Veintitrés.

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7 de julio de 2021, Mendoza, Argentina


Para cuando la joda terminó y todos nos acompañaban a Andro y a mí a la caravana para después marcharse al hotel, eran las siete de la mañana y hacía un frío horrendo. Andrómeda estaba helada, temblando entre mis brazos y con los dientes haciendo ruiditos al chocar por el frío. Estaba deseando llegar a la caravana y poder meterla dentro de tres capas de frazadas, porque a pesar de que cambié la pila del calefactor el estúpido aparato continuaba sin funcionar.

Aquel pensamiento me trajo un escalofrío.

Es solo una metáfora, pelotudo. No te lo tomes literal.

Llegamos finalmente y nos despedimos de todos, que empezaron a emprender la marcha hacia el hotel porque se pelaban de frío. Afortunadamente no caía lejos, nosotros procurábamos estacionar cerca de ellos.

Dani se quedó un poco más para despedirse. Ahora estaba abrazando a Andrómeda y frotando su espalda con un poco de fuerza para que ella no pase tanto frío.


—No me abandones ahora que tienes novia, eh. —ella hizo un puchero y él se rió negando con la cabeza.

—No te pongas celosa. —se burló y ella golpeó su espalda haciéndolo reír más— No importa quién venga nuevo, a vos jamás te voy a abandonar. —besó su mejilla y ella sonrió— Vos lo sabes pero querés que te llore la pija un ratito.

—No tengo pija. —se burló ella esta vez.

—Me entendiste perfecto. —se rió y tomó su rostro entre sus manos— Te amo enanita, por mil novias que tenga no te van a desbancar jamás.


Entonces ella sonrió, una sonrisa medio tímida y linda, de esas que podrían volver loco a cualquiera.

Ellos nunca iban a cambiar, su relación nunca iba a cambiar. Lo que fuera que ellos tenían, la cosa invisible de la que a la que yo tanto temí jamás iba a desaparecer. La única diferencia era que ahora ya no me molestaba más. Andrómeda y Daniel se amaban y eso estaba bien, yo podía vivir con ello.

Si lo pensaba fríamente, algo similar pasaba entre Wawa y yo. Ella era como mi hermana, la amaba y haría cualquier cosa por ella. Si bien era cierto que Andrómeda era el amor de mi vida y jamás podría sentir nada igual por nadie más, también lo era que lo que sentía por mi mejor amiga era algo que nadie podría reemplazar, ni siquiera ella. Andrómeda jamás se quejó de eso, ¿por qué tenía que hacerlo yo, entonces?


—No quiero que tengas mil novias, María me gusta. —dijo finalmente y el pecho de Dani pareció caer con alivio.

—¿Lo decís posta o es para que me quede tranquilo?


Andrómeda soltó una risita.


—Lo digo en serio. —asintió— Con solo saber que te hace feliz a mí ya me caía bien antes de conocerla. —sonrió— Pero además después de conocerla me cae mejor.

—Qué bueno. —Dani apoyó su frente sobre la de ella y cerró los ojos— Realmente, eso es muy bueno. Estaba por volverme loco, no sabía cómo iba a llevar esto si ustedes no se agradaban.

—Deja el drama, nene. —lo empujó un poco jugando y ambos rieron— Ve con ella y dale lo que le has comprado, pídele que sea tu novia.


El plan de Dani era pedirle a María que sean novios hoy en el hotel. Él le había comprado un collar hermoso con una inicial, la "D". Yo creí que era un poco presuntuoso por su parte, pero cuando vi lo emocionada que se puso Andrómeda me pregunté si debía hacer como Dani Ribba y comprarle un colgante con una "V".

Caravana ~ WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora