Capítulo 4

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Capítulo 4: Detective Reed

Megan estaba inclinada debajo del escritorio.

—¿Qué haces? —pregunto Melanie.

Megan se asustó y en su intento de levantarse término golpeándose la cabeza, soltó un quejido al tiempo que se tocaba la zona lastimada.

—Lo siento —se disculpó sin sentirlo realmente—. ¿Estas espiando al nuevo empleado?

—¡Por supuesto que no! —exclamo indignada. Estaba espiando a los otros empleados también. —¿Qué haces aquí? No trabajas en este piso.

Melanie la miro sin creerle del todo. —Vine a dejar unos papeles. Bien, me voy.

Espero hasta que entro al ascensor para volver a lo suyo.

Megan: Te ves bien.

Presiono enviar y se agacho de nuevo para ver que empleado alcanzaba su teléfono. Mario, un hombre con una prominente barriga le sonrió a la pantalla de su teléfono. Megan sintió la bilis subir por su garganta. Tomo una carpeta que estaba encima de la mesa que la ocultaba y fingió ojearla, se detuvo al lado de Mario. En la pantalla estaba la foto de un canario en su jaula, paso a la otra foto, eran más fotos del canario. Soltó un suspiro de alivio, lo que llamo la atención del hombre y la miro sorprendido de encontrarla a su lado.

Otro empleado, esta vez un hombre de cincuenta años, estaba con el teléfono en mano. Megan lo descarto sin acercarse, la sortija en su dedo lo decía todo. De esa forma fue recorriendo todo el piso en cada descanso que tenía. Pensó que sería fácil de descubrir, no contó con la cantidad de empleados que trabajaban en la empresa.

Volvió a enviar otro mensaje cuando se detuvo junto al guardia, vio como sacaba su teléfono, pero no fue capaz de confirmar nada. Por el momento iba a anotarle en la lista de posibles candidatos.

Las dos secretarias la esperaban en su escritorio, ambas con los brazos cruzados y miradas acusadoras.

—Ya nos dijo Melanie que te vio vigilando a Brad —dijo Blanca.

—Y no pensamos permitir que te lo quedes sin pelear —termino Bianca.

Megan las miro sin ocultar su risa, sacudió su cabello sobre su hombro y termino por devolverle la mirada, altiva.

—Chicas, si se tratara de una competencia todas sabemos que ganaría.

Campbell entro silbando, al ver que lo miraba levanto unos papeles y señalo la fotocopiadora.

Blanca se giró para mirarla, trato de sacudir su cabello de la misma forma, pero todas sabían que ella no tenía comparación. Las tres estaban de brazos cruzados, retándose con la mirada.

—Bájate de esa nube, solo porque has dormido con la mitad de los empleados masculinos no significa que seas mejor que nosotras. Tenemos más posibilidades que tú.

Bianca miro a su amiga dubitativa antes de adoptar la misma expresión.

—¿Cómo? ¿Están con su periodo? Están más insoportables que de costumbre.

Blanca se puso colorada. Le apunto con su dedo índice.

—Ni se te ocurra ir de ofrecida —amenazo.

—Cuida tus palabras, porque aquí la única ofrecida eres tú. ¿Ya olvidaste el trio o cuando estuviste con padre e hijo al mismo tiempo?

Melanie salió del ascensor y el teléfono en su mano le dio a entender que Bianca la llamo. Por estar distraída viéndola fue que no vio venir lo siguiente, solo se escuchó el golpe.

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