♡. Pasad por la cuenta de Kyonemi (aquí en Wattpad), artista que hizo el dibujo de la portada <3
Cuando la única persona a la que amó incondicional pero inconscientemente le fue arrebatada, Giyuu cayó en un oscuro agujero del que creyó que jamás pod...
— Chicos, ¿alguno vio a Makomo por algún lado?— Preguntó Urokodaki mientras observaba a los dos que acababan de llegar.
— No.— Negó el de cabello azul. Urokodaki suspiró y se retiró de allí, dejándolo nuevamente junto solo a Sabito.
— ¿Dónde se habrá metido esa niña...?— Murmuró mientras empezaba a correr. Pronto sería completamente de noche y la chiquilla quedaría expuesta al peligro.
Ellos también estaban preocupados, pero Urokodaki les había ordenado quedarse en la cabaña. Los dos habían estado entrenando durante un rato, así que ahora debían descansar.
— Creo que lo mejor será que nos demos un baño.— Sugirió Sabito mientras ambos se adentraban en la habitación.
Tomioka asintió en silencio. El contrario lo miró de reojo antes de suspirar.
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Definitivamente, Tomioka debía prestar más atención a su alrededor. Ya era de noche y le habían atacado seis demonios, los cuales no había notado hasta que habían estado casi a su lado.
Por suerte, les cortó la cabeza antes de que pudieran rozarle siquiera, así que no había resultado herido.
El pueblo que estaba siendo atacado se encontraba a cerca. Por lo visto, había un demonio bastante fuerte, que pese a no ser una de las Lunas estaba causando muchos destrozos y había dejado heridos a muchos cazadores. Entonces, como él de momento estaba libre, decidieron mandarlo. Al fin y al cabo, sería como mucho un día de ausencia por su parte, ya que sabían que iba a durar poco.
El cuervo se acercó al pilar, y le dio el aviso de que ya estaban allí y que tuviera cuidado ya que podría tener algunos problemas debido a la técnica de sangre de aquel demonio.
Giyuu solo asintió y siguió su camino, aún con el recuerdo de aquel día en mente.
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— Mh... Ya ha pasado un rato y siguen sin volver... Me pregunto si Makomo estará bien.— Comentó Sabito mientras echaba su cabeza atrás y cerraba sus ojos.
Tomioka simplemente asintió en silencio, con su mirada puesta en una de las esquinas del baño.
No iba a mirar a Sabito. No. Él estaba desnudo. No podía mirar.
— Oye, ¿por qué tanta vergüenza? Ni que Makomo estuviera aquí. Antes no tenías tantos problemas en un momento como este.— Comentó Sabito mientras se acomodaba y observaba al contrario, quien simplemente se encogió en su lugar.
— ¿Porque estás desnudo, tal vez?— El contrario rio y desvió la mirada.
— A mí también me cuesta mirarte por el hecho de que estés desnudo, ¿sabes? Pero tampoco es que se vea mucho estando bajo el agua.— Comentó. El contrario asumió que lo había estado mirando y por eso decía aquello. Eso provocó que el sonrojo fuera mayor, pese a que sus rodillas estaban pegadas a su pecho y aunque quisiera no podría ver mucho.
¿Por qué se supone que últimamente se ponía tan nervioso al estar junto a él...? No tenía una explicación para ello.
Durante un año, no había tenido problemas. Actuaba con él como si nada, y cuando se bañaban podía actuar sin problema y como si estuvieran vestidos. Bueno... No del todo, pero al menos sí podía mirarlo sin avergonzarse.
No era consciente de lo que pasaba con él, pero no estaba seguro de que fuera un sentimiento bueno.
Sí, él era algo... Iluso.
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Giyuu se adentró en el pueblo, notando al instante el silencio que lo invadía.
Observó a sus alrededores en busca del demonio. Lo sentía. Pero no lograba localizarlo del todo.
Cuando alzó la cabeza, en el tejado de una gran casa, en medio de la luna, vio una silueta muy familiar.
No lo pudo reconocer debido a que la luna se hallaba del otro lado, por lo que solo era iluminada su espalda, la cual no quedaba a la vista.
Y, si tan solo hubiera echado la suficiente cuenta al cuervo, tal vez no se hubieran presentado tantos problemas al tenerlo frente a él.
Aquella pelea realmente le iba a causar problemas.