6.

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Amy:

—Practicas Ballet desde los 8 años.

—Y tu boxeas desde los 17, una edad muy joven para empezar.

—Nunca se es muy joven para empezar.

Me rio.

Estamos sentados sobre el cesped del parque, lo cual resulta extraño viniendo de la imagen que me ha dado King hasta ahora, pero en estos pocos días he descubierto que tal vez hay mucho más que el chico rudo que noquea a todos sus contrincantes.

—En el boxeo si, tenias 17.. ¿No es ilegal?

—No es muy diferente a las peleas de ahora, son igual de ilegales.

No se como tomarme eso.

—Digamos que yo soy el mejor en el boxeo y tú eres la mejor en tu escuela de danza.

—Se supone que lo soy.—Respondo bajando la mirada.—O eso quiero ser, quiero sentirme la mejor aunque exista mucha competencia.

Vuelvo a mirarlo.

—¿Qué piensas del ballet?

—Aburrido.

Sonrio, somos muy diferentes, quizás eso me atrae de él.

El dibuja una sonrisa de lado y nuestras miradas se encuentran.

—Pero no me molestaría solo asistir para verte a ti.

Mi sonrisa se borra.

No creo que sea posible teniendo los padres que tengo.

Bajo la mirada y siento su mano colocar un mechón rebelde de mi cabello detrás de mi oreja.

—¿Tú nombre es King?

—No.

Abro los ojos.

—¿Cuál es tu nombre?

—Todo a su debido tiempo, muñeca.—Murmura cerca de mis labios, pero lo paro poniendo la mano delante de mí.

—King, no puedes besarme cada vez que quieras.

El alza la ceja con fastidio.—¿Y quién dice que no puedo?

—Yo lo digo.

Retrocede el rostro y sonríe, entonces sus labios se presionan sobre los míos, no puedo negarme cuando su boca necesitada busca la mía con urgencia y muy despacio le devuelvo el beso.












(*)








—¡Llegas tarde!.—Me regaña la profesora.—Espero que tuvieras una buena excusa para hacerlo.

Aprieto los labios.—Tuve algunas dificultades con el tráfico.

No puedo creer que haya mentido.

Fuera del RingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora