Capítulo 19

31 3 0
                                    

Capítulo 19: Un juego peligroso


Megan no volvió a pensar en lo sucedido.

No llego temprano para evitar cruzarse con cualquiera. Ni mucho menos paso a dejar los respectivos cafés de la apuesta antes de que se abrieran las puertas del edificio oficialmente. Para nada. También dejo una caja de donas extras sobre el escritorio de Linda, después de olvidarse un poco de lo sucedido repaso lo que paso el sábado. No aseguraba que él tenía razón, pero tenía que admitir que había sobrepasado la línea.

Tuvo tiempo de sobra para organizar su agenda, limpiar su escritorio y revisar la hora en su móvil como cuatro veces. No tenía nada que ver con la desagradable costumbre que tenía esa persona de subir tomar café en la cafetería de su piso.

Y tal vez fuera una gran mentirosa, porque hizo cada una de esas cosas que negó.

—Voy a ir a hacerme una taza de café, solo para eso —dijo en voz alta a la oficina vacía—. Lo hago todas las mañanas.

Camino despacio.

—Y ni siquiera debe estar ahí. ¿Quién llega al trabajo una hora antes?

Ella. Podía o no, estar un poco emocionada. Por el café, por supuesto, todos aman el café mañanero.

La puerta estaba entreabierta y aunque no escucho nada pudo decir con seguridad que había alguien ahí. Megan tomo una respiración profunda antes de entrar, mantuvo la cabeza en alto y fue directo a por su taza. Campbell estaba apoyado contra la mini heladera, batía su café con una cucharita. No compartieron saludo, pero eran muy conscientes de la presencia del otro.

Megan se inclinó de forma exagerada para sacar una capsula para la cafetera. Por el rabillo del ojo vio su silueta, de nuevo llevaba ese adefesio de chaleco. Daba la impresión de estar relajado y de que no le prestaba atención. Un tanto molesta, Megan se estiro como si llevara horas sentada en el escritorio y lo necesitara. Nada. Con disimulo dejo caer la cuchara y se inclinó para levantarla, lo hizo muy despacio.

—Un poco más y a que esa tela se rompe —dijo Campbell dando un sorbo a su café.

Las mejillas de Megan se calentaron. «Insoportable». Hizo como si no lo escuchara y continuo con lo que estaba haciendo, en ocasiones exageraba para mostrar sus curvas. Aunque bien le hubiera servido con una estatua de piedra, el tipo no daba una. Tampoco tenía idea de porque estaba haciendo todo eso.

Megan imito la pose que tenía Campbell, se apoyó contra la mesa con los brazos cruzados y una actitud relajada. Solo hacían falta dos pasos para que estuvieran frente a frente.

—¿No tiene una sala de descanso su oficina? —pregunto aun sabiendo la respuesta.

—Nos hemos quedado sin capsulas de café.

—Y también está el café que les compre, ya sabe, por lo de la apuesta.

Esa podía ser la conversación más educada que tenían desde que se conocieron.

Campbell señalo su bolso con correa. —Vine directo aquí, no tuve tiempo de desayunar esta mañana. Tuve que sacar a pasear a mi mascota.

Quiso preguntar que mascota tenía, pero logro contenerse a tiempo.

—Bonita camisa —una de las esquinas de su boca se elevó, aunque la oculto con la taza.

—Gracias —respondió Megan.

En su interior estaba feliz de saber que lo tenía comiendo de su mano, como debía ser. Eso hasta que él volvió a abrir la boca.

—Y bonito brasier —extendió la mano y acarició la tira por debajo de la camisa—, encaje, me gusta. Aunque creo que deberían haber más botones abotonados.

MensajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora