Diecisiete.

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29 de mayo de 2021, Córdoba, Argentina


En algún momento debí quedarme dormido con Andrómeda en los brazos porque cuando volví a abrir los ojos entraba luz del sol por la ventanita y ya era de día. De todos modos, Andrómeda ya no estaba entre mis brazos.

Fruncí ligeramente el ceño y la busqué en la cama, estaba al otro lado del colchón. Junto a él.

Mi mandíbula se tensó al verlos, estaban muy juntos y muy desnudos. Sus cuerpos pegados el uno al otro y sus piernas enredadas entre sí. Ella descansaba sobre su pecho y él la estaba abrazando por la espalda para mantenerla cerca.

Sentí una oleada de náuseas en el estómago subiendo rápido por mi garganta, me lo tragué.

Buen día, campeón. Mi otro yo parecía burlarse de mí, pero traté de ignorarlo con todas mis fuerzas.

Los miré de vuelta y apreté los puños, pensando cómo hacer para arrancar a Andrómeda de los brazos de Dani sin despertarla. En cuanto a él, podría pegarle una patada en ese mismo instante y sacarlo de mi cama.

Vos lo invitaste. Dijo esa voz molesta, se estaba riendo de mí y yo gruñí en respuesta.

Andrómeda hizo un sonido y automáticamente cerré los ojos, fingiendo dormir para espiarla.

Eres un mierda. Me gruñó esta vez.

Cállate. Respondí del mismo modo.


—Joder. —la oí murmurar— Joder, esto no está pasando.


Así que sentía remordimientos por lo sucedido...

La sentí moverse con cuidado en el colchón y después oí un sonido bajo por parte de él. Abrí un ojo para mirar, justo a tiempo para ver que Dani cerró sus brazos alrededor de ella, juntándola más a su pecho.

Mi mandíbula se tensó, pero ninguno podía verme en la posición que estaban, ella estaba de espaldas y él todavía tenía los ojos cerrados. De todos modos traté de controlar mi respiración para seguir fingiendo que dormía.


—Dani... —tragó saliva incómoda y él chasqueó la lengua.

—Sh... —la mandó a callar suave— Déjame disfrutar la sensación solo un poco más. —susurró sobre su cabello.


Después vino el silencio. Podía sentir la incomodidad de Andrómeda incluso desde acá, como si me trasmitiera su vibra. Él debió notarlo también, porque suspiró y abrió los ojos. Yo los cerré justo a tiempo.


—Buen día, linda. —oí el sonido sordo de un beso contra la mejilla.

—Buenos días.


El colchón crujió bajo el movimiento y yo solo pude desear con fuerza que fuera porque se habían separado.


—¿Te sentís incómoda? —preguntó y ella solo suspiró— La noche anterior fuimos capaz un poco egoístas Valen y yo, lamento haberte puesto en esa situación.

—No es como si me hubierais forzado a nada. —trató de justificarnos ella.

—Insistimos más de lo debido.

—Lo hecho, hecho está. —su voz tembló— Ahora solo espero que esto no influya en nosotros tres. —sollozó— Os amo. Os amo a los dos, no puedo perderos.

Caravana ~ WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora