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La pena de James y nuevas relaciones.
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Tres días habían pasado desde que James engañó a Jane. La pelirroja no ha querido hablar con el azabache, al menos hasta que se sintiera mejor. Durante esos días, Jane se alejó de los merodeadores, no quería estar cerca del miope.
Sólo se limitaba a hablar con Rose o a estar en la biblioteca. Luego de aquella fiesta, los rumores en Hogwarts no tardaron en aparecer, decían que James había engañado a Jane y que ahora salía con Lily, otros decían que en realidad, James había sorprendido a Jane y Lily besándose. Hubo un rumor que llamó bastante la atención de Jane; decían que Lily había tomado poción multijugos y se hizo pasar por Jane, pero eso era imposible, aquella noche Lily llevaba un disfraz muy distinto al de ella.
La pelirroja Bennett se acomodó la bufanda de Gryffindor. El día domingo estaba bastante nublado, daba la impresión que en cualquier momento llovería. Jane se encontraba en el patio de Hogwarts, apoyada en la pared de piedra del castillo. Leía con entusiasmo orgullo y prejuicio, sentía una gran conexión con ese libro en especial, pues la habían nombrado así en honor a la protagonista. Su madre, Acacia, era una gran fanática de la novela.
– "En vano he luchado. No quiero hacerlo más. Mis sentimientos no pueden contenerse. Permítame usted que le manifieste cuan ardientemente la admiro y la amo" –una voz la hizo sobresaltarse, alzó la mirada y se encontró con unos lindos ojos verdes. El chico de tez pálida tomó asiento junto a ella.
– ¿Cuánto tardaste en memorizar esa frase?
– Tuve que leer el libro unas tres veces –Eric le sonrió a Jane y ella le devolvió la sonrisa.
– Creí que estabas enfadado conmigo.
– ¿Por qué lo estaría? –Eric enarcó una ceja y la observó, la pelirroja tenía la nariz del mismo tono que su cabello. La hacía ver adorable– No puedo culparte por amar a alguien, galletita.
– Supongo que lo sabes, ¿No? –Eric asintió– Genial. Ahora soy la gran cornuda de Hogwarts, sólo falta que Dumbledore lo sepa.
– Ese anciano lo sabe todo –ambos rieron– No te culpes, tú no hiciste nada malo. Quien debiese culparse es James, perdió a la chica más grandiosa del mundo mágico por alguien ordinaria.
– ¿Por qué eres tan bueno conmigo, Eric? –preguntó Jane comenzando a tiritar de frío. El chico lo notó y la atrajo hacia él.
– Se me es inevitable ser amable con alguien como tú, Bennett.
(...)
– Jane Elizabeth Bennett... –una rubia de baja estatura llevaba una hora regañando a su amiga. Jane había abandonado por completo la sala común de Gryffindor, estaba resignada a pasar el resto del curso en sala de menesteres.
– Dorothea... –susurró con un hilo en la voz– Mi nombre es Jane Elizabeth Dorothea, ¿Sabes quién me decía así?
– Ay, no. Aquí vamos de nuevo.
– ¡James me decía así! –exclamó volviendo a sollozar.
Había pasado un mes desde la noche de Halloween, James y Lily habían comenzado una relación y eso había destrozado a la chica de ojos verdes, le dolía verlos tomados de las manos. Los merodeadores ya no eran como antes, Sirius, Remus y Peter ya no pasaban tiempo con quien era su mejor amigo, siempre estaba con la pelirroja Evans. Los tres amigos tenían la vaga idea de que Lily podría estar empleando la poción Amortentia en su amigo Potter.
– ¡Me harté! –Rose le quitó el cojín del que estaba abrazada Jane y lo lanzó lejos– Mi deber como mejor amiga es hacer que levantes ese lindo trasero que tienes y demuestres al mundo que nadie, ni siquiera el mismísimo Voldy, podrá derrotarte. –Jane iba a hablar, pero fue interrumpida:– ¡Ni se te ocurra decirme que James le decía así a Voldemort!
Las mejillas de Jane se tornaron de un color rojizo.
– Sólo iba a decirte que le lanzaste el cojín a Remus...
Rose se giró y se disculpó con el castaño, quien tenía una pequeña y tímida sonrisa.
– Les traje esto... –con el movimiento de su varita, le entregó a cada una taza con chocolate caliente– No hay nada mejor que una buena cantidad de chocolate para pasar las penas.
– ¡Oh, Remus! –la pelirroja se abalanzó a los brazos de su mejor amigo– ¡Eres un completo amor! ¿Por qué no me enamoré de ti?
Esta vez fue el turno de las mejillas de Remus tornar un color carmesí.
– Opino lo mismo que la pelirroja. Todos necesitamos un Remus en nuestras vidas –Rose se recostó en un sofá mientras bebía chocolate caliente– ¡Por Remusin!
Los tres levantaron las tazas y brindaron en honor al hombre lobo.
¿Mencioné que el rostro de Remus parecía que estallaría en cualquier momento, de lo sonrojado que estaba?
Tómense la libertad de maldecir a James las veces que quieran :')
¿Qué opinan, pequeños querubines?💖
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𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐢𝐧 𝐥𝐨𝐯𝐞 ✓
Fanfiction𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐢𝐧 𝐥𝐨𝐯𝐞|. ¿𝐋𝐚 𝐦𝐞𝐫𝐨𝐝𝐞𝐚𝐝𝐨𝐫𝐚 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐮𝐧𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐦𝐞𝐫𝐨𝐝𝐞𝐚𝐝𝐨𝐫𝐞𝐬? 𝐉𝐚𝐧𝐞 𝐁𝐞𝐧𝐧𝐞𝐭𝐭, 𝐞𝐧 𝐬𝐮 𝐬𝐞𝐱𝐭𝐨 𝐚𝐧̃𝐨 𝐜𝐨𝐦𝐢𝐞𝐧𝐳𝐚 𝐚 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐫 𝐜𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐬𝐮 𝐦𝐞𝐣𝐨𝐫 𝐚𝐦...