Me será muy difícil vengar a todos los que tienen que ser vengados, porque mi venganza no sería más que otra parte del mismo rito inexorable.
Isabel Allende. La Casa de los Espíritus
Faltaban sesenta segundos nada más.
La adrenalina y ansiedad que experimentaban no era algo nuevo para ellos. Había crecido exponencialmente en cada encuentro, al igual que la empatía con su Maestro.
— ¡Bienvenidos! ¿Están preparados para un nuevo viaje?
— ¡Sí Maestro! —contestaron al unísono.
— Un viaje que nos prepara para sufrir menos las injusticias de este mundo ¿No sienten a diario que a pesar de respirar están muertos?
—Sí, sí — asentían.
— ¿Qué nadie los entiende? ¿Que a nadie le importa su vida? Yo también me siento así. Esta maldita sociedad nos condena a estar muertos en vida.
Los empuja a pensar. Pensar como él quiere. Como a él le conviene.
Por unos instantes guarda silencio. Maneja bien los tiempos de reflexión.
— Dosificar el dolor: esa es la clave. Pero... no es para cualquiera. Solo para gente como ustedes que han sido elegidos entre miles. ¡Demuestren entonces que ustedes y solo ustedes son merecedores de un lugar en cada viaje! — exclama aumentando gradualmente el volumen y la intensidad de la voz —. Recuerden que hay cientos allá afuera esperando ocupar su lugar. Ustedes son pri-vi-le-gia-dos. ¡No lo olviden! ¡Que comience el juego!
La pantalla resplandeció mostrando al jugador lanzándose desde un avión con propulsores en sus pies. Disfrutaba de su vuelo practicando todo tipo de piruetas en el aire.
Después de atravesar montañas y lagos activó el paracaídas y mapa en mano descendió en el lugar indicado para el desafío: los jardines de un imponente castillo medieval.
Allí estaba ahora el personaje ante una puerta de doble hoja con una aldaba con forma de cabeza de diablo.
Pero lo escalofriante no era la figura diabólica, sino las agujas que recubrían al herraje. El jugador debía llamar golpeando repetidas veces esa pieza metálica contra la puerta, incrustándose los objetos punzantes en sus manos para poder entrar al recinto. No había escapatoria.
Al abrir la puerta el interior del castillo lucía abandonado con paredes recubiertas de musgo, ramas secas y enredaderas espinosas.
Según el mapa debía dirigirse ahora a la sala de armería para elegir entre ballestas, escudos, espadas y cualquier otra arma. Una vez armado, el paso siguiente era subir a lo más alto de la torre.
Comenzó su travesía utilizando un martillo gigante con el que pulverizaba los escombros que obstaculizaban los pasillos. En ocasiones tomaba de su mochila un pico con punta de diamante para abrir túneles o pasar de una sala a otra perforando paredes.
De pronto, al intentar derribar un muro de ladrillo, descubrió un pasadizo secreto que lo condujo hasta una recova tenebrosa con cadenas colgando de las paredes. Allí decenas de calaveras fosforescentes aparecían flotando de cada rincón propinándole descargas eléctricas en medio de la oscuridad.
El jugador era consciente de que había perdido demasiada energía. Su instinto le marcaba que necesitaba escapar hacia la sala de experimentos para preparar una poción mágica y recuperar fuerzas para obtener vidas adicionales. Y así lo hizo.
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El Maestro Del Juego(completa)
Tajemnica / ThrillerEl 23 de Septiembre de 2018, una noticia publicada en la portada del diario "Daily Journal", de la ciudad de Nocksville, por la periodista Sabrina Kurtis, especialista en delitos informáticos y en los llamados "grupos de la muerte", informaba acerca...