Ansiedad

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Esto no era una simple cena, habían alrededor de treinta personas, todas vestidas de etiqueta, parecía una de esas cenas de gala a las que mis padres me obligaban a ir todo el tiempo.

Las miradas se posaron en Luke y en mi al ser los únicos informales, me sentía un poco avergonzada pero tener a Luke a mi lado hizo que cualquier pensamiento negativo se esfumara.

—Olvidé decirte que había código de vestimenta.—dijo Fiona al acercarse a nosotros y saludó a su hijo con un beso en la mejilla.—Pero Jessica dice que los trajes de su padre podrían quedarte bien.

—No te preocupes mamá, me siento muy bien así.—le regaló una sonrisa, Fiona suspiró y bajó la mirada posandola en mi.

—¿Y tú, linda?, le diré a Jessica que te preste algo.—negué sonriéndole del mismo modo que ella me sonreía a mi.

—No se preocupe, estoy bien, además no creo que pueda entrar en un vestido tan entallado.

—Cierto...—me recorrió con la mirada.—Bueno, en un rato serviremos la cena, Jessica mandó a preparar tu postre favorito para servirlo esta noche.

—Es un lindo gesto de su parte.

—¡Luke!.—Jessica chilló su nombre y se acercó hasta él para abalanzarse en sus brazos, Luke soltó mi mano para corresponderle el abrazo.—Gracias por venir, eres a la única persona que esperaba ver esta noche.

Me sentí insignificante delante de aquella chica, es que era tan perfecta que dolía verla, parecía actriz de hollywood, era de esas chicas que te bajaban el autoestima de tan sólo verla.

—Somos amigos, Jessica y los amigos se apoyan siempre, ¿no?.—la chica asintió mordisqueándose el labio.

De repente su mirada se posó en mi, parecía un poco sorprendida de verme, de todo el rato que llevaba en su fiesta ni siquiera había notado mi presencia.

—Hola...—saludó regalándome una sonrisa con sus perfectos y perlados dientes.—Isabela, ¿no?.

—Sí.—sonreí también.—Felicidades por tu nuevo trabajo, te trajimos un obsequio pero lo dejamos en la mesa.

—¿Mermelada?.—dijo en un tono chocante.

—Un Merlotte gran reserva.—seguí sonriéndole.—Espero lo disfrutes, es una edición especial y creí que podría gustarte.

—Gracias...—masculló y volvió su vista hacia Luke.—Si quieren cambiarse arriba...—Luke negó interrumpiéndola.

—No te preocupes, Jessie, gracias.—la chica asintió regalándonos una ultima sonrisa y se alejó hasta que la perdimos de vista.

—Siempre quise vestir informal en un evento formal...me siento una rebelde.—Luke soltó una carcajada y negó observándome.

—Lo han hecho a propósito, para incomodarnos, pero no las vamos a dejar.

—¿Crees que lo han hecho  adrede?.

—Quiero pensar que no...pero no me sorprendería.—suspiró llevando una de mis manos hasta sus labios para darle un beso.—Odio ponerte en esta situación.

—¿Cúal situación mi amor?.—acaricié su mejilla con el dorso de mi mano.

—Todo esto, mi madre juzgandote, Jessica tratándote como si fueras invisible...ya te diste cuenta del porque huí así de mi casa.

—Ya te he dicho muchas veces que no pasa nada...nadie te entiende mejor que yo, creéme.—asintió cerrando los ojos y lo escuché suspirar.—Mejor hablemos de nuestros planes para noche buena.—abrió los ojos de nuevo y sonrió abrazándome por la cintura.

—Estaba pensando que, Mike, Chloe, tú y yo nos fuéramos a esquiar y pasar noche buena en la montaña, los cuatro, con la nieve...chocolate caliente...—comenzó a darme besos pausados por el cuello haciéndome cosquillas.

—Suena increíble, mañana llamamos para reservar.—sujeté sus mejillas y besé sus labios.—Por un momento creí que querías pasar noche buena con tu madre.—hizo una mueca de espanto y me eché a reír cubriendo rápido mi boca porque todos los presentes se nos quedaron viendo de nuevo.

—No por favor, no lo digas ni en chiste.

—¿Tan malo es?.

—No es eso...mi madre es...—asentí anticipándome a lo que diría.

—Lo sé, no tienes que decirlo.

El resto de la velada trasncurrió tranquila, Jessica y Fiona no se habían cercado más a nosotros y Luke y yo estábamos agradecidos por eso.

La cena también fue tranquila, hasta el postre, Jessica se levantó de su silla para decir unas palabras haciendo énfasis en lo maravillada que estaba porque Luke estuviera acompañandonos y que el postre era un honor a él.

Pero que chica tan insistente, lo que me molestaba no era su coqueteo si no que ni siquiera le importaba que yo estuviera ahí, presenciando todo, para aquella mujer era como si yo no existiera y ya estaba comenzando a molestarme su actitud.

No era una persona conflictiva y mucho menos vengativa, pero estaba logrando incomodarme más de lo que me hubiese gustado y estaba comenzando a odiarla.

—Voy a al baño.—le dije a Luke mientras me levantaba de la mesa y él sujetó rápido mi muñeca.

—¿Estás bien?.—asentí con una sonrisa para despreocuparlo y besé sus labios castamente.

No me sentía bien en lo absoluto, la comida me había caído pesada por culpa de Jessica, quería huir de ese lugar.

Entré al baño y sentí paz de inmediato, sólo necesitaba unos segundos alejada de todo lo que estaba pasando afuera para recomponerme.

Me senté en el borde de la bañera, con los pies adentro y oculté la cara entre mis manos mientras trataba de respirar profundamente un par de veces hasta lograr tranquilizarme.

¿Qué me estaba pasando? yo no era así, no entendía porque estaba teniendo un ataque de ansiedad si no era para tanto, Jessica estaba arruinándome la noche pero tampoco era para ponerme así.

Me sentía de esa manera porque todo allá afuera me recordaba a casa, fue como una cachetada de realidad y no sabía hasta cuando podía seguir fingiendo ser una chica común y corriente.

Mi ansiedad se calmó un poco aunque sentía que había pasado demasiado tiempo en el baño. Cuando salí me sorprendí al ver a Luke, apoyado de la pared, me escaneó con la mirada hasta que sus ojos se posaron sobre los míos.

—Isabela, ¿qué te sucede?.—preguntó preocupado.

—No me siento bien aquí...—confesé.—¿Podemos irnos ya?.

—Claro que sí, no quería traerte aquí por eso.—se acercó para abrazarme y me sentí más reconfortada.—Ve por tu abrigo, le diré a mamá que te enfermaste y que nos iremos.—asentí sin soltarlo y besé sus labios antes de que se alejara.

Él tenía razón, en el auto estuvo persuadiéndome de ir a otra parte y yo fuí la que insistió. Debí hacerle caso.

Busqué mi abrigo en la habitación en donde lo habían guardado y anudé la tira en mi cintura, tomé la chaqueta de Luke y salí del lugar para encontrarme con él en la puerta del penthouse.

Pude ver a lo lejos que estaba despidiéndose de Jessica, ella lo mantenía abrazado por el cuello mientras le decía algo que no pude escuchar por mi lejanía, por dios, sólo quería irme de aquí.

—Luke me comentó que no te sientes bien...—Fiona me tomó por sorpresa y su voz me hizo pegar un saltito involuntario, me giré para verla y asentí.

—Estoy un poco agotada, el trabajo y los ensayos en la orquesta me han tenido muy ocupada.—apreté los labios sonriéndole.

—Me gustaría almorzar contigo mañana, si estas mejor, claro, quisiera hablar contigo, de suegra a nuera.

—¿Mañana?.—asintió mientras agitaba la copa que sostenía entre sus dedos.—Claro, sería agradable señora Hemmings.

—Perfecto, preferiría que no le dijeras nada a Luke, ya sabes como se pone.—miré por encima de mi hombro hacia su dirección y asentí.

—No se preocupe.

𝑲𝒊𝒔𝒔 𝒎𝒆 𝒉𝒂𝒓𝒅 𝒃𝒆𝒇𝒐𝒓𝒆 𝒚𝒐𝒖 𝒈𝒐 | 𝙇. 𝙃𝙚𝙢𝙢𝙞𝙣𝙜𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora