XLIII

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Harry Potter y Cassiopeia Black.

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A principios de 1980, una bruja llamada Sybill Trelawney intentaba dar una buena impresión al director de Hogwarts, Albus Dumbledore, para obtener el puesto de maestra de Adivinación. El anciano director, creía que no era más que una embustera, hasta que la bruja entró en trance, llamando por completo la atención de Dumbledore.

"El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso se acerca..., Nacido de los que lo han desafiado tres veces, vendrá al mundo al concluir el séptimo mes... Y el Señor Tenebroso lo señalará como su igual, pero él tendrá un poder que el Señor Tenebroso no conoce... Y uno de los dos deberá morir a manos del otro, pues ninguno de los dos podrá vivir mientras siga el otro con vida... El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso nacerá al concluir el séptimo mes..."

Mientras, Jane acariciaba su abultado abdomen con cariño. Sentía que su cuerpo estallaría en cualquier momento, las pecas en su rostro habían aumentado en una cantidad bastante considerable y las estrías en su abdomen se hacían presentes, la pelirroja se sentía como una cebra obesa. Hace un mes que la pareja se había enterado que esperaban un varón, James no podía sentirse más emocionado con la llegada de su primogénito, tanto que le comunicaba la gran noticia a todo a quien se le cruzaba, sin mencionar que consentía todos los antojos de su esposa.

– ¡Tengo un nombre, Jane! –un ensangrentado James entró a la sala de su hogar, Jane pegó un grito y tomó su varita por inercia.

– ¡¿Qué te pasó en la cara?! –se acercó con cuidado y configuró un Episkey, sus heridas comenzaron a cicatrizar.

– Un borracho me golpeó cuando pasaba por el caldero chorreante –se encogió de hombros– ¡Tengo un nombre!

– James, ya hablamos de eso, nuestro hijo no se llamará Anacleto.

– No, no. ¡Que se llame Harold! –Jane hizo una cara de horror, definitivamente su esposo no era bueno eligiendo nombres.– Ya veo, público difícil, ¿Harry?

– ¡Harry Pancracio!

– No, fosforito, Harry James...

– Guácala.

El timbre de la residencia Potter sonó con insistencia, el azabache llevó a la pelirroja hacia el fuerte que había hecho en medio de la sala y la escondió. Se asomó por la puerta y suspiró un poco más calmado, aunque no significaba que no estuviera en alerta permanente, como diría Moody.

𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐢𝐧 𝐥𝐨𝐯𝐞 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora