Mirar Atrás ➳ SabiGiyuu

✨ Epílogo ✨

Tanjiro recorría a paso lento el cementerio en el que todos los cazadores de demonios estaban enterrados, o simplemente, donde sus tumbas se encontraban.

Hacía meses, el número había incrementado de una forma muy bruta por culpa de Muzan. Se había llevado a muchos, de hecho, de todos los pilares, solo tres salieron con vida de allí.

Cuando llegó a las tumbas de mayor importancia, se detuvo en cada una de ellas. La de Genya estaba entre todas esas, a petición de Sanemi.

Entonces, llegó a la de él. La persona que lo metió a ese mundo, la persona gracias a la que ahora Nezuko era humana de nuevo.

Se sentó en silencio frente a esta y se paró a rezar. Solía hacer eso cada mes, si podía. A veces arrastraba a Inosuke, otra vez iba con Nezuko, a veces también Zenitsu o incluso con los tres, pero generalmente, iba solo.

Cuando terminó, observó en silencio y con una suave sonrisa la lápida.

— Espero que estés nuevamente junto a Sabito, Giyuu-san.— Dijo suavemente antes de ponerse en pie e irse del lugar.

💮

Giyuu estaba sentado en el hueco que había entre las dos piernas de Sabito mientras leía, a la vez que el contrario lo abrazaba por la espalda mientras colocaba su rostro en esta.

Ambos estaban solos en su hogar, disfrutando de aquel día.

Su último día en aquel lugar.

Giyuu tanteó en busca de la mano de su pareja y entrelazó sus dedos, sin despegar su mirada del libro. Sabito esbozó una suave sonrisa antes de apretar suavemente la mano del contrario.

Desde aquel día las cosas habían cambiado.

Sabito seguía sin estar del todo satisfecho con el final que Giyuu había obtenido, pero estaba feliz al menos de que estuviera a su lado. Sin embargo, si le hubieran dado a elegir, hubiera decidido que el contrario viviera.

Era consciente de que podría haber encontrado la felicidad a su costa, y le entristecía el hecho de que no podía haberlo hecho por su repentina muerte.

— Sabito.— Lo llamó de repente, cerrando el libro y dejándolo sobre la mesa frente a él. Se recostó sobre su pareja y cerró sus ojos.— ¿Cuándo íbamos a ir...?— Preguntó adormecido, a la vez que apretaba suavemente la mano del contrario.

El pelirrojo rio y se echó hacia atrás hasta quedar tumbado sobre el suelo, dejando a Tomioka encima de sí.— Ya te avisaré cuando vaya siendo hora de que te prepares.— Le dijo dulcemente, tomando algunas de sus hebras azuladas entre sus dedos.

— Está bien. Confío en ti.— Una suave carcajada escapó de los labios del pelirrojo, ¡como si no pudiera hacerlo!

Giyuu cerró sus ojos y se fue sumiendo lentamente en el sueño. Sabito, que notó esto, comenzó a otorgarle suaves caricias y empezó a proporcionarle besos suaves en la cabeza, así hasta que Tomioka al fin se rindió ante el sueño.

El pelirrojo se quedó observándolo en silencio. Acariciaba suavemente su cabeza, mientras pensaba en todo lo que había sucedido en esos meses.

— Sabito.— Makomo entró en la habitación, encontrándose con esa linda escena. Una suave sonrisa apareció en su rostro.

— ¿Sí?— El susodicho observó con cuidado a la contraria.

— Eh... Fui a visitar a Urokodaki para ver cómo se encontraba. Ya está mejor... Además, Tanjiro-kun y Nezuko fueron a visitarlo junto a Hashibira y Agatsuma.— Hizo una corta pausa y se acercó a sus compañeros, sentándose a un lado.— Se ve bastante feliz, a comparación a aquel día... Cuando se enteró de la muerte de Tomioka-san, fue horrible.— El mayor soltó un suspiro.