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La noche en el Caldero Chorreante.
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Un apuesto chico alto, de cabello azabache y gafas retorcidas entró al Caldero Chorreante. La mirada de James se clavó automáticamente en la pelirroja cabizbaja del bar. Sonrió para sí mismo, el aspecto del Caldero Chorreante era de aspecto rústico y para nada luminoso, según James, con el resplandor que emitía Jane era más que suficiente. Era la única luz que necesitaba aquel lugar. Y su vida.
– Buenas tardes, señorita. ¿Puedo sentarme? –pregunto James tomando asiento frente a ella, Jane se sobresaltó un poco.– ¿Tan feo soy, que te asusto?
– ¿Es una insinuación para que diga que eres guapo o algo? –James se encogió de hombros con una sonrisa y tomó las frías manos de Jane.
–¿Quieres contarme lo que pasó? –la pelirroja asintió y mordió su labio inferior.
– Pasó lo de siempre, sólo que esta vez me corrieron de casa. Pero da igual, ¿No? No puedo lamentarme por algo que nunca tuve.– respondió intentando sonar segura, pero no. Jane se largó a llorar. Escondió su rostro con las manos, odiaba que la vieran llorar, la hacía sentir como una niña pequeña. James corrió su silla hasta llegar a su lado y la abrazó, hundiendo el rostro de la pelirroja en su pecho. Así permanecieron el tiempo necesario para que la pelirroja se desahogara. James acariciaba su cabello, Merlín, cuánto amaba su cabello. Cada ciertos momentos besaba su cabeza, intentando hacerla sentir protegida. Jane se alejó un poco de su novio y quitó las lágrimas de su rostro, James la miró con ternura; ¿Cómo era posible que se viera tan tierna?
– ¿Por qué traes una mochila? ¿Eres un niño explorador o algo? –Jane rió un poco, contagiando a James.
– Pensé que no querrías ir a mi casa hoy, así que, ¿Qué tal si nos quedamos acá?
– ¿Los dos, solos? –preguntó la pelirroja ruborizada, el azabache tomó sus mejillas entre las manos y las apretó.
– Yup. A menos que quieras invitar a alguien más... –Jane le dio un codazo, James apretó aún más sus mejillas.– ¡Era broma, salvaje! Ya vamos a pedir una habitación.
(...)
– ¡Hiciste llorar a un niño, James!
La pareja ya se encontraba en una de las habitaciones del Caldero Chorreante. Jane se encontraba regañando al míope por el infantil comportamiento de este. Ambos se encontraban comprando dulces y bueno, James quería una paleta de chocolate. El conflicto comenzó cuando James y un pequeño discutían por quién compraría la paleta, el mayor terminó ganándola y se la presumió al menor.
¿Cómo terminó todo? El pequeño mostró su primer indicio de magia en la tienda y rompió los cristales.
– ¡Yo la vi primero! –se justificó lamiendo la paleta, Jane lo miró con los otros entrecerrados.– Oh, ya veo. ¿Es porque no te di? Ten, linda, aún queda un poco.
Le extendió lo que quedaba de la paleta de chocolate, Jane la aceptó aún con la misma expresión en su rostro y se la comió.
– ¿Cuando tengas hijos, también les quitaras las golosinas?
James pareció pensarlo un poco y se recostó en la cama, Jane imitó las acciones del azabache y se recostó en su pecho.
– Depende, ¿Dejarías que le quite las golosinas a nuestros hijos? – A Jane pareció sorprenderle la respuesta, pero no le desagradaba para nada la idea.
– ¿"Nuestros"?
– Eso dije, duh. No tendré hijos si no te tienen a ti como madre, Dorothea – James alzó el rostro de su novia y depositó un pequeño beso en sus labios.– Admitámoslo, sin ti soy un completo desastre.
– ¿Y por qué yo, James? –susurró mirándolo a los ojos. James no llevaba las gafas, lo que podía apreciar aún más sus ojos. Ambos se cambiaron de posición, a una donde podían mirar el rostro del otro. Frente a frente, solos en una habitación.
– ¿Bromeas, Dorothea? Eres la chica de mis sueños. Eres con quien quiero pasar cada segundo de mi jodida existencia, con quien quiero experimentar miles de cosas. ¿Suena loco que ya quiera hacerte mi esposa? No necesito nada más mientras estés tú. El mundo mágico no se compara con la magia que siento a tu lado, Jane –James le acarició el rostro a su novia, quien se encontraba bastante conmovida como para responder a su tacto– Y claro que quiero que seas la madre de nuestros hijos. ¿Te imaginas a pequeños pelirrojos con miopía, chocando contra las paredes? –Jane soltó una pequeña risa y se acercó a su novio para besarlo. Un beso que fue correspondido al instante, James sostenía las mejillas de Jane, mientras que esta revolvía el cabello alocado de su novio. El beso se fue intensificando por parte de ambos. Jane podía sentir un pequeño bulto en los pantalones de su novio.
– C-creo que deberíamos parar –susurró James con la voz entrecortada.
– ¿No te gustaría llegar más allá? –susurró de vuelta Jane, mirando a su novio y el bulto, disimuladamente.
– ¿Tú quieres? ¿Estás segura?
– Sí.
James remojó sus labios y soltó un gruñido ante la respuesta de su novia. Jane se posicionó sobre el azabache y comenzaron a besarse de nuevo, la pelirroja se movía lentamente sobre él mientras que James la sostenía por la cintura. Aquella noche, los cuerpos de dos adolescentes enamorados se convirtieron en uno. Fue la primera vez para ambos, sin experiencia previa. Pero no les preocupaba, pues Jane y James se amaban y era suficiente. Las inseguridades se esfumaron, sólo eran él, ella y la luna expectante.
Perdón por el capítulo tan mierda :')
Qué opinannnnnn? Será que Harry se adelante? dkwkw
Perdón x2 por no haber sido más explícita, es que no sé como escribirlo dnwnw
