¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
╔═══════ ≪ °❈° ≫ ═══════╗
El Patronus de Jane y San Mungo.
╚═══════ ≪ °❈° ≫ ═══════╝.
▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂
El cielo estaba nublado, las aves eran lo único que resonaba en los cielos y daba la impresión que en cualquier momento llovería. Era un día típico en aquella zona del mundo y ya todos estaban acostumbrados. Los merodeadores caminaban por los pasillos, James presumía su banda de premio anual, mientras que Jane hablaba animadamente sobre el hechizo Patronus con Remus.
– ¡Quejicus! A que no vas a creértelo, James ha logrado superarte otra vez –mofó Sirius con su típica sonrisa ladina. Severus Snape miró al grupo de amigos con asco y pareció dispuesto a seguir con su camino, pero Sirius se lo impidió obstruyendo su camino.– Premio Anual, capitán de Quidditch, un círculo social y lo mejor, ¡Te robó a la pelirroja, otra vez!
Jane dejó de parlotear con su mejor amigo en el momento en que fue mencionada y prestó atención a la conversación entre Sirius y Severus. Jane nunca había sido grosera con el Slytherin, en quinto pasaban mucho tiempo juntos, tanto que Severus sintió una confusión con la pelirroja, al pasar el año, se dio cuenta que sólo la veía como una hermana. Una hermana que debía cuidar y proteger. Su amistad se había ido desgastando con el tiempo, pero Severus siempre la recordaría como tal.
– ¡Sirius! –exclamaron Remus y Jane al mismo tiempo, el ojigris pareció no escucharlos o simplemente los ignoró.
– ¿Algo que decir, Quejicus? –habló esta vez James con voz sorna. El chico de cabello grasiento guardó silencio y James parecía hacer un comentario respecto a su actuar, pero se arrepintió al instante:
– Dile algo a Severus y te quedarás sin sexo por un mes –lo amenazó la pelirroja en un murmuro para que sólo él escuchara. Jane quitó a Sirius de en medio y entró al aula de DCAO.
(...)
– Cariño, no te frustres. Inténtalo de nuevo, 1, 2, 3...
Jane y James se habían escabullido a la sala de Menesteres. El chico quería aprovechar el tiempo libre que tenían por el momento para estar con su novia pelirroja, antes que los llenaran de deberes.
– ¡Expectro Patronus! –de la varita de la pelirroja salió una delgada luz plateada. Frustrada, se sentó en una butaca, la pelirroja no conseguía hacer un Patronus corpóreo, el cual, se suponía, que debía aprender en sexto.
James se hincó frente a ella.
– Fosforito, ¿Qué recuerdo tienes en mente cuando lo intentas?
