CAPITULO 16

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Hay pasiones que son incendios hasta que las ahoga el destino de un zarpazo y aun así quedan brasas calientes listas para arder apenas se les da oxígeno.

                                            Isabel Allende «El amante japonés»

— ¡Por Dios! — y asomó el espanto en sus ojos — Esto es grave Alexia, debemos avisar a la policía.

—Sí lo es, pero por ahora no...

— ¡Alexia! ¡Es una amenaza! ¡No es un juego!

— ¿Te piensas que no lo sé? No creas que no tengo miedo Noah... pero más miedo me da que la Policía esté involucrada — y reclinándome sobre la mesa le susurré — Algo está pasando... ¿No te das cuenta que no investigan a fondo?

— Es posible que tengas razón, pero deberemos poner un punto límite a lo que estamos haciendo. Y ese punto límite son nuestras vidas, TU VIDA — recalcó — y MI VIDA. Los héroes muertos no le sirven a nadie.

— ¡Y los cobardes vivos tampoco! — le espeté.

— Pfff... — resopló — Es imposible contigo. Mejor salgamos a caminar un poco así nos despejamos.

Vaso en mano y sin rumbo fijo, nuestros pasos nos llevaron al muelle sobre el lago Lincoln. Noah silbaba bajito. Yo me hundía en un mar de dudas y preguntas sin respuestas.

Permanecimos un buen rato en el muelle con nuestras piernas colgando sobre el espejo de agua, disfrutando de nuestra bebida y de la paz reinante en aquel lugar.

Repentinamente, los pájaros que hasta ese momento levitaban sobre agua, comenzaron a ejecutar una sinfonía de movimientos y figuras que contrastaban mágicamente con los matices azules y ocres del cielo.

Sincronizaban sus movimientos con una perfección alucinante. Cientos de puntos negros mutaban a cada segundo con precisión matemática creando figuras en 3D con una danza que parecía haber ensayado desde siempre.

Cuando al fin las aves se perdieron en el horizonte, nos miramos maravillados.

— ¡Wow! — exclamamos al unísono.

— Cuánta perfección ¿no? — me preguntó. Mi respuesta nunca llegó: mis pensamientos estaban con Jack.

— Sabes Noah... el Jack que yo conozco disfruta de la naturaleza, ama los pájaros, adora a las mariposas de la cascada ¡ama vivir! Me niego a creer que haya huido de su casa como andan diciendo las viejas chusmas del pueblo. Y menos aún que se haya suicidado...no me entra en la cabeza que haya querido terminar bajo tierra comido por los gusanos. Te juro que pienso y pienso y cada vez estoy más convencida de que alguien lo secuestró...o quizás lo mató, pero no puedo imaginarme cual podría ser el motivo.

— ¿Y si tu amigo sufría por algo que tú no sabes y simplemente huyó para empezar en otro lado una nueva historia? ¿Y si buscó en la muerte, la paz que en esta vida no pudo encontrar? Son opciones que no podemos descartar porque...

— ¿Huir? ¿Suicidarse? ¡Jamás! — lo interrumpí.

— Pero espera Alexia, déjame terminar... no soy un necio. No descarto que puedan haberlo secuestrado o asesinado. No todo debe tener una explicación racional...hay mucha gente desequilibrada en este mundo. Hay muchos locos dando vueltas. Lo que quiero decirte es que no debemos descartar nada de antemano.

De repente vi que a espaldas de Noah, el hombre que alquila botes en el lago se disponía a abandonar el lugar.

— ¡Espere por favor! — y de un salto comencé a correr mientras le hacía señas con las manos. Noah sin entender nada, salió detrás de mí.

El Maestro Del Juego(completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora