Capítulo 10: Darkening

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Había perdido la noción del tiempo en aquel entonces, de hecho, ni siquiera sabía la razón del porque estaba aquí... Ah, cierto... Aquel gran hombre con el mazo parecía que iba a golpearme, más no lo hizo; ¿Cómo lo sé? Porque aún puedo sentir, siento como estoy en un espacio muy reducido, con mi cuerpo completamente pegado entre sí, incluyendo que hay una extraña sensación debajo de mí, algo dolorosa en ocasiones, pero era una sensación de que me estaban arrastrando en este preciso momento por algún lugar.

Lo único que podía ver era un entorno totalmente negro, no había ningún color, no había luz, solo... una deprimente oscuridad; intenté mover mis manos y sentir que era lo que me rodeaba, era la sensación semejante al de una bolsa de basura; debido a eso, supuse que estaba dentro de eso, siendo en este momento arrastrada contra el suelo hasta algún lugar, el cual yo desconocía.

Podía llegar a ser cualquier lugar... Tal vez uno donde provocaran mi ejecución... O tal vez... Un salón de torturas donde seguramente me torturarán hasta la muerte de la forma más dolorosa posible.

- Quiero salir de aquí... - dije en voz baja, rogando piedad ante las circunstancias.

- Dios... Ayúdame... - repetí incontables cosas en voz baja mientras seguía sintiendo los pequeños golpes contra los tablones de madera del suelo.

Los pasos de aquella persona que jalaba de mí, cada vez se volvían más fuertes, llegando a un punto donde sentía que iba a enloquecer, pero lo peor no era eso, sino sus quejidos, eran como los gruñidos de un animal, podría decir que los de un oso tal vez.

El momento más extraño fue cuando aquellos pasos se detuvieron al igual que los gruñidos, dejando un silencio rodeando el entorno, ya era cuestión de tiempo que me sacara e hiciera lo que fuera a hacer conmigo.

Ante tal situación, cerré los ojos y pensé sobre que fue lo que había hecho para merecer esto, aunque el resultado fue que recordé el momento donde le dejé una carga enorme a Kurumi, sobre el templo que debí heredar, también donde no he sido una buena hermana mayor para ella, y además de que... he dejado muchas cosas con tal de que Akira se fijara en mí... Pero esa maldita perra de Sayori... ¿Qué estoy pensando...?

- Debo salir de aquí... - dije en voz baja; por alguna extraña razón, un pensamiento completamente negativo hacia Sayori surgió en mi cabeza, mi pensamiento no sé completó, pero era como algo que normalmente no pensaría... ¿O sí? Algo que he guardado tanto tiempo en mi ser y que ahora estoy revelando...

Repentinamente, el sonido de aquellas pisadas del hombre enorme retornó, pero lo extraño era que yo no me movía, permanecí en el lugar donde me dejó; lo más raro fue que la parte superior de la bolsa estaba abierta, por lo que opté por salir antes de que aquel hombre regresara.

- Que suerte tuve - murmuré mientras observaba el oscuro salón en el que me encontraba, el suelo estaba agrietado como todo el entorno en esta escuela, las paredes se veían más descuidadas que antes y no solo eso, parecía como si la estructura hubiera cambiado un poco, ¿o era lo que me parecía a mí?

Me acerqué al gabinete a lado del armario del salón, revisé su interior para ver si encontraba algo de utilidad, pero lo único que había era cabello, para ser más exactos, el cabello azabache de alguna mujer fue metido dentro de este gabinete.

Normalmente no intentaría meter mis manos ahí, pero por esta ocasión, sentía la necesidad de hacerlo, como si, mi vida dependiera de ello, ¿o tal vez no?, y que simplemente me estaba volviendo loca por estar tanto tiempo encarcelada.

Metí mi mano dentro del gabinete, con tal de obtener algo de utilidad; la sensación era muy disgustante porque, al fondo del interior del gabinete, había un objeto extraño algo viscoso; saqué mi mano de repente, pero eso no evitó que terminara sacando aquella cosa, pegada a mí mano, la miré fijamente... En ese mismo instante me di cuenta que sostenía el cadáver en putrefacción de alguna ave.

Corpse Party: Blood DrainedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora