Jueves 4 de mayo del 2017.
Querido diario:Saúl trabaja rápido.
—¡Todo esto es tu culpa! —El grito de Gerardo me hace levantar la mirada, rompiendo mi cómoda postura para dormir durante horas libres.
Él se ve molesto, sus manos tiemblan y si no lo conociera tan bien, no podría ver la postura triste que me muestra. Me tallo los ojos mientras repaso mentalmente que he hecho últimamente como para merecer tantos gritos a esta hora de la mañana.
—¿Ahora qué? —pregunto y él estira una mano señalando detrás de mí mientras noto la exasperación en su rostro.
Recuerdo que una vez hubo un rumor sobre que Saúl solo necesitaba siete minutos para enamorar a una mujer, en el momento me pareció completamente absurdo, no había posibilidad que algo así pudiese existir. Ahora, puedo confirmar ese rumor al verlo tan acaramelado con Paola, solo dos días después de haberme dicho que gustaba de ella.
—¿Ellos están saliendo? —le pregunto y volteo la mirada al notar que estaban a punto de besarse.
—No lo sé, a lo mejor solo comparten saliva para mejorar su sistema inmunológico —me responde Gerardo en tono sarcástico mientras pone una mano en su mejilla, en una forma de denotar aún más su molestia.
—Grosero —le digo haciendo una seña de abucheo a lo que bufa y rueda los ojos.
Andrea, la madre de Gerardo, siempre le enseñó a mi apreciado amigo a no despreciar a las mujeres. Siendo madre soltera, lo natural era que quisiera que mi mejor amigo se portara como una persona decente, muy distinta a su padre. Es muy probable que sea por eso que Gerardo no estaba molesto con Paola, respetaba su libertad de estar con quien se le antojara y tampoco estaba molesto con Saúl porque no eran amigos por lo que podría no saber de las intenciones de mi amigo. Sin embargo, él se siente frustrado y va a querer descargar esa frustración en alguien... ¿Y quién mejor que yo? Su mejor amiga, la que va a terapia y necesita distraerse de que es un maldito fenómeno público.
—¿Por qué todo esto es mi culpa? —pregunto poniendo una expresión fastidiada en mi rostro.
—Tú los presentaste —me dice señalandome con su dedo índice—. De seguro Saúl te confesó sus intenciones y tú, como la extraña buena amiga que eres con él, le diste consejos para acercarse a Paola.
Y si bien en otra situación hubiese aguantado los gritos de Gerardo hasta que pensara racionalmente, hoy no pude. Había algo en mi ser que me permitía sentirme profundamente ofendida ante las acusaciones ridículas de mi mejor amigo. Supongo que era porque no era mi intención que ese par se juntara. De todas maneras, no me enorgullezco de la forma en la que respondí.
—Con esas acusaciones tan infantiles entiendo las decisiones de Paola —declaro en tono frío causando que la cara de mi mejor amigo se torne pálida.
Él pone las manos en su pecho, a la altura de su corazón mientras da pasos torpes hacia atrás, hace sonidos de queja como si estuviese herido y agacha la cabeza para ocultar su rostro.
—¿Por qué, Dios? —pregunta él—. ¿Por qué me has castigado con una mujer tan cruel?
—Eres ridículo —respondí con frialdad.
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Diario de una asexual (Versión 2.0)
Novela JuvenilDespués de la muerte de su padre, Alexa Aguilar tendrá que aprender a seguir adelante con ayuda de la gente de su alrededor y un amigo inesperado pero funcional, todo mientras un bromista anónimo que parece conocerla perfectamente la hace enfrentars...