Diario de una asexual (Versión 2.0)

36: Graduación

Lunes 12 de junio del 2017.
Querido diario:

Hoy, finalmente, ha sido mi evento de clausura de la preparatoria. Lo cual inicia mi camino hacia la adultez y lejos de las tareas tediosas y el cálculo integral. Pero jamás de la locura.

—Quieren que den el discurso el graduación —nos dice el presidente de sociedad de alumnos a mí y a Saúl cuando nos ven llegar.

—¿Qué? —pregunto aturdida y Saúl besa mi sien.

—Planeabamos dejar el discurso para segundo lugar, después de lo de Lila, pero todos concordaron que ustedes representan a la generación —nos explica el presidente y ladeo la cabeza confundida, se ve extraño usando una  toga negra de graduación al igual que todos—. No los quiero obligar a nada, pero sería el broche de oro perfecto para nuestra etapa en esta escuela.

—Lo haremos —asegura Saúl.

—¿Qué? —pregunto de nuevo volteando a verlo y, el presidente tomando la palabra de Saúl como absoluta, se va emocionado.

—Usaremos tu lindo discurso —me dice Saúl tomandome las dos manos mientras me mueve a los lados.

Arqueo una ceja recordando el pequeño discurso que hice antes de dejar el discurso, ya que era uno de los requisitos para pasar a la segunda etapa. Estoy sorprendida que Saúl aún lo recuerde.

—No —respondo y Saúl me besa ligeramente en los labios.

—Por favor —me suplica haciendo un puchero.

—No —repito y me vuelve a besar en repetidas ocasiones—. A este punto, deberías saber que eso no me convence de hacer lo que quieres.

—Sí, pero te beso y eso me hace feliz —responde antes de volverme a besar en los labios, un beso más largo, más lento, más tierno.

—Que asqueroso —le digo sonriendo encantada una vez que se aparta un poco.

—Tienes una forma muy extraña de expresar cariño —me regaña y me rio ligeramente por sus quejas, mientras niego con la cabeza.

—Uh, ¿ahora me coqueteas para convencerme? —le pregunto en tono burlón y él aprieta mis manos para acercarme un poco a él.

—¿Acaso te dolió cuando saliste de las profundidades del infierno? —me pregunta haciéndome reír a carcajadas—. Porque eres ardiente, nena.

—Eres un tonto —respondo entre risas y Saúl me vuelve a besar en los labios.

—Ugh, consiganse un cuarto —nos dice Marlene con una mueca de asco rompiendo el momento, mi novio la mira con molestia pero yo le dedico una sonrisa amable—. Wow, los papeles se invirtieron, que curioso evento.

—Estoy tratando de convencer a mi novia de decir el discurso de graduación —le dice Saúl abrazandome de la cintura mientras se acurruca conmigo.

—¿No que ya habías accedido la semana pasada? —pregunta Marlene arqueando una ceja y miro a Saúl con mis manos en mis caderas y el ceño fruncido, la ex de Saúl solo hace un jadeo de sorpresa falso y tapa su boca ligeramente con su mano—. Ups, se me salió.

—Resentida —le dice Saúl y me voltea a ver con una sonrisa nerviosa—. No encontraba la forma de decirte, así que le pedí que nos los dijera ahora para que no creyeras que era una conspiración en contra tuya.