Capítulo 6
Ser madre soltera no era fácil. Ser madre joven era terriblemente difícil. El miedo, la incertidumbre y no ayudaba en nada que su novio la dejara apenas escucho las palabras bebé y padre. Estaba en su primer año de carrera cuando se enteró de la feliz noticia, no era el momento idóneo y pensó que al menos tendría su apoyo. Llevaban juntos desde la secundaria, fue su único novio y por demás estaba decir su único amante. El tipo literalmente huyo al día siguiente de enterarse, se llevó todas sus cosas y le dejo una carta. Él no estaba listo para esa mierda. Ella no estaba lista y aun así no salía corriendo.
Al final resulto que no necesitaba tenerlo para apoyarla. Lo hizo bien sola, si, tuvo que abandonar un año la universidad y luego retomar sus estudios en una universidad comunitaria, pero termino sus estudios. Trabajo de camarera soportando las náuseas que le provocaban y los pies hinchados al llegar a casa. Luego paso a trabajar en un bar por las noches; cuidar a su niña y estudiar. Ella lo logro. Era una gran mamá. Nadie le quitaría eso.
Lo iban haciendo bien hasta que Nina sintió curiosidad por su padre o porque no tenía uno más bien. Era normal que preguntara después de ver como los padres de sus compañeros los iban a buscar a la salida de la escuela. Lo esperaba, lo que no significaba que estaba lista.
Melanie coloco la almohada sobre su rostro y grito.
—Solía hacer lo mismo cada que tu padre olvidaba bajar la tapa del baño.
—¿Qué voy a hacer mamá? ¿Cómo le dices a una niña que el donador de esperma no está interesado en conocerla?
—Siendo honesta, pero adornándolo un poco. Es una niña inteligente, lo entenderá —dio unas palmaditas a su brazo.
Melanie volvió a dejarse caer contra la cama, su cabello rojo extendido sobre la colcha.
—Has hecho un gran trabajo criándola y ahora es tiempo de que vuelvas a vivir tu vida.
—Mamá, no tengo tiempo para eso.
—Entonces, ¿Cuándo? Despertaras una mañana, te verás al espejo y solo vas a ver los años que dejaste pasar.
—Años que pase criando una maravillosa niña que crecerá para convertirse en una gran mujer. Me mirare y diré: ¡diablos, lo hiciste bien!
—No lo niego. Tal vez ahora no te lo parezca, pero cuando llegues a esa edad extrañaras tener a alguien que sostenga tu mano, que camine a tu lado, que te diga lo feliz que es de estar a tu lado. Un compañero que te acompañe en tu vejez.
—¿Así es como te sientes?
—Todavía no soy tan vieja —sonrió—. No nos andemos con tapujos las mujeres tenemos necesidades.
—¡Mamá! —grito abochornada.
Soltó una carcajada.
—Oh, ahora no te hagas la santa, tienes una hija, incluso yo recuerdo como se hace eso —ignoro todas sus protestas—. Mira, te traje algo que te será de ayuda por ahora.
Con desconfianza abrió la caja, su boca cayo abierta al ver lo que contenía.
—¿Estas bromeando?
—¿Qué? ¿No te gusta? Tengo uno en casa; la vendedora dijo que este era mejor. Me aseguro que tendrías un orgasmo en menos de lo que se tarda en decir: electroencefalografista. Mira este, estimula la cli...
—¡Oh por Dios! ¡Detente! —salió corriendo de la habitación con las manos sobre sus orejas. Su madre salió detrás de ella.
—Podemos cambiarlo por otro. Hay un succionador que hace —sus ojos se cerraron por unos instantes—, tal vez un consolador. ¿Eres más de las pezoneras? No te juzgo, a tu edad me encantaba que un hombre...

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Mensajes
РомантикаMegan recibió un mensaje (del tipo que no se muestra ni a tu mejor amiga) de un compañero del trabajo. Al intentar descubrir su identidad surgen pequeños malentendidos, roces accidentales y un injustificado odio hacia un contable. Campbell es la per...