Capítulo 11

112 13 0
                                    


Scott

Luego de ver salir a Hanna no pude durar un segundo más en el departamento de Kansas, sus interrigaciones sobre lo sucedido me volverían loco.

Observar el techo de mi habitación no es lo más reconfortante pero me calma.

Se que tal vez no fue la mejor manera de tratar este tema pero, ¿habría otra manera?.

Escucho el timbre y...

- No quiero hablar con nadie.

Por segunda vez. Por tercera vez.
Ya estaba desesperado. Me puse de pie furioso.

- Que mierda de que no quiero hablar con...- quedé paralizado cuando alguien encapuchado me agarró del pecho y me adentro a la habitacion-.

- ¿Quien diablos eres?- dije empujandolo lejos de mi.-

Se quito la capucha. Era un chico de mi altura, ojos miel y piel extremadamente blanca, casi albino podría decir pero, tenía pestañas, cejas y cabello negro azabache.

Sus ojos me observaron por un instante hasta que por fin hablo.

- Se que Hanna no es tu persona favorita, pero está en peligro, Un chico alto, piel bronceada, cabello negro, riso, le dio un golpe y se la llevo en su auto, necesito que me lleves a donde esta-.

Al terminar estas palabras mi corazón se paralizó, fue Tony y por las cosas que he escuchado chica que toca su cama, chica que queda frustrada. Es un sádico y no por que lo he visto si no por que tiene el coraje de contar las cosas que hace.

- ¿Hace cuanto la viste por última vez?- pregunté neutro-

- Hace cuarenta y cinco minutos más o menos- su cara de preocupación no desaparece.

Pero, ¿quién es él?, ¿cómo la conoce? Nunca lo había visto.

- Espera, quién eres tú?

- ¿Me vas a interrogar o me vas a ayudar?- Grito desesperado-.

Asenti levemente y tome las llaves de mi coche y salí de el departamento con el desconocido detrás de mi.

Bajamos al estacionamiento y subimos al coche y nos dirigímos a casa de Tony.

Tony era el hijo es un hijo de perra adinerado y según el punto de vista de las mujeres "guapo" y muy manipulador.

Ha estado en la cárcel varias veces por denuncia de chicas acusándolo de violador pero, no dura más de una hora detrás de las rejas gracias a sus influencias y dinero.

Tal vez Hanna no sea la que mejor me cae en el mundo pero tan sólo imaginar lo que Tony le haría se me conmueve la conciencia.

¿Por qué rayos pasa?, ella es una chica común y corriente, no debería de sentir nada, más que odio.

- Esto que siento es empatía, es empatía- me repetí a mis adentros una y otra vez.

Hanna.

Le he rogado a Tony que parará, que me duele, y lo único que me ha respondido es que estoy demasiada cerrada aún para el poder apoderarse de mi.

- Tony por favor basta, me duele por favor- le pedí entre llanto mientras sentía como aquel dildo dentro de mi y atado a mi cadera y piernas se movía con brusquedad.

Ya no me generaba placer, me generaba dolor y podía jurar que estaba a punto de sangrar.

Tony se puso de pie y me observó detenidamente todo mi cuerpo, quito el dildo de mi y lo noté en su rostro, sabía que sangraba por tal brusquedad.

- Waaaooh amorsito, estas perfecta para mi- parecía un maniático, un loco desquiciado.

Su ereccion era mas notable que la vez anterior y su boxxer estaba notoriamente húmedo. ¿Cómo diablos una persona puede tener un orgasmo viendo sufrir a los demás?.

Colocó una de sus manos en mi pierna derecha e intento abrirlas una vez más, dolía, dolía como mierda.
Ya tenía como una hora en este lugar y ya me dolía la garganta de tanto pedir ayuda y rogarle que parará.

Ya perdí el número de cuantos dildos y juguetes había usado en mi, hasta que...

-No pueden pasar. Seguridad, seguridad-

Podria jurar que era la voz de aquella sirvienta pero, ¿cómo me escucho gritar todo este tiempo y no se dignó a ayudarme?. Era un animal al igual que Tony.

Se escuchó como la puerta se abrió de golpe, pero por mis lágrimas no podía divisar quien podría ser.

- Maldito bastardo- dijo alguien a lo lejos.

Luego lo único que escuche fueron golpe tras  golpe.

Estaba muy débil por hacer tanta fuerza tratando de desatarme, los orgasmos obligatorios que ocurrieron por esos malditos juguetes y las veces que grite con la esperanza que alguien me escuchara.

- Todo estará bien Hanna, todo estará bien- Alguien desató mis manos luego mis pies.

Me cargo en sus brazos y...

Me desmayé...

¿Quién es él?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora