❄️ Especial Uno: 𝐕𝐢𝐞𝐣𝐨𝐬 𝐓𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨𝐬 ❄️

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— ¿A dónde iremos?— Preguntó Sabito, quien caminaba tras su esposo. Este parecía emocionado, pero su pareja no comprendía por qué.

Habían dejado a Makomo a cargo de Kanroji, quien había aceptado gustosa cuidar de la pequeña. Ahora estaban camino a un lugar que el pelirrojo desconocía, ya que Giyuu había estado en silencio todo el camino, incluido aquel que habían pasado en el metro. Eso lo estaba poniendo muy nervioso.

— ¡Giyuu-!— En ese momento, sintió un apretón en su mano. Alzó la mirada para observar a su esposo.

— Tú solo sígueme,— llevó su dedo índice libre a su labio.— es una sorpresa.

Sabito soltó un suspiro y se dejó guiar por el contrario. La curiosidad lo estaba matando (cosa que se le hacía demasiado irónica pensar) y quería llegar ya a su destino. Por suerte, no tardaron mucho en llegar.

— ¿La... Playa?— Preguntó anonanado el pelirrojo. Giyuu rio y lo atrajo hacia sí para poder abrazarlo y que el contrario lo estrechara entre sus brazos.

— ¿No lo recuerdas? Aquí fue nuestra primera cita. Y también donde te propuse matrimonio.— Afirmó, haciendo al contrario sonrojarse. Estaba avergonzado porque no recordaba lo primero mencionado, hasta ese momento. Entonces, el de orbes azules rio con sorna y alzó su mirada, haciendo que sus miradas se conectaran.— No te preocupes si no recordabas lo de la primera cita. Yo, es que... Ya sabes que soy muy detallista. E información como esa no puede ser olvidada. Si no, acabaría frustrado. Incluso tengo apuntadas todas nuestras citas. Podríamos recrearlas.— Comentó mientras rompía el abrazo que mantenía con su actual esposo. Algo avergonzado, se dio la vuelta y estiró sus brazos.— ¿Te parece si paseamos un poco?— Preguntó a la vez que bajaba sus brazos y echaba la mirada hacia atrás para sonreírle a su esposo. Este le devolvió la sonrisa y se acercó a él para tomarlo de la mano.

— Está bien.— Dijo, comenzando a caminar en silencio junto a él. Entonces, aprovechó ese momento para decir.— Y, no te avergüences por eso. Es una de las cosas que más amo de ti, Giyuu.— Se detuvo para poder besar a su esposo. Este se sorprendió ante tal acto, pero no tardó en corresponder, poniendo su mano libre en el rostro del contrario para profundizar el beso.

Una fuerte ráfaga de viento helado cruzó, haciendo temblar al pelirrojo. Tomioka rio en medio del beso y se separó para observar al contrario.

— Es mejor que seamos rápidos, o acabarás helándote.— Comentó.

— También podemos volver y...— El de cabello azul se dio la vuelta y siguió caminando. Prefería que su esposo no terminara su frase.

— Luego, Sabito, luego.— Dijo suavemente, a lo que el contrario solo sonrió.

❄️

Ya había oscurecido y las estrellas se alzaban sobre ellos, acompañando a la elegante luna, que se posaba en el centro de todas estas, completamente llena. Ambos habían perdido la noción del tiempo paseando por la orilla del mar, mientras el viento mecía suavemente sus ropas y cabello. Las pequeñas olas rompiendo acompañaban el suave sonido del viento mientras caminaban.

Sabito había acabado con el abrigo que su esposo llevaba, y aunque se había negado porque no quería que su esposo pescara un resfriado “por su culpa” este había insistido.

— Giyuu, no quiero que enfermes, ¿podrías ponerte...?— El joven negó con su cabeza y se puso frente a su esposo para detenerlo. Una vez que lo consiguió, desabrochó el abrigo que anteriormente le había dado y se abrazó al cuerpo del contrario. Sabito comprendió al instante lo que su esposo quería hacer, así que, con el abrigo, lo cubrió por completo, haciendo que un recuerdo azotara a ambos.

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