25: Mi primer beso (parte 2)

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—Puedo bailar Marry The Night¹ en tacones de quince centímetros —me dice Saúl sonriente mientras parece hacer pequeños bocetos en su libreta.

Faltan menos de 8 horas para la segunda fase del concurso y hasta el momento, hemos visto como las demás parejas practican malabares, otros planean un show de magia y Lila se mantiene misteriosa hacia lo que hará, pero lo que sí sabemos es que Saúl y yo no tenemos nada. Aunque es porque realmente no estamos muy entusiastas por participar, sobretodo porque me niego a estar sola con Saúl desde la salida al parque de diversiones cuando... Nada pasó.

—Eso definitivamente nos daría una ventaja pero yo no sé ni mantener el equilibrio en tacones —respondo con una pequeña sonrisa—. No creo poder aprender la coreografía.

—Puedes seguirme en zapatos de piso no creo que nadie te note —sugiere Saúl mientras pone una mano en su mejilla.

—Sigo sin creer que sea buena idea —respondo riendo.

—¿Estás en contra porque sería mucho más alto que tú y temes verte como una niña a mi lado? —me pregunta en tono burlón y yo aprieto los labios al notar que dijo exactamente lo que estaba pensando.

—Que rico café —comentó viendo mi termo con el café que mi madre preparó esta mañana.

—Podríamos interpretar una danza hawaiana —sugiere Saúl riéndose por mi comentario.

—Tú solo quieres usar un sostén de cocos —lo acuso de mal humor señalándolo con .

—Podría seducir a los jueces —me dice moviendo sus hombros, lo que me hace reír divertida ante sus ocurrencias.

Genial, esto está fluyendo de forma natural. Nadie menciona el beso, todos felices, aquí no pasó nada.

—Oye, Alex —me llama Saúl y lo miro esperando su pregunta—. ¿Podemos hablar del beso?

¡Hijo de...!

—Ugh, galletas de coco —comento viendo el empaque rosado de Saúl frente a mí.

—Alexa —me llama y yo me pongo de pie.

—¡Odio el coco! —exclamo y agarro el paquete para dirigirme al bote de basura—. ¡Que indignación!

—Alexa. —El rostro de Saúl queda de nuevo a unos escasos cinco centímetros del mío, su mano sostiene mi brazo con firmeza, lo cual impide que pueda huir.

Siento que todo mi cuerpo tiembla hacia su cercanía, el recuerdo de aquel breve beso se atraviesa en mi cabeza y, como si de electricidad se tratase, me alejo de Saúl con un movimiento brusco. Pongo una mano en mi pecho tratando de calmarme, ya que la vez pasada me desmayé por treinta segundos pero fue suficiente como para ser llevada a la enfermería del parque de diversiones y ser atendida por un paramédico con cara muerta mientras un hombre en un disfraz de dinosaurio morado con bata blanca me ofreciera una paleta.

—Apreciaría mucho si te mantienes a una distancia de un metro y medio de mí —le digo sin verlo a los ojos.

—Lo siento —susurra y se deja caer sobre la silla de la cafetería de la escuela.

Me vuelvo a sentar frente a él con la mirada hacia abajo, ambos nos quedamos en silencio durante varios segundos. La tensión no deja de creer entre nosotros, yo me permito en tratar de entender porqué me besó de la forma en la que lo hizo ese día. No tiene lógica, no tiene sentido, levanto la mirada para verlo y atreverme por primera vez a enfrentarme al tema, Saúl nota que lo observo y me mira con esos ojos brillantes que me indican que está ilusionado por algo. Entonces, unas manos golpean la mesa de los dos con violencia, volteamos a ver al culpable, para ver a Johan. Sumamente furioso viendo a Saúl.

Diario de una asexual (Versión 2.0)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora