Nueve.

1.8K 129 64
                                    

N/A: Este capítulo está subido de tono, aviso porque en esta historia no suelen haber de estos. Todavía estás a tiempo de dejar de leer.


7 de abril de 2021, Salta, Argentina


Agarré su cintura con un poco de fuerza, sintiéndome al borde del colapso, estaba borracho y excitado y sus caderas contoneándose frente a mí no me estaban ayudando en eso, solo servían para ponerme a cien.

Andrómeda siempre dijo que yo bailaba mucho mejor que ella, pero yo podía jurar que aquello era mentira absolutamente. Su movimiento de cintura me volvía completamente loco.

Mis manos están en sus caderas ahora, apretándolas un poco y moviéndolas a mi gusto, ella siempre me dejaba llevarla a mi ritmo. Seguíamos el ritmo de alguna canción de reggaeton viejo, me encantaba el reggaeton viejo y a ella también; era todo bombo y caja, fácil de bailar y fácil de seguir. Y también fácil para calentarme.

Mi piel estaba un poco transpirada, con una fina capa de sudor recorriendo todo mi cuerpo, pero tenía demasiados estímulos más interesantes como para prestarle atención a eso: la música sonando con fuerza en los parlantes y haciendo eco en mis tímpanos, las manos de Andrómeda rozando mis piernas cada poco tiempo, su culo frotándose con mi entrepierna, su respiración medio agitada haciendo que sus pechos suban de tanto en tanto, sus dientes mordiendo su labio con un poco de fuerza, el bulto sobresaliente de mi pantalón, cada vez más duro.


—Hasta abajo conmigo, mami. —pedí con voz ronca en su oído, consiguiendo erizar su piel.


Largó un suspiro y empezó a bajar de a poco mientras yo la seguía, adaptándome a mi ritmo lento esta vez. Cuando solo la sostenían sus tacos y sentí que la pollera de su vestido ajustado se estiró, cerró un poco las piernas. Colocó una de sus manos sobre mi rodilla y la apretó ligeramente, consiguiendo que suelte un pequeño jadeo. Sonreí contra la piel de su cuello, con dientes y un pequeño mordisco incluidos.


—Me pones loco, Andrómeda. —dije todavía con ese mismo tono voz— ¿Podes regresar hasta arriba? —pregunté jugando con el lóbulo de su oreja entre mis dientes y ella asintió despacio— Dale. —subí mi mano de nuevo a su cadera y la apreté un poco más mientras regresábamos arriba al ritmo de la música.


Sentía calor, un calor interno abrasándome todo el cuerpo, el pecho, la entrepierna. Un calor que solo hacía aumentar más y más cuando sus nalgas empezaron a apretar mi pija para darle un poco de atención, volviéndome loco. Empecé a simular pequeñas embestidas con cada "pum, pum" de la música. Coloqué mis manos en sus muslos, subiendo un poco su pollera y apretando la carne de sus piernas. Ella cerró los ojos débilmente y dejó caer la cabeza hacia atrás, apoyándola en mi pecho.


—Valen... —gimió y yo gruñí en voz baja a modo de respuesta— ¿Podemos volver? —casi suplicó y clavé de nuevo mi erección en su espalda.


Obvio quería regresar, quería volver a la caravana para poder hacerle el amor. Pero aquello resultó tan excitante, bailar con Andrómeda siempre lo era, pero dudo que alguna vez hayamos bailado así antes, no sé si era algo real o por culpa del alcohol, pero yo sentía todo tan intenso que no quería parar ahora, quería prolongar ese juego un poco más.


—¿Me haces el aguante una canción más? —dije de igual modo y ella asintió.


Caravana ~ WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora