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Amy:

—Felicidades, Amy.—Nana me felicito y me rodeo con un fuerte abrazo, se retiró al notar que arrugaba las rosas en mis manos, aunque eso no me importo.

Puse la mirada en mis padres.

—Estuviste increible.—Me dice mamá.

—Gracias.—Pongo los ojos en papá.

—Debería.—Dice el.—La cuarta parte de nuestras ganancias se van a esa escuela cara de ballet y si por algo Amy decidió esta carrera a dedicarse al negocio familiar, lo menos que puede tu hija es salir como la principal en todas las obras.

Wooh..

Justo como imagine.

—No pagas más de lo que todos los padres de las chicas que están estudiando en la escuela.—Le recuerdo.

Toda la vida queriendo sentirse especial.

—Lo que tu padre quiso decir, cariño, es desearte buena suerte.—Dice mamá.—Cierto, cariño, iras a la casa a celebrar ¿No?

Mis labios se separan.

—No piensas volver con ese delincuente.—Vuelve a hablar papá.—Ni siquiera vino a tu recital, vaya boleto que desperdiciaste.

Aprieto el ramo de rosas con mis manos.

—Y quiero que regreses a casa.

No digo nada, solo lo miro.

—Hice caso a tu capricho y permití que estuvieras con él hasta que se sanara, pero es todo.. ¿Ya está bien, no? Ahora quiero que vuelvas a la casa.

—¿Por qué volvería a una casa donde ustedes no están?

Papá guarda silencio.

—Sí, vinieron a mi recital, pero .. ¿Y después? Se irán igual que siempre.—Les recuerdo.—Estoy muy segura que mañana mismo cuando despierte no los encontrare.

Su expresión y el intercambio de miradas que se dan me lo dice todo.


















(*)

















Salimos del teatro y mis pies se congelan cuando veo King, la sonrisa que traigo se borra y experimento lo que no experimente dentro al verlo, dolor, ira y enojo.

—Vaya hora de llegar.—Le escucho decir a papá detrás de mi.—Y así dice que eres importante para él.

Trago saliva y el comienza a acercarse a mí, yo también lo hago, solo para alejarlo de mis padres.

King no me mira al llegar a mí, mis ojos buscan los suyos, pero él me esquiva la mirada.

—Muñeca..

—¿Donde estabas?.—Pregunto sintiendo mi corazón apretarse.—¿Por qué no has venido?

—Si vine, pero las puertas se cerraron antes..—Me asegura y sus ojos finalmente me miran, dolidos.—Llegue tarde, pero vine..

Aprieto los labios.

—Muñeca...

—Te pedí solo una cosa, King y sabias lo importante que era esta noche para mi.—Le recuerdo y siento los ojos llenos de lágrimas.—Todas las personas que me importaban estaban hoy aquí, incluso mis padres a los que no les tenia fe más que a ti , pero estaban aquí.

—Amy.

—Entonces te pregunto.—Pronuncio con voz débil.—¿Qué fue eso tan importante que te hizo retrasar tanto como para que no llegues a tiempo?

El no responde y mis ojos se llenan de lágrimas, intento irme, pero me detiene.

—Muñeca..

Tira de mi cerca de él y siento su aliento, su aroma y noto que no está en si completamente y sus ojos, sus ojos dilatados.

—King...

—Necesitaba apaciguar el dolor, muñeca.—Se justifica.—De alguna forma..

—¿Y drogarte era la forma?.—Suelto, las lágrimas se caen por mis mejillas.—Porque eso has hecho, ¡Estas drogado, King!

Lo aparto de mí.

—No llegaste a tiempo ¿Por qué? Te fuiste a drogar con Christian ¿Por eso ibas a verlo, King?

—¡No es así!

—¡Entonces porque!.—Le suelto.—¡¿Por qué te has metido esa mierda y no has venido?!

—Yo no, no he estado bien, muñeca.—Me asegura.—Ya te dije que necesitaba calmar el dolor, desde la pelea yo, yo no puedo ser el mismo..

—¿Y no has podido compartirlo conmigo?.—Le suelto.—¡En lugar de hacerme creer que todo estaba bien entre nosotros, irte a drogar y romperme el corazón como lo estás haciendo ahora, King!

El me examina y se tambalea frunciendo el sueño.—Nosotros estamos bien.

—¿Eso piensas? ¿Qué estamos bien?.—Digo apretando el ramo de rosas contra mi pecho.—¡Definitivamente no estamos bien, King!

—¿Qué dices?

—Para llegar al punto en ir a drogar y no compartir lo que sintieras conmigo, no, no estamos bien, nosotros no estamos bien, King..

—Amy...

—No puedo, yo.—Aprieto los ojos.—Hoy no puedo estar contigo.

Su rostro luce aterrado.—Muñeca..

—Me iré a la casa de mis padres.

—No me hagas esto, Amy.

—Necesitas tiempo para estar solo, para decidir si me quieres en tu vida.

—Te quiero en mi vida, Amy.—Me asegura.—Tú eres mi vida, mi hogar, el puto aire que respiro, muñeca, no tengo nada más y no me importa nada más en el mundo que no seas tú.

—Pues hoy no lo has demostrado.—Le suelto.

Los ojos de King se abren.

—Creo que no estas seguro.—Le digo.—Y me duele porque yo si estoy segura de quererte en mi vida, yo te quiero en mi vida, King.

—¿Y por qué coño estamos discutiendo de esto?

—¡Porque tú no sabes lo que quieres!.—Le suelto.—Y no quiero sufrir más decepciones como esta noche estando contigo.

—Muñeca, no..

—Arregla lo que hay en tu cabeza, King.—Le pido.—Arréglalo, pero decide lo mejor para los dos, lo mejor para ti.

Porque no estoy segura de que pueda soportar si vuelves a romperme el corazón.

Fuera del RingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora