Capítulo 12

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Capítulo 12: Brad, el héroe

15 de Octubre

Megan reviso los mensajes de su teléfono desde el primer día, repasando cada conversación en su cabeza. Buscando una pista. Tan distraída que no escucho a Brad llamarla, este tuvo que tocarle el hombro para que se enterara de su presencia.

—¿En qué andas Meg?

Megan escondió el teléfono rogando porque no hubiera llegado a leer nada. Le sonrió con coquetería.

—Secreto.

Brad la miro intrigado mas no insistió.

Blanca y Bianca los miraron desde donde esperaban el ascensor. Si bien ellos no estaban en una relación era de conocimiento público que no faltaba para que sucediera. Por lo pronto se la pasaban almorzando juntos la mayoría de los días, algo que molestaba en demasía a las secretarias. Megan les devolvió la mirada con altanería y entrelazo su brazo con el de Brad. El mensaje fuerte y claro.

Fue una mañana ocupada, tanto que no fue capaz de reunirse con Melanie para compartir el café mañanero (ni los chismes del día). Estaban a días de sacar un nuevo producto y el trabajo estaba por las nubes. Se imaginaba el estrés del que debía ser víctima su amiga al trabajar en el grupo de marketing.

—Reed ve a la bodega por más muestras —pidió su jefe.

En el primer piso, cerca de la ratonera había una habitación que usaban como bodega complementaria. Llena de cajas y estantes de productos, varios de ellos se ofrecían a los empleados gratis. Era un gran trabajo. Megan tomo una caja vacía y coloco suficiente muestras para todo el piso.

Megan conocía a sus ex amigas como la palma de su mano, lo que quería decir que eran vengativas, diablos, ella les enseño en primer lugar. Eso debería de ser una razón para mantenerse alerta todo el tiempo, considerando que esa misma mañana las molesto. Pero no lo hizo. Primer error. El segundo fue quedarse viendo como una tonta como la puerta se cerraba. Debió de correr para impedirlo o gritar que se detuvieran, eso las habría asustado. Megan no tenía pruebas pero tampoco dudas de que eran Blanca y Bianca.

La puerta estaba cerrada con llave.

Pateo y grito, sin éxito. La caja con las muestras estaba a sus pies, como burlándose de ella. Solo le quedaba esperar que la echaran en falta y verificaran porque tardaba tanto. Si, puede que se tomara varios minutos durante su jornada laboral para ir a hablar con sus amigas, siempre y cuando no tuviera trabajo. Lo que, desde que se peleó con ese par de brujas, no era una opción a considerar. Vendrían a buscarla, era seguro. Si no la necesitaban a ella de seguro que las muestras sí. Tenía que ser paciente y esperar.

Al cabo de una hora cayo en la cuenta de que su jefe se había olvidado de ella, no escucho a nadie gritando su nombre, buscándola desesperadamente. La idea de pasarse en ese cuarto el resto de la tarde la estremecía. A parte de los productos y cajas vacías amontonadas en un rincón había una ventana que llevaba a la habitación de al lado. Era su mejor oportunidad, por no decir la única. Así que apilo tres cajas antes de subirse en ellas. Otro error de cálculo. Su tacón se hundió en la caja superior logrando que perdiera el equilibrio. Movió sus brazos como un helicóptero, busco algo a lo que aferrarse sin encontrar nada más que aire. El estruendo de varios productos rompiéndose sumado a su grito de terror puro quedo oculto bajo la montaña de cajas que le cayó encima.

En soledad del cuarto, enterrada bajo una pila de cartón, su pie siendo sostenido por lo que parecía ser una mano fantasmal, se prometió que esas brujas se lo pagarían. Y nadie las salvaría de ello. Ella era la reina de las venganzas. Continuo despotricando en voz baja hasta que escucho como una persona intento abrir la puerta empujándola. Su corazón se detuvo unos segundos, entonces empezó a gritar como loca. Trato de quitar los cartones que la cubrían y de liberar su pie, que comenzaba a doler por la torcedura. Megan no quería pensar en porque sentía unos dedos huesudos alrededor de su tobillo.

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