decís últimamente, así que empezas a hablar como una española de nuevo o quemo la caravana y agarramos un vuelo a España mañana mismo. —advertí levantando una ceja.


Ella se quedó en silencio de pronto y tuve que suprimir una risa cuando vi su adorable rostro haciendo un puchero y negando con la cabeza.


—Bueno, ya te avisé. —me reí un poco y besé su frente.


Subimos en el elevador y Andrómeda no pudo dejar de dar pequeños saltitos, cosa que me causó gracia y ternura por partes iguales. Entramos de nuevo al departamento y terminamos de agarras nuestras últimas cosas: la plata, la documentación y al gato.


—Wosi. —lo llamó ella, poniendo esa voz que siempre ponía cuando le hablaba al gato— Nos vamos de paseo. —lo alzó en el aire y acarició debajo de su cabeza, a lo que le gato maulló— Sí, sí, de paseo. —asintió— Va a ser un paseo largo, así que mejor despídete de casita. —agarró la pata del gato y la movió, como si estuviera diciendo adiós al departamento. Negué con la cabeza y me reí, el gato pareció poner una cara rara.

—Lo sé gatito, mamá está loca. —me acerqué y besé su cabeza.


Agarré también el cosito donde dormía el minino, su caja de arena y el cosito donde lo transportábamos.


—Bueno, listo. —dije— Tenemos todo.

—¡Sí, sí, sí! —gritó ella, lanzando al gato por los aires.

—¡Andrómeda! —grité.


El gato maulló con terror y ella lo agarró al vuelo, pero él le dio un zarpazo en la remera, aruñándola un poco.


—Gato malo. —dijo ella frunciendo el ceño.

—¿Gato malo? —dije casi ahogado— Mira si la mala no sos vos, lo re asustaste.

—¿De parte de quién estás? —objetó mirándome y levantando una ceja hacia mí.


Traté de tomarlo con humor y negué con la cabeza, riéndome un poco.


—Estás loca, ¿cómo te aguanto yo en una pequeña caravana hasta que expulses todo el Red Bull de tu cuerpo?

—¡Venga, nos vamos! —dijo felizmente, ignorándome por completo y saliendo del departamento.


Caravana ~ WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora