5: Asexual

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Sábado 22 de abril del 2017
Querido diario:

Hoy mi madre decidió que era buena idea salir con mis amigos a un lugar, así que a mis espaldas citó a Gerardo, Lila y Paola para que me sacaran de la cama en mis autodenomidos "sábados de depresión". Antes eran los domingos porque empezaba con D, así que podía decir "hoy es domingo, con d de depresión", pero esos se tornaron en los domingos de terapia, así que tuve que adaptarme a la situación.
Una vez que me obligaron a salir de la cama y después de mucha insistencia, salí de mi casa un sábado junto a mis amigos a una heladería a conversar. Pero no cualquier heladería, sino la heladería favorita de Lila porque no hay nada tan amistoso y despreocupado que hacer lo que quieres el día que tu amiga está triste... Pero bueno, realmente no importa.
De hecho, el día en sí no tiene nada memorable, tal vez excepto cierta conversación que tuve con ellos.

-Alexa, ¿te puedo preguntar algo personal? -me pregunta Lila jugando con la cuchara de su helado de frutos rojos.

-Adelante -comento viendo sin mucho interés el mío, que es de chocolate con menta.

-¿Qué te gusta? -Justo en cuanto esas palabras salen de la boca de Lila, Gerardo tapa su boca con su mano a una velocidad impresionante.

-Dada la reacción de Gerardo, asumiré que no te refieres a mis gustos en general -respondo señalandolo.

-Que va, Alex -dice Gerardo riendo nervioso-. Obviamente Lila se refería al... ¡Helado! Hablaba del helado.

-Ahora tengo curiosidad -interviene Paola y me voltea a ver con los ojos entrecerrados-. ¿Eres gay?

Abro la boca confundida por como gira la conversación, Gerardo patea a Paola por debajo de la mesa mientras expresa un rostro irritado hacia el par de chicas frente a nosotras.

-¡¿Cuál es tu problema, Gerardo?! -pregunta Lila furiosa justo después que quita la mano de mi amigo de su boca-. ¿Por qué tratas de rodear el tema?

-Porque a diferencia de ustedes, no quiero incomodarla -responde frunciendo el ceño, yo miro mi helado tratando de pensar en la respuesta que tengo a esa pregunta.

-No me gustan las mujeres -respondo después de una breve pausa, los tres voltean a verme sorprendidos por mi respuesta y trago en seco ante la presión-. Pero estoy segura que tampoco me gustan los hombres.

Mis dos amigas me miran de forma extraña mientras parecen procesar los que les dije. Yo trago en seco, de pronto me siento demasiado observada y lo detesto, ellas se miran entre sí intercambiando un gesto que no sé interpretar.

-Quiero decir, a lo mejor un día me enamoro de alguien -comento encogiendome de hombros-. Pero no creo que pueda tener una relación normal con alguien.

-¿A qué te refieres? -pregunta Lila arqueando la ceja.

A lo largo de mi corta vida, crecí viendo a mis padres, idolatrando amar a alguien como ellos parecían amarse entre sí. De hecho, dentro de mis fantasías boba de adolescente, enamorarme de alguien nunca me ha presentado conflictos. El problema empieza cuando me pongo a analizar lo que implicaría estar con alguien, los gajes de una relación y si bien, estoy consciente que no existen las relaciones perfectas por lo que no todo será color de rosa, siempre hay un aspecto que no puedo pasar desapercibido y me causa gran conflicto.

Diario de una asexual (Versión 2.0)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora