Rendición

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No era secreto que el Imperio japones era terco y difícilmente aceptaba la derrota, no importaba si este estaba en un peligro mortal, y eso preocupaba al hijo del imperio y al soviético.

El ruso por fin había declarado la guerra al nipones, dos días después del bombardeo, fue casi obligado ya que no quería entrar en una guerra con Estados Unidos, no por ahora, . Pero eso no era lo único que le preocupo, el americano había amenazado al japones con que aceptara la derrota y se rindiera, si no lo hacía volvería a atacar.

Japón trataba inútilmente de convencer a su padre de que acatará las órdenes del americano, pero este se negaba una y otra vez. El soviético trato de convencerlo, lo amenazó con no volverlo a ayudar, pero este solo se rió sabiendo que no era cierto, sabía que el ruso necesitaba ayudarlo para no sentirse tan culpable, para hacer un último favor a Reich.

No importaron los esfuerzos, el japones no acepto, y unos días después ocurrió lo que el estadounidense había dicho, una segunda bomba cayó en su territorio, y volvió a sentir el ardor y calor de la otra vez quemando parte de su vientre y pecho.

USSR- Te lo dije. - Con molestia curaba la nueva quemadura que se había formado.

I.J- Lo sé, y no me arrepiento. - Dijo tratando de acostarse en una posición en que ninguna de las heridas le lastimaron.

USSR- No tienes remedio. - Rio aunque sus ojos demostraban angustia. - Siempre fuiste tan terco.

I.J- ¿Igual que él? - Cerro los ojos por el dolor, pero su sonrisa no desapareció.

USSR- Yo espero que no. - Sonrió amargamente al recordar al alemán. - No termines como el.

I.J- Ja, no puedo creer que lo sigas amando sin después de que lo matarás.

USSR- Y yo no puedo creer que hayas dejado de hablar con Italia si tanto lo amabas.

I.J- Eso es un golpe muy bajo, soviético.

USSR- Tu comentario también lo fue.

Ambos sonrieron por estar hablando de sus problemas como si hubieran pasado años desde que lo hicieron, aunque en realidad fueron unos cuantos meses.

USSR- Pensé que estarías enojado por haberte declarado la guerra. - Se recargo en la silla después de haber cambiado la toalla del imperio.

I.J- No tengo fuerzas como para enojarme. - Se sentó con cuidado recargando se en la pila de almohadas que había hecho. - Y estos días mes has hecho sentir muchas cosas.

USSR- ¿Así? - Dijo asustado y curioso por la forma en que lo dijo.

I.J- ¡No de esa forma! - Aclaro rápidamente al ver que el contrario lo malinterpreto. - Me refiero a que hemos estado hablando de tantas cosas, de nuestros hijos, de Italia, de Reich...Y creo que hablar de esto con alguien que se siente igual que tú se siente...

USSR- Se siente bien. - Le dedicó una sonrisa al mayor después de completar la frase. - Ya no e tenido pesadillas desde que hablo contigo.

Se quedaron en silencio un buen rato, el menor cerro los ojos un momento relajándose en su lugar, y el mayor jugaba con la toalla que tenía en su pecho. Intercambiaron miradas por unos segundos continuando con el silencio acogedor que se formó.

Y de un momento a otro se besaron sin pensarlo y siguiendo sus instintos, un beso de lleno de pura lujuria y sin cariño.

El soviético de apoco se iba subiendo arriba del mayor, teniendo cuidado de no lastimarlo.

USSR- Esto está mal. - Dijo separándose por un momento del beso, para después volver a juntar sus labios. - Y no pienso hacer nada que no quieras.

Durante la guerra (Countryhumans)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora