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Momentos incómodos.
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El tiempo transcurrió con normalidad. Se acercaban las vacaciones de navidad y los merodeadores la pasarían en la casa Potter. Ya era toda una tradición; no dejarían a su amigo Sirius solo en el castillo mientras cada uno se iba con su familia. Ellos eran su familia. Y Sirius estaba feliz de tenerlos. Durante los meses, Eric se acercaba cada vez más a la pelirroja, causando la molestia de James. Lily estaba realmente confundida, ¿No sé suponía que el chico Potter estaba enamorado de ella? En cuanto a Jane, se sentía bastante conforme y feliz con la vida, había olvidado que estaban en medio de una confrontación mágica, y claro, le gustaba pensar que había olvidado al azabache. En cuanto Rose, se había vuelto la mejor amiga de Jane. Las dos chicas se encontraban en sus habitaciones ordenando su baúl. Jane decidió que lo mejor era dejar sus pertenencias en la habitación de chicas, no es que no confiara en sus amigos, si no que le causaba pudor que vieran su ropa interior de conejitos.
–¿Puedes creerlo? Sirius es completamente idiota. Sabes, a veces me pregunto si es que es virgen...–Rose estaba contándole a su amiga lo odioso que era el animago. Jane rodó sus ojos.– Espera, ¿Eres virgen?
La pelirroja se sonrojó. No era un tema del cual le gustaba hablar.
–Claro que lo soy, Rose...
–Creí que Eric y tú ya habían hecho el delicioso.
Jane negó riendo. Eric y ella no estaban ni cerca de hacerlo y en verdad, no era algo que estuviera en las prioridades de la muchacha. Claro que en más de una vez sintió sus hormonas revolotear.
–¡Manzanita, se nos va el tren!–Escuchó un grito desde la sala común. Jane se despidió de su amiga, tomó su baúl y en cuanto puso un pie fuera de la habitación, sintió hablar a la rubia.
–Espera, espera...–De su bolsillo sacó una tira, Jane comprendió de inmediato a lo que se refería.– No digo que pase durante las vacaciones, pero recuerda, sin sombrero no hay vaquero.
–Eres una sucia, Rose. Ni siquiera necesito preguntarte si eres virgen o no, tu cara dice mucho.–La rubia le guiñó un ojo y se dieron un abrazo con mucho cariño. Jane bajó rápidamente las escaleras y se encontró con sus amigos. Los amigos se dirigieron a las carrozas.
–Genial, tendremos que caminar. ¡Con lo que odio caminar!–Dramatizó James mientras bufaba.
–No seas idiota, Cornamenta. Ahí viene la última carroza.–Señaló Remus mientras señalaba a la carroza. James y Jane debieron tener muy mala suerte, pues Lily y Eric se acercaban con rapidez.
–Así que te ibas sin despedirte, eh.–Sonrió Eric de costado mientras ayudaba a subir el baúl de Jane.
James rodó los ojos.
–Claro que no, bobo. Creí que nos veríamos en el tren...–Respondió la pelirroja.
Al ser muchos, iban un poco apretados.
–¡Pido ir al lado de Remus!–Exclamó Sirius subiendo a la carroza, a James no le quedó de otra que sentarse al lado Eric y Jane. Claro, para fastidiar un poco más la situación, se sentó en medio de ambos, al lado de Jane, se encontraba Lily.
–Y bueno, ¿Dónde pasarán las vacaciones?–Preguntó Lily para librarse un poco de la situación incómoda.
–Con los padres de James. Ya sabes, todos juntos en su habitación...–Comentó el ojigris, mirando con diversión la cara de enfado que ponía Eric.
Lily carraspeó.
–¿Qué quieres decir con eso?–Preguntó Eric con un tono de celos que no pasó desapercibido por nadie.
–Ya sabes, mamá Euphemia conjura la cama de James para agrandarlas y dormimos todos ahí.–Sirius se encogió de hombros mientras intentaba de evitar la mirada de odio de parte de su mejor amiga.
–Sin mencionar que hace mucho frío, no me sorprendería que termináramos acurrucados...
–Por favor, chicos. Lily y Eric no tienen por qué saber lo que hacen en la intimidad. Saben muy bien que Euphe tiene una habitación para mí sola.
–¿Euphe?–Preguntó Lily con incredulidad.
–Jane y mamá Euphemia se llevan muy bien, creo que es la nuera de sus sueños.–Remus se encogió de hombros.
–¿Recuerdan esa vez que presentó a Jane como la novia que James jamás tendrá?–Habló Peter por primera vez. El resto de los merodeadores masculinos se golpearon la frente.
Finalmente llegaron al tren.
–Nosotros iremos a buscar un compartimiento. ¡Nos vemos en Londres!
Jane tomó la mano de Eric y se adentraron a un comportamiento vacío.
–Eric, necesito que seas sincera conmigo. Tú, ¿Eres virgen?
El chico intentó ocultar sus mejillas sonrojadas.
–Sí. ¿Hay algo malo en eso?–Preguntó nervioso mientras jugaba con la mano de la chica. La ojiverde dejó salir el aire que había acumulado. Que el chico fuera igual de inexperto que ella, le producía tranquilidad, ambos eran unos inexpertos.
–La verdad, no. Estaba muy nerviosa, creí que no lo eras y tú sabes...
Eric trató de ocultar una sonrisa y cerró las cortinas del comportamiento. Jane tomó al chico de las mejillas y comenzó a besarlo, era un beso lento, uno muy distinto a los otros. Eric llevó una de sus manos a la cintura de la chica y la acomodó sobre sus piernas. Jane no tenía idea de lo que hacía, pero por Godric, ¡Se sentía tan jodidamente bien! El azabache llevó una de sus manos hacia el trasero de la pelirroja y le dio un leve apretón. La puerta del compartimiento se abrió de golpe. Era Peter.
–¡Jane!
–¡Peter!
Jane se bajó rápidamente de las piernas del chico y se sentó a su lado. Como si no hubieran estado haciendo nada.
–E-eh, sólo quería decirte que el tren está por llegar...–Murmuró rápidamente y salió del compartimiento con la misma rapidez de sus palabras.
¿Ya estaban por llegar? ¿Cuánto rato habían estado besándose?
–Creo que será para la próxima.
Jane mordió su labio inferior dirigiendo su mirada al bulto de Eric. El chico, completamente avergonzado, intentó ocultarlo con sus manos. La pelirroja rió.
–Será un poco difícil explicarle a él que esto no podrá seguir. Ya nos arreglaremos.
–Eres un puerco, Saucet–Rió nuevamente Jane y se dispuso a recoger sus cosas y salir del compartimiento. No sin antes darle un fugaz beso a su algo.
QUÉ TAAAAL
la verdad, es que con todo esto de la pandemia, he tenido mil tareas😭
