Tres.

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3 de febrero de 2021, Entre Ríos, Argentina


Arrugué la nariz y escuché mi sonido favorito del mundo: su risa.

Abrí un ojo y allá estaba ella, sonriente y radiante, siendo iluminada por unos rayitos de sol que entraban por la pequeña ventana de la caravana. Estaba desnuda y su cabello negro un poco alborotado de dormir, me mostró una preciosa sonrisa y sus dientes blancos.


—Buen día. —susurró.

—Vos decís "buenos días", Andrómeda. —le recordé mientras me estiraba un poco para sacarme la pereza. Volví a escuchar su risa y creí que me iba a volver loco.


Me volteé rápidamente y la dejé acostada en el colchón, colocándome arriba de ella y mirándola de cerca. Su sonrisa permanecía intacta, levantó los brazos y rodeó mi cuello.


—Buenos días. —susurró y yo sonreí mientras acariciaba mi nuca.

—Ahora sí. —asentí— Buen día. —respondí en el mismo tono que ella.


Presioné ligeramente mi cadera contra ella y largó un jadeo, uno que sentí que me haría enloquecer en cualquier momento. Ella me haría enloquecer en cualquier momento, si no es que ya estaba loco por completo.

Cerró ligeramente los ojos y la apoyé contra el colchón, ella gimió en respuesta.


—Valen... —susurró.

—¿Mh? —acaricié su cuello con la nariz.

—¿Qué vamos a visitar hoy en Entre Ríos? —preguntó distraída y yo me reí.

—¿Qué querés visitar hoy en Entre Ríos? —empecé a dejar besos húmedos en su cuello y ella se retorció un poco bajo mi cuerpo.

—Hemos estado en la playa... —suspiró mientras yo bajé mis labios a su clavícula y asentí para que continuara— Hemos hecho turismo... —acuné sus pechos en mis manos y ella largó un suspiro.

—Continúa. —le pedí, dejando un beso en su pezón.

—Mh... —suspiró de nuevo— Hemos... Visitado aguas termales y un balneario.

—¿Qué podemos hacer hoy? —pregunté y acto seguido envolví su pezón con los labios y ella gimió en voz baja, retorciéndose ligeramente.

—Hoy... Podríamos... —habló de manera entrecortada mientras yo seguía demasiado ocupado con mi principal tarea— Quedarnos en la cama. —gimió un poco más fuerte cuando lo mordí un poco.


Me reí y negué, subiendo un poco para verle la cara.


—Santa Ana. —dije y ella me miró confusa.

—¿Qué? —frunció ligeramente el ceño, viéndose total y absolutamente adorable.

—Hay un lugar cerca de acá llamado Santa Ana. —respondí, pero su rostro continuaba siendo un gran interrogante— Dicen que es muy lindo, hay playa y mucha naturaleza. Hoy podríamos visitar Santa Ana.


Andrómeda me empujó un poco para separarme y sentarse sobre el colchón mientras se cubría con la sábana. Me senté desnudo como estaba frente a ella, con las piernas cruzadas, mirándola. Tenía una mueca en el rostro que a mí me pareció lindísima, pero que también me dio a entender que estaba un poco enojada.

Caravana ~ WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora